A uno de los nominados a los Premios al Inventor Europeo del Año, Luke Alphey, le picó el mosquito de la curiosidad. Gracias a su esfuerzo, el científico ha encontrado una manera de limitar el contagio de dengue sin usar pesticidas para aniquilar a los mosquitos que transmiten esta enfermedad, los Aedes aegypti . Lo que ha inventado es un método para modificar el ADN de estos insectos y que, de esta forma, su descendencia muera, sin darles la posibilidad de infectar a los seres humanos.

Luke Alphey habla inglés a la velocidad del rayo, casi tan aprisa como el tren que le llevó de Londres a París para asistir a la gala de estos premios organizados por la Oficina Europea de Patentes (EPO). Aunque tardó un poco más de lo esperado, atendió a Sabemos en una soleada tarde de primavera en la capital francesa.

¿Cómo ha hecho para controlar las plagas de mosquitos?

«Hemos hecho una modificación a nivel genético en los machos de los mosquitos para que después de que se reproduzcan, su descendencia no se pueda desarrollar»

Imagina que soltáramos un montón de mosquitos macho, ¿qué harían? Volarían hasta encontrar a algunas hembras para reproducirse con ellas. No picarían a personas porque sólo las hembras lo hacen. Ahora imagina que hubiéramos hecho una modificación a nivel genético en esos machos, para que después de que se reprodujeran, la descendencia no se pudiera desarrollar. Pues eso es, esa es la idea.

Entonces, ¿están acabando con una plaga mediante una plaga genética?

Se trata de usar a los insectos en su contra. Utilizas sus tendencias naturales, como buscar a hembras y aparearse, contra la plaga. Cuando piensas en el control de plagas, siempre se recurre al uso de productos químicos y pesticidas. También se puede intentar introducir a un depredador que se coma a los insectos. Pero todas estos métodos tienen como pegas la forma de llegar al objetivo y lo específicos que son. Si usas productos químicos, normalmente matan más tipos de insectos además del que te preocupa. Sin embargo, una de las ventajas de utilizar a estos seres en su contra es que sólo se afecta a una especie, dado que estos mosquitos sólo se reproducen con individuos de su misma clase. Así que este invento está muy bien diseñado para minimizar los efectos colaterales.

Por lo tanto, esta técnica es, medioambientalmente, menos invasiva.

Así es. Este sistema es muy restrictivo, dado que sólo afecta a los machos y de ahí pasa a la descendencia. Una vez que mueren, los efectos de esta técnica desaparecen del medio ambiente. Por lo tanto, está muy limitado al área en la que están los insectos y los efectos más allá son muy limitados.

¿Con esto se puede contener efectivamente la propagación del dengue?

Sí, la idea es controlar la población de mosquitos, pero en lo que respecta al dengue, sólo hay una especie de estos insectos que lo transmite.

¿Ha probado su método en algún país afectado?

«Conseguimos una tasa de supresión del 90% en las poblaciones de mosquitos que teníamos como objetivo en cada prueba que realizamos. Son unos resultados asombrosos»

El dengue se extiende por los países tropicales. Sobre el terreno, hemos estado en el Caribe, en las Islas Caimán, además de en Malasia, en Brasil y también en Panamá, más recientemente. Funciona en todos estos países, no sólo el método sino también la raza. Conseguimos una tasa de supresión del 90% en las poblaciones de mosquitos que teníamos como objetivo en cada prueba que realizamos. Son unos resultados asombrosos, dado que si se utilizan los otros métodos como los productos químicos, se pueden obtener unos porcentajes del 30% o del 50%, siendo optimistas.

¿Cuánto cuesta este servicio?

Depende de muchas cosas, como el número de mosquitos que haya en una zona o los costes de la mano de obra de un determinado país, pero el coste es considerablemente menor que el daño que hace el dengue a las economías de estas zonas. Hospitalizaciones, ausencias al trabajo… Si fueras un ministro de Finanzas, que no se preocupara tanto por el bien público como por el dinero, probablemente sí pensarías que es mucho dinero.

¿Es posible aplicar esta solución para acabar con la malaria?

La malaria es un poco más complicada porque hay más especies de mosquitos que la transmiten. También hay más alternativas disponibles, que no están para el dengue. Las mallas que se colocan sobre las camas para dormir son bastante efectivas, así como los esprays repelentes de mosquitos en las paredes. Además hay medicamentos bastante buenos para combatir la malaria; por otro lado, aunque no hay una vacuna, sí que se administran medicamentos preventivos si se viaja a zonas donde se puede contraer esta enfermedad. Pero no hay nada comparable para el dengue. No hay medicación preventiva ni tratamiento; las mallas no funcionan porque los mosquitos que transmiten el dengue pican durante el día. Esas fueron las razones por las que nos centramos en el dengue, pero seguro que este método sería apropiado para luchar contra la malaria. También hemos aplicado este sistema contra algunas plagas que afectan a la agricultura, como la mosca del olivo, que es un problema grave para la industria del aceite.

¿Cree que la comunidad científica está lo suficientemente concienciada sobre el dengue y la malaria?

«El dengue y la malaria han sido conocidas durante un tiempo como las enfermedades tropicales olvidadas. No estaban recibiendo la atención que merecían»

Durante un tiempo han sido conocidas como las enfermedades tropicales olvidadas. Estaban olvidadas. No estaban recibiendo la atención que merecían, teniendo en cuenta la cantidad de gente a la que afectan. Esto se debe en parte a las fuerzas del mercado: hay mucho más dinero para desarrollar un medicamento para tratar la tensión arterial en la población occidental que para uno contra la malaria. Pero eso está cambiando. La malaria ya no es una enfermedad olvidada, gracias a gente como Bill Gates que le está dedicando mucho dinero. Se puede discutir si la lucha contra la malaria recibe fondos suficientes, pero lo cierto es que recibe muchos más que antes. De todas formas, hay más enfermedades tropicales, como el dengue. El abastecimiento de agua limpia y este tipo de cosas básicas en las que ni siquiera pensamos son problemas actuales y reales en estos lugares.

¿Por qué se preocupó precisamente por el dengue?

Mi especialidad es la genética, así que he estudiado cómo se comunican las células, pero me dí cuenta de que esta especialidad se puede aplicar al mundo real y a problemas reales. El dengue es una enfermedad muy extendida para la que no hay muchas opciones. Si tienes una buena idea pero alguien ya ha dado con una solución para un problema, entonces ya no es un problema. Así que fue eso: ver dónde una nueva forma de hacer las cosas tendría un mayor impacto.

¿No tiene miedo de la extinción de esa especie en particular de mosquito?

No vamos a llevar a la extinción a esta especie, dado que liberamos ejemplares modificados en una área determinada. Además, esta raza de mosquitos es originaria de África, por lo que se trata de una especie invasora en Sudamérica y el Sudeste Asiático, donde fue introducida por los humanos hace relativamente poco. Así que se podría argumentar que eliminarla de esas zonas sería restaurar el estado inicial, aunque no lo hiciéramos por esa razón, que en realidad lo haríamos para erradicar el dengue. Pero, aun así, no estamos hablando de extinción de una especie sino de la eliminación de unas determinadas poblaciones de mosquitos.

El campo de la modificación genética es controvertido. ¿Alguna vez se ha enfrentado a una decisión difícil, desde el punto de vista ético?

«Por supuesto que pensamos con mucho cuidado acerca de la modificación genética, pero también hay un sistema regulatorio muy fuerte»

Hablamos mucho de los tipos de modificaciones que podíamos hacer y en particular sobre la posibilidad de que algunas cosas se pudieran extender. Por supuesto que pensamos con mucho cuidado acerca de ello, pero también hay un sistema regulatorio muy fuerte, así que este asunto no depende tan sólo de mi punto de vista. Pero no pondría en marcha algo que creyera inapropiado. En cualquier caso, pienso que estamos bastante limitados para intervenir en este campo y tenemos que ser muy conscientes de lo que hacemos, así que lo que llevamos a cabo son trabajos planificados con mucha precisión. La esterilización y la letalidad pueden ser muy efectivas pero no son técnicas muy sofisticadas. Otro asunto en el que estamos interesados es en modificar mosquitos para que no transmitan el dengue, sin matarlos. Si estuviéramos hablando de una especie autóctona o que fuera parte importante del ecosistema, podríamos modificar genéticamente a los mosquitos para que tuvieran menos capacidad para contagiar el dengue. Esa es la línea de investigación de cara al futuro, pero todavía estamos lejos de ese punto.

¿Va a seguir investigando en este sentido?

Sí, además de otras aplicaciones. Tenemos que empezar por atraer financiación. No es muy caro, comparado con el desarrollo de otros productos, pero tampoco es barato desarrollar esta tecnología. Pero luego, se puede aplicar a otros campos que se pueden beneficiar aunque no dispongan de esa cantidad de dinero. Por ejemplo, la eliminación de las especies invasoras es un enorme problema biológico. Otro problema que me preocupa es la malaria aviar, cómo el contagio a través de un mosquito está llevando a la extinción a algunas especies nativas. Hay muchos otros casos en los que una especie invasora ha creado enormes problemas para el ecosistema, así que podemos utilizar este acercamiento para revertirlos.

En su opinión personal, ¿cree que debería haber límites a la modificación genética?

«La modificación genética es más difícil en Europa, donde creo que hay una mayor aportación política en las decisiones»

Ya hay límites, hay una regulación acerca del tema que ha tenido en cuenta todos los problemas. Pienso que la modificación genética es más difícil en Europa, donde creo que hay una mayor aportación política en las decisiones, donde las decisiones no están basadas en la ciencia y no reaccionan ante riesgos. Probablemente es un sistema demasiado conservador. En otros países lo hacen mejor pero, comparados con el resto del mundo, estamos avanzando cada vez más. Aunque también con cautela, lo que creo que es adecuado.

¿A qué país nos deberíamos parecer más, en este sentido?

Canadá, Australia y Brasil. Brasil tiene un sistema muy bueno, que combina varias fuentes. Se escucha a oponentes y a escépticos de la tecnología en reuniones con los ministerios de Agricultura, Medio Ambiente y Sanidad. Allí se discuten las razones de unos y de otros. Se trata de un sistema de supervisión que funciona bastante bien.

¿Deberíamos estar preocupados acerca de la modificación genética en humanos?

Esa es un área en la que prácticamente hay una moratoria en este momento. Modificar células individuales de seres humanos es algo que hemos hecho de varias formas hasta el momento. Cuando haces un trasplante, introduces un ADN que no es propio del individuo. También algunas vacunas que afectan al ADN de algunas células. Pero donde hemos decidido no actuar es en las modificaciones hereditarias. En términos de modificaciones genéticas, la gente está pensando en corregir algunos fallos o enfermedades genéticas pero no de forma hereditaria. El asunto de los “bebés de diseño”, para cambiar la estatura, el color de los ojos o el pelo, esa parece una dirección inapropiada, es un límite que no hay que romper.

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