Dentro de los contratos putrefactos que han endeudado a la República  Dominicana de manera descarada, está el contrato de Construcción, Financiamiento, Operación y Mantenimiento de la Autopista del Nordeste (Juan Pablo II), a mano de la compañía colombiana Autopista del Nordeste S.A., quien construyó  la autopista que conecta a Santo Domingo (capital de la República Dominicana) con la provincia de Samaná (noreste del país), por un monto de 125,52 millones de dólares.

El fatídico contrato, firmado bajo el modelo de construcción conocido como concesión vial, realizado mediante una alianza publico privada, establecía que la compañía internacional construiría con sus recursos la obra y, como pago, el Estado dominicano le entregaría por 30 años, los ingresos recaudados en los peajes.

Después de haber hecho un estudio de tráfico, a cargo de una empresa internacional que proyectó el tránsito de 20.000 vehículos por la vía, el estudio falló y entra en práctica la cláusula del contrato que establecía que si el valor correspondiente a los ingresos por concepto de recaudo de peaje es inferior al ingreso garantizado, el Concedente (Gobierno dominicano) compensará la diferencia al Concesionario, es decir, que si la cantidad de vehículos pronosticados no usaban la vía, el Estado dominicano tenía que pagarle un “Ingreso Mínimo Garantizado” por esa cantidad de vehículo que no pasó , dando paso este monto extra al tan famoso “ peaje sombra”, que en nada ayudaba al pueblo Dominicano.

El presidente Luis Abinader en su nuevo estilo de gobernar y con la transparencia que lo ha caracterizado, decidió ponerle fin a ese tan molestoso contrato que, durante 20 años, exprimió la economía del pueblo dominicano y que parecía no tener fin. Lo que arrastraba a toda la sociedad a pagar la suciedad que desconsideradamente siguió año  tras año arropando a quienes no decidieron dar marcha a ese pacto tan beneficioso para algunos y tan destructivo para otros.

La trama de poner en marcha tan inescrupuloso contrato se fue dando a través de una línea de tiempo, en el 1999 se negoció, en el 2002 se aprobó  y en el 2008 inicia su operación, además de que la referida clausura mencionada anteriormente fue aprobada en actas firmadas en el 2005 y 2006 por el secretario de Obras Públicas  en aquel entonces. Al parecer no hubo nadie que se opusiera y dijera un hasta aquí, sino hasta 20 años después cuando el presidente Abinader pone por encima el sentir del pueblo dominicano y marca el fin a lo que ya era para la República Dominicana un barril, el cual tenía el fondo muy lejano y para llenarse aún faltaba recursos casi inagotables que salían de los bolsillos de los que nada tenían que ver con el fiasco.

El ilustre abogado Enmanuel Esquea Guerrero, contratado por el presidente Abinader para analizar el contrato señaló «Cualquier abogado que hubiese leído el informe del contrato llegaría a la conclusión de que allí hubo una gran estafa. Entonces ellos no tenían otra salida que aludirse a un acuerdo porque si ellos planteaban un pleito, iban a perder innecesariamente. Porque allí había violaciones de carácter penal, constitucional y administrativo».

Una vez más los hechos complementan las palabras, como ha sido en muchas ocasiones el resultado del presidente Luis Abinader. No cabe duda que su gestión es humana, correcta y está a favor del pueblo dominicano por poner fin al peaje sombra que tanto le ha costado al pueblo, incluso hasta llegar a convertirse en un calvario.

Abinader llegó a un acuerdo con el consorcio colombiano Autopista del Nordeste, en el cual el estado dominicano redujo de 2,428 millones de dólares a US$403 millones a la deuda que restaba del contrato. La decisión tomada por el mandatario de finalizar un contrato que aún le faltaban diez años de absorbencia de la economía del presupuesto del gobierno que sale del pueblo es felicitada por muchos, incluso por algunos de la oposición.

La eliminación del peaje sombra dará como resultados positivos que los ciudadanos que usen esta vía se ahorren dinero y pueda haber un equilibrio en la economía del país, además de que permite que el desarrollo turístico de Samaná sea más alentador y fructífero porque  los ciudadanos pagaran menos en los peajes y el monto se puede ajustar más a su presupuesto.

A sabiendas de lo costoso que le ha salido ese peaje a la República  Dominicana, el presidente Luis Abinader ha demostrado gobernar diferente porque ha tomado decisiones diferentes, decisiones que en más de 16 años, nadie tuvo la intensión y gallardía de tomar. Pero aun así,  parte de la oposición hace una crítica absurda y desapegada del bienestar del pueblo dominicano.

La transparencia y vocación de bienestar de Abinader le quitan de encima, diez años de responsabilidad al estado dominicano con el peaje sombra y como resultado le ahorra recursos económicos, pero  ¿cuál es el interés de Fredy Pérez, dirigente del partido  de La Fuerza del Pueblo, de qué  el pueblo dominicano dure diez años más atado a un sacrificio que tanto le ha costado a este país, tras considerar que fue un error la negociación de Luis Abinader para eliminar el peaje sombra?, ¿cuál es su interés?

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.