Elección tras elección se repite la misma liturgia el día previo a la apertura de las urnas: los candidatos afectan convencionalidad para buscar la empatía del ciudadano. Solo Podemos se atreve a innovar en una jornada que ofrece muchas posibilidades comunicativas.

“No puede difundirse propaganda electoral ni realizarse acto alguno de campaña electoral una vez que ésta haya legalmente terminado”. La jornada de reflexión, proscrita en democracias avanzadas como Estados Unidos o Alemania y vigente en otras como Francia o Italia, supone en España la reedición de la misma liturgia comicios tras comicios. Los candidatos aprovechan para difundir imágenes junto a sus familias, haciendo deporte o yendo al cine, gestos de pretendida convencionalidad que buscan despertar la empatía del electorado. Los políticos no pueden pedir el voto, tal y como marca la LOREG, pero nunca se deja de comunicar y este paréntesis entre la campaña y la votación ofrece múltiples posibilidades para perseguir un último empujón. ¿Lo aprovechan bien o podrían sacarle más partido?

“En España todavía no se entiende que todo lo que haces comunica tu forma de ser, y esto ocurre en general, no solo en la política”, explica Albert Medrán, experto en comunicación y director de comunicación de Change.org en España. La comunicación se aborda exclusivamente desde el punto de vista de “actuaciones concretas” y esto también tiene su reflejo en las campañas y en la jornada de reflexión. “Falta un ejercicio previo de identificar cuáles son los valores o la idea que quieres transmitir y luego aplicarlo en todos los soportes”, analiza Medrán.

Rajoy y Rubalcaba se calcaron las agendas en 2011: paseos matutinos y tarde futbolera

Precisamente a sacar mayor partido de la jornada de reflexión dedicó este experto su intervención en una maratón de comunicación celebrada en 2010, a la sombra de las elecciones catalanas de ese año. Medrán organizó el evento junto al consultor Antoni Gutiérrez-Rubí y elaboró un panel que recogía los titulares habituales del sábado preelectoral -“Los candidatos pasaron el día en familia”, “El jefe de la oposición aprovechó para ver el partido del Barça junto a su hijo en el estadio”- y aportaba ideas distintas para los cabezas de cartel de CiU, PSC, ERC, PP, ICV y C’s.

“Más que de aprovechar la oportunidad, se trata de entender que hagas lo que hagas vas a estar comunicando algo; aunque el día de reflexión formalmente no se puede hacer campaña, la decisión que tomes va a tener un impacto, ya sea en reforzar la visión que se tiene sobre ti, en pasar desapercibido… Y esto será lo último que quieras cuando se va a ir a votar al día siguiente”, indica.

En 2011, Mariano Rajoy y Alfredo Pérez Rubalcaba mantuvieron agendas idénticas el día de reflexión: paseos matutinos junto a sus esposas y tarde futbolera siguiendo el encuentro entre el Valencia y el Real Madrid, actividad esta última a la que se sumó Cayo Lara. Ningún líder innovó, como tampoco lo hicieron en las últimas europeas -Arias Cañete se dejó ver andando en bici junto a su mujer antes de ir a una boda; Valenciano paseó y comió con su familia para después dedicar su atención a la final de la Champions League-, pese a los avances de la comunicación política.

Las estampas familiares, deportivas y convencionales han ido reeditándose antes de todas las citas electorales del siglo XXI, a excepción de las generales de 2004 y 2008, que estuvieron marcadas por el zarpazo del terrorismo. En las autonómicas de 2011, fue el movimiento del 15-M el gran protagonista. Y en el resto de ocasiones se ha podido ver a Feijóo o Moreno Bonilla practicando running, a Carmona corrigiendo exámenes o a Erkoreka haciendo una excursión a la montaña.

En 2004 y 2008 el terrorismo marcó las jornadas previas a los comicios

Hasta hace unos años, no era habitual capitalizar comunicativamente un día pensado para dejar que los electores digieran la avalancha de información emitida en campaña y tomen la decisión de a quién votar. En la era de internet y las nuevas tecnologías, la jornada de reflexión no es más que una reminiscencia nostálgica de épocas pretéritas. “Es algo anacrónico, como la prohibición de publicar encuestas los cinco días anteriores a la votación, pero no solo por la revolución tecnológica, también porque hoy la sociedad es democráticamente más madura que hace 40 años”, opina Medrán. El dircom de Change en España recuerda que “en Estados Unidos hay encuestas y se hace campaña hasta el último minuto y no supone ningún problema”.

Pero mientras no se reforme la legislación electoral, seguirá prohibido pedir el voto las 24 horas anteriores a la apertura de los colegios, lo cual emplaza a los partidos a innovar para colocar sus mensajes y también para liderar el día mediáticamente. Podemos, siempre atento a todo lo que pueda suponer un golpe de efecto, ya marcó la agenda la víspera de las elecciones de mayo organizando una pachanga de fútbol en la que Pablo Iglesias apareció con la camiseta de la selección “republicana”. Además de realizar un guiño a su electorado más purista, que podía estar molesto con su giro al centro, Iglesias logró eclipsar por completo a sus rivales ese día.

Y así parece que volverá a ser hoy. Mientras Albert Rivera, Pedro Sánchez y Mariano Rajoy se preparan para una jornada en familia y de relax, Podemos ha convocado a los medios a las 16h en un cine de Madrid, a donde acudirá la plana mayor del partido para ver la nueva entrega de Star Wars. La formación morada escenifica así el buen ambiente que impera en su seno -y del que hace gala siempre que puede- y se mimetiza con una sociedad que este fin de semana se entregará en masa a la película de George Lucas. Como el mensaje político no podía faltar, Iglesias y Errejón también han anunciado que verán por la mañana el largometraje B de Bárcenas, que versa sobre el extesorero del PP asediado por la corrupción.

Iglesias y Errejón verán hoy por la mañana la película sobre Bárcenas; Sánchez pondrá el árbol de Navidad

El candidato del PSOE, Pedro Sánchez, también ha anunciado que verá Star Wars, junto a su mujer y sus dos hijas. Antes, habrá aprovechado el día para salir a correr, poner el árbol de Navidad y llamar a los cuadros socialistas para agradecerles su compromiso en la campaña. La actividad de Rajoy será también de lo más prosaica: “caminata a toda velocidad” por la mañana y comida en Moncloa junto a los suyos. Albert Rivera, candidato de Ciudadanos, se reunirá con su equipo de campaña en Madrid a primera hora y luego tomará el AVE para pasar la jornada junto a su hija en Barcelona.

“No era difícil adivinar que se repetirían los tópicos clásicos, en lugar de que los candidatos aprovecharan para reforzar mensajes o atributos”, asevera Medrán. En este sentido, “si por ejemplo la campaña hubiera estado marcada por el debate educativo -que no ha sido el caso-, la opción de ir a una exposición cultural o a un museo sería buena… O pasar el día colaborando con una ONG si has puesto el acento en la desigualdad”, propone a bote pronto. Andrés Herzog, el líder de UPYD, sí ha tirado más por esa vía: por la mañana se tomará unas cañas con unos amigos en un castizo barrio de Madrid y por la noche acudirá a un musical con su mujer. El candidato de UP-IU, Alberto Garzón, ha optado por viajar a Rincón de la Victoria (Málaga) para pasar el día descansando en familia.

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