Hola, soy tu copa menstrual.

Probablemente no me recuerdes, porque en tu puta vida me has utilizado.

Si eres un hombre, pobrecito tú, que bastante tienes con recordar la marca y el color de las compresas cuando tu novia te manda al supermercado. Tú, que tantas veces has caído de rodillas frente a esa explosión multicolor en azules y magentas, incapaz de recordar si era con alas, sin alas o con extra de queso. Tú, que tantas veces has sufrido, dudando entre el menor de los dos males (a saber, mandar un whatsapp preguntando cuál era, conteniendo el aliento ante el inevitable “no me escuchas”, o encontrar una dependienta en el DIA). Tú, que llegaste a plantearte seriamente comprar una caja de cada, solo para estar seguro.

Aunque no hayas oído hablar de mí, yo soy tu salvación. Nunca, NUNCA más tendrás que recordar marca y modelo de esos carísimos productos de higiene íntima, producidos por malvadas multinacionales.

Si eres una mujer, seguro que no me has tomado demasiado en cuenta. Ni tampoco a mis primas, las esponjas marinas, o las compresas de tela. No me has tomado en cuenta hasta ahora por que las malvadas multinacionales te han lavado el cerebro para que ignores los productos alternativos y ecológicos, en favor sus productos malignos elaborados de forma no ecológica en entornos sanitariamente adecuados. No creo que tengas dudas de que una buena esponja o una compresa casera recién salida de la lavadora es lo más razonable que puedes llevar, ya sabes, ahí.

Pero afortunadamente han llegado mis amigos de la CUP (no pun intended) para recuperarme a mí y a mis primas de la memoria histórica. Yo he pedido que se rescate del olvido a las fibras de papiro que llevaban las egipcias, el trozo de caña envuelto en lino de las griegas, o los rollitos de lana y de hierba de las africanas, en tiempos de Marco Aurelio. Por ahora no me han hecho caso, quizás por no saturar a los varones, que los pobres volverían a tener el mismo problema que tienen en la estantería del super: tendrían que dudar entre ir al cañaveral, cortar hierba o esquilar una oveja cuando su pareja le pida “algo alternativo”. Demasiadas opciones, demasiadas, para un sexo que divide sus dos únicas neuronas activas entre el fútbol y el sexo.

¿Qué dices? ¿Qué creías que la palabra “alternativo” en la nueva política significaba “regeneración”? No, estás muy equivocada, mi futura casera. Lo de la nueva política significa, antes de nada, ser ecológico, odiar a las multinacionales y cuidar EL PLANETA, porque EL PLANETA es PARA SIEMPRE, como los diamantes, el sol y Jordi Hurtado.

PD: Mientras esperamos que las siguientes propuestas ecológicas de la CUP incluyan sustituir los aviones por agitar fuertemente los brazos, tú vete comprando unos pantalones rojos.

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