Los inversores están apostando con fuerza por los grupos tecnológicos vinculados al turismo. Si hace unas semanas la valoración de Airbnb se disparaba por encima de los 25.000 millones de dólares, ahora le toca a Uber con un valor estratosférico de 51.000 millones de dólares.

El sector tecnológico está creando nuevos gigantes. Y los está creando al calor del interés de los inversores financieros (y, de momento, al margen de los mercados bursátiles) Compañías tecnológicas vinculadas a los viajes y al transporte están consiguiendo valoraciones desorbitadas mediante rondas de financiación para obtener fondos con que costear su crecimiento. Un boom que, según advierten algunos expertos, puede ser el principio de otra burbuja de las puntocom. Y la anterior ya explotó abruptamente a principios de los 2000.

Hace un par de semanas, Airbnb conseguía captar en una de estas rondas 1.500 millones de dólares y la plataforma online de alquiler vacacional hacía escalar su valoración hasta los 25.500 millones de dólares (unos 23.200 millones de euros al cambio actual).

Y ahora Uber, otro gigante tecnológico que ha protagonizado una enorme polémica por servicio alternativo de taxis, ha conseguido captar 1.000 millones en una operación que ha hecho que su valoración roce los 51.000 millones de dólares (unos 46.500 millones de euros). Una cota que le coloca con una valoración por encima de lo que valen en bolsa 31 de los 35 valores del Ibex (todos menos Inditex, Santander, Telefónica y BBVA).

Entre los inversores que entraron como nuevos socios de Uber estarían Microsoft y el grupo indio Bennett Coleman, según desveló The Wall Street Journal. Tras esta última ronda, Uber contaría con unos 5.000 millones de dólares para financiar su expansión y seguir mejorando su tecnología. La compañía opera ya en unas 300 ciudades de todo el mundo con sus diferentes servicios.

El más conocido de los que ofrece es el más polémico: la app UberPop ofrece un servicio de taxi alternativo que ha suscitado la ira en varios países de los conductores del gremio tradicional. En España, el servicio de transporte de viajeros está suspendido por orden judicial. La compañía sí mantiene operativo UberEats, un servicio de comida a domicilio que funciona en Barcelona.

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