Cada dos minutos muere una mujer de cáncer de cuello uterino, y los nuevos casos de este tipo de cáncer se están incrementando a un ritmo alarmante en todo el mundo. Sin embargo, casi todos los casos podrían evitarse mediante la vacunación sistemática contra el virus del papiloma humano (VPH), que es la principal causa de este tipo de cáncer. Cuando se combinan con servicios de detección y tratamiento del cáncer de cuello uterino, las vacunas contra el VPH son la piedra angular de las acciones para eliminar esta enfermedad mortal.
Ya hay más de 130 países que han incluido las vacunas contra el VPH en sus calendarios sistemáticos de vacunación, pero eso no es suficiente. Millones de mujeres y niñas, sobre todo en los países más pobres del mundo, todavía carecen de acceso a las vacunas y a los servicios de detección y tratamiento que podrían salvar sus vidas.
El cáncer de cuello uterino es el cuarto cáncer más frecuente entre las mujeres a escala mundial
En 2022, unas 350.000 mujeres murieron de cáncer de cuello uterino, y se registraron alrededor de 660.000 nuevos casos. Además de poder evitarse, estas muertes e infecciones tienen consecuencias dramáticas y duraderas para la infancia, las familias y las comunidades.
África Subsahariana, Centroamérica y Asia Sudoriental son las regiones con las tasas más elevadas de mortalidad por cáncer de cuello uterino.
El virus del papiloma humano es la causa de más del 95% de los casos de cáncer de cuello uterino.
El VPH es la infección de transmisión sexual más frecuente en todo el mundo. Existen más de 200 tipos de VPH y la mayoría no presenta ningún síntoma, pero los tipos de alto riesgo pueden provocar infecciones crónicas y lesiones precancerosas. Por eso son tan importantes la prevención y los exámenes de valoración.
Las vacunas contra el VPH pueden proteger del 90% de los casos de cáncer
Las vacunas son la forma más eficaz de evitar las infecciones por el VPH y ofrecen protección frente a las cepas del virus que causan hasta el 90% de los casos de cáncer de cuello uterino.
Numerosos países han incluido la vacuna contra el VPH en sus programas de inmunización sistemática y se han centrado principalmente en las niñas de 9 a 14 años. Sin embargo, es necesario ir más lejos.
En 2022, la proporción de niñas vacunadas contra el VPH en el mundo era de menos de una de cada cinco.
Detección y el tratamiento
Las pruebas de detección sistemática son una forma eficaz de detectar y diagnosticar el cáncer de cuello uterino, un cáncer que, si se diagnostica a tiempo, a menudo se puede curar directamente con una intervención quirúrgica.
Ya existen herramientas de cribado y tratamiento rentables y de probada eficacia, pero son demasiadas las mujeres y niñas que simplemente no tienen acceso a esas intervenciones a través de sus servicios de salud locales.
Las mujeres y niñas de los países más pobres del mundo son las más expuestas
Los efectos del cáncer de cuello uterino en la salud y el bienestar de las mujeres y niñas de los países de ingresos bajos y medios son absolutamente desproporcionados, lo que refleja las profundas desigualdades que existen a escala mundial. Más de un 90% de las muertes por cáncer de cuello uterino calculadas en 2022 se produjeron en países de ingresos bajos y medios.
Por ello, UNICEF considera «fundamental ampliar el acceso a programas de vacunación, detección y tratamiento asequibles». En 2022, menos del 25% de los países de ingresos bajos habían incluido la vacuna contra el VPH en sus calendarios de vacunación.
El cribado para detectar el cáncer de cuello uterino llegó a menos del 5% de las mujeres de numerosos países de ingresos bajos y menos del 5% de los enfermos de cáncer que viven en los países más pobres del mundo tienen acceso a una cirugía oncológica segura, eficaz y oportuna.
UNICEF, en colaboración con sus donantes y aliados, trabaja para mejorar el acceso a los servicios de prevención, detección y tratamiento necesarios para acabar con el cáncer de cuello uterino. Su ayuda pasa por suministrar a los países vacunas contra el VPH y pruebas de diagnóstico asequibles, oportunas y fiables; reforzar los sistemas de salud para que puedan administrar eficazmente las vacunas contra el VPH, lo que incluye formar a los trabajadores de la salud, mejorar las infraestructuras sanitarias y equipar a los sistemas de salud para la gestión logística de la distribución de las vacunas; colaborar estrechamente con las comunidades para mejorar la confianza en los programas de vacunación contra el VPH combatiendo la reticencia frente a la vacunación y desarrollando una amplia labor de sensibilización sobre los beneficios de las vacunas, y por último, contribuir a la investigación y la generación de pruebas sobre la eficacia y los resultados de los programas de vacunación contra el VPH, lo que incluye la recopilación de datos sobre la cobertura vacunal, así como sobre la eficacia de los programas de vacunación y sus efectos sobre la incidencia del cáncer de cuello uterino.