• El líder del PSOE expone este miércoles su programa de Gobierno ante un Congreso que le rechazará por más de 70 votos de diferencia.
• El candidato tiene escaso margen para innovar en las propuestas, pero sí podría detallar un Ejecutivo de independientes para meter más presión a Pablo Iglesias.
• Por primera vez desde 1986, la oposición no tomará la palabra hasta el día siguiente al discurso del presidenciable.
• El pacto PSOE-Ciudadanos se debilita ante el afán de Sánchez por seducir al partido morado.

“Sueña el rey que es rey, y vive con este engaño mandando, disponiendo y gobernando; y este aplauso, que recibe prestado, en el viento escribe, y en cenizas le convierte la muerte, ¡desdicha fuerte!” Pedro Sánchez lleva un mes soñando que es presidente del Gobierno, o que puede llegar a serlo, como soñaba el monarca que era tal cosa en la obra de Calderón. A Sánchez no lo despertará la muerte, sino los más de 200 ‘noes’ que tiene garantizados para la sesión de investidura que hoy comienza en el Congreso de los Diputados. Será la duodécima de la democracia, la primera encabezada por un líder que no ganó las elecciones y la primera en la que el protagonista será rechazado.

«Déjeme por lo menos soñar», imploró el candidato en la SER cuatro días después de ser designado

“Déjeme por lo menos soñar”, le suplicó Sánchez a Pepa Bueno tras ser propuesto candidato por Felipe VI. Entonces, como ahora, se percibía inviable su empresa, pero el aspirante se negaba a aceptarlo. Creía posible acceder a La Moncloa sin buscar el aval del PP, sin aceptar la abstención del independentismo y consensuando un programa con partidos antagónicos como Ciudadanos, Podemos o Izquierda Unida. Las votaciones de mañana y del viernes le pondrán sin contemplaciones ante la cruda realidad: no pasará de 137 avales.

Pero antes de eso dispone de un último día de gracia, la prórroga final a su ensoñación. El presidente del Congreso, Patxi López, le ha reservado este martes para su completo lucimiento, desplazando las intervenciones de la oposición al miércoles y rompiendo así con una tradición de casi tres décadas. Desde 1989, todos los candidatos a la investidura han intervenido por la mañana y recibido la réplica unas horas después y durante la mañana siguiente. En esta ocasión, el turno de Sánchez empezará a las 16.30h y, cuando concluya -no tiene límite de tiempo-, se suspenderá la sesión hasta el miércoles. Ese día, a las 9h, Mariano Rajoy le dará la réplica en frío, seguido del resto de grupos, de mayor a menor, cerrando el socialista.

«Pensando en el telediario»

El debate se diseñó “pensando más en el telediario que en la investidura”, se quejó ayer el portavoz de Podemos, Íñigo Errejón. Todas las fuerzas salvo PSOE y Ciudadanos pidieron mantener el orden natural en la sesión, pero López decidió reafirmarse en una decisión ya anunciada hace días. El formato hará que las votaciones se produzcan a última hora del miércoles, en primera vuelta, y del viernes, en segunda. “Sobre las nueve de la noche”, concretó el presidente de las Cortes.

Sánchez explota el mensaje de que el ‘no’ de Podemos es un ‘sí’ a Rajoy. Iglesias lo ve «ridículo» 

De modo que Sánchez gozará del mejor escaparate posible para el que, pese a las dificultades, es el discurso más importante de su carrera. El candidato lleva varias jornadas trabajándolo junto a su equipo y en ello seguirá esta misma mañana, incluyendo los retoques obligados por la actualidad. El raudo rechazo de Pablo Iglesias a su última oferta de diálogo le servirá para reforzar el mensaje de que la intransigencia de Podemos impedirá el cambio de Gobierno.

Poner a la formación morada ante la tesitura de elegir -o más Rajoy o un presidente socialista- ha sido desde el principio su estrategia y seguirá explotándola hasta el final. La ‘espantada’ de IU y Compromís resta credibilidad al discurso, hasta el punto de que Podemos considera “ridículo” tratar de asociarles al PP y una “broma” que la coincidencia en el voto negativo se extrapole hasta esos extremos. Ellos seguirán esperando al lunes para sentarse a hablar del “gobierno plural y de coalición” entre las fuerzas de izquierda que consideran única alternativa posible.

Ya deslizaron hace días que temían que la primera investidura fuera más un “teatro” que otra cosa, o incluso el primer mitin de precampaña de Sánchez, pero mantendrán la disposición a negociar siempre que se dé por superado el acuerdo con Albert Rivera. Las diferentes interpretaciones que del mismo hacen los firmantes o la necesidad de explorar nuevos caminos a partir del sábado pueden dejar el documento en papel mojado, pese a que sus valedores insisten en que «no tiene fecha de caducidad».

Golpes de efecto en el discurso

En su intervención, el líder del PSOE pondrá el acento en las medidas izquierdistas incluidas en el pacto con C’s, adelantándose a las previsibles críticas de Iglesias. Se da por hecho que incluirá algún golpe de efecto, como suele hacer un político tan celoso de la comunicación, la estrategia y la puesta en escena. No tiene margen para innovar en las propuestas -el programa firmado con Rivera le marca los límites y saltárselos pondría en riesgo el único apoyo cosechado hasta el momento-, pero sí para recurrir a otras maniobras.

Una muy posible es detallar su modelo concreto de Ejecutivo. El secretario general socialista podría plantear una oferta para encabezar un Gabinete de independientes, con estructura e incluso nombres del agrado de la formación morada. Comprometerse a una moción de confianza al cabo de unos meses o esbozar un calendario de ejecución de las medidas -limitando la legislatura a uno o dos años- son otros mecanismos con los que se especula que podría sorprender.

El líder del PSOE tiene la misma edad con la que fueron investidos Suárez, Aznar y Zapatero

En el PSOE están convencidos de que la postura de Podemos es insostenible, que el programa de Gobierno de Sánchez lo aprueba el grueso de los votantes morados y que la visualización del grupo de Iglesias en el bloque del ‘no’ junto al PP les acabará condicionando. Bien motivando una rectificación en una hipotética segunda investidura, bien lastrándole en unas elecciones donde tendrían que explicar por qué permiten que Rajoy siga en La Moncloa medio año después de perder 60 escaños.

El líder socialista pedirá la confianza de la Cámara un día después de cumplir 44 años. Es la edad mágica de la política española. Tres meses antes de cumplir los 44 fue designado Adolfo Suárez; con 43 y tres meses resultó investido José María Aznar; cuatro meses para los 44 que le quedaban a José Luis Rodríguez Zapatero el día de su elección.

Como todos ellos, Sánchez aspira a cumplir los 45 en Moncloa, para lo cual tendrán que cambiar muchas cosas y que el Rey le otorgue de nuevo la iniciativa tras naufragar en su primer intento. Viviría entonces una prolongación de su sueño, ese que él sigue viendo materializable, pese a la terquedad de los hechos. Es entendible en alguien que hace dos años era un completo desconocido y hoy el único con posibilidades -por escasas que sean-, de ser investido antes de la disolución de las Cortes. Lo escribió Calderón: “sueña el que a medrar empieza, sueña el que afana y pretende”.

iglesias eclipsa a las confluencias

Pablo Iglesias asumirá “el grueso” de la intervención del Grupo Parlamentario Podemos-En Comú Podem-En Marea en la sesión de investidura de Sánchez. Mañana miércoles, cuando alrededor de las 11h le llegue el turno a este bloque tildado por sus integrantes de “confederal”, su presidente copará el protagonismo, hablando durante 21 de los 30 minutos que les corresponden y dejando sólo nueve para sus socios. Seis serán para la confluencia catalana En Comú Podem y tres para la gallega En Marea.

Uno de los temores de estos aliados antes de los comicios era precisamente ver su protagonismo diluido bajo el liderazgo de la cúpula de Podemos, cosa que empezará a hacerse realidad desde el primer pleno de la legislatura. Intentaron por todos los medios constituirse por su cuenta en el Congreso, pero la Mesa entendió que la demanda contravenía el Reglamento y hubieron de integrarse con sus aliados electorales. La excepción fue Compromís, que se pasó al Mixto para garantizarse espacio e independencia.

El secretario general morado pondrá voz a la “defensa” de la “posición y alternativa” que plantea el grupo, aseguró el portavoz, Íñigo Errejón. Las confluencias tendrán “un tiempo proporcional” a su peso en número de diputados, continuó sin entrar en más detalles. Fuentes de Podemos indicaron después que ese reparto del tiempo será de 21-6-3 en la primera réplica a Sánchez. La dúplica de diez minutos será íntegra para Iglesias, así como el turno ‘exprés’ de cinco minutos que corresponde a cada grupo el viernes, antes de la segunda votación. De modo que el líder copará 36 de los 45 minutos totales, el 80%.

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