Melisa Rodríguez (Londres, 1986) gana influencia por días en las filas de Ciudadanos. Apenas dos años después de ayudar al partido de Albert Rivera a implantarse en Canarias, esta arquitecta de 30 años se ha consolidado como una de sus lugartenientes con mayor proyección, por mucho que le incomode la categoría y reniegue de cualquier ambición que no sea la de «reformar España». Tras liderar a C’s en las elecciones autonómicas de 2015, entró a formar parte de la Ejecutiva de Rivera y, previo paso por primarias, encabezó la lista naranja al Congreso por Santa Cruz de Tenerife -puesto en el que repite el 26-J-.

Su buen hacer en el partido y en el grupo parlamentario le han permitido ir creciendo hasta ser una de las portavoces oficiosas de esta campaña. La actividad estratégica, electoral y comunicativa ocupa ahora casi todo su tiempo, aunque también es la responsable de Juventud del partido y, por tanto, la encargada de desarrollar uno de los proyectos más importantes que Ciudadanos tiene sobre la mesa a nivel interno: dotarse de una estructura juvenil. De esa labor -que pretende tener ultimada en unos meses-, y de los jóvenes cómo público objetivo de la formación -la pérdida de influencia de PP y PSOE en este nicho explica gran parte de la transformación del sistema de partidos- habla con SABEMOS desde la sede nacional de Ciudadanos.

Hace solo unos meses que asumió la secretaría de Juventud de Ciudadanos. ¿Cómo está la estructura del partido en este aspecto?

Pues estamos en una fase de reestructuración y después del próximo congreso nacional propondremos una nueva forma de estructurarlo, pero la idea es que sea todo muy orgánico y que no haya duplicidades, que no ocurra como en otros partidos, que tienen una duplicidad orgánica mimetizada al partido matriz. Nosotros queremos que los jóvenes estén totalmente integrados, que tengan los mismos derechos que cualquier otro afiliado pero con un plus por de formación. Se trataría de proporcionarles visión y proyección internacional, que sepan también lo que está sucediendo fuera de nuestras fronteras, organizar cursos de formación, talleres, mantenerlos informados de todo… Pero creemos que si se duplica la parte de organización lo que se hace es sectorizar, y un partido creo que es mejor cuanto más integrado está todo el mundo.

¿Considera que crear una organización diferenciada supondría un obstáculo para la progresión de sus integrantes?

Es que si vemos lo ejemplos comprobamos que es así. Yo he estado estudiando distintos partidos, nacionales e internacionales, para ver cómo tienen organizada la parte de jóvenes, y está por un lado el modelo de estructuras duplicadas, con cuotas asignadas y todo muy reglado; y luego los partidos con estructura más orgánica, en la cual uno accede a las listas por capacidades y no por cuotas, y que al final tienen mucha más interrelacion entre todas las edades. Yo creo que es mejor que por ser joven tengas un plus pero que ser joven no sea un impedimento para que te desarrolles igual que otro afiliado, que puedas acceder a unas primarias, a una junta, a cualquier puesto que se ambicione.

¿Cuántas agrupaciones de jóvenes y cuántos jóvenes afiliados hay en Ciudadanos?

A día de hoy tenemos agrupaciones de jóvenes en algunas comunidades autónomas, pero estamos estudiando la fórmula para que tras el próximo congreso sea todo más orgánico. Te puedes afiliar a partir de los 18 años y ahora mismo consideramos jóvenes hasta los 30. A partir del próximo congreso lo ampliaremos, para situarla en los 35 años, equiparándola al resto de partidos europeos. El dato de cuántos afiliados tienen ahora esa edad no lo puedo dar, no dispongo de él, llevo la secretaría de Juventud desde hace dos meses y ahora la prioridad son las elecciones.

Entre los partidos que ha estudiado, ¿hay alguno que le haya atraído especialmente en su forma de abordar la organización juvenil?

He ido a distintos congresos en otros países para estudiar los modelos de organización juvenil de otros partidos. No te puedo decir uno en concreto, creo que no debo dar esa información, pero es cierto que siempre los partidos que he mirado están dentro del grupo de partidos liberales europeos. Lo que hemos estudiado es eso: cómo funcionan, cómo se estamentan, cómo funcionan los partidos desde fuera, tanto el partido madre como la parte de jóvenes con un modelo y con otro y en función de eso optar por lo más adecuado. Volviendo a España y viendo a otros partidos que tienen una dobles estructuras, muy claras y diferenciadas, funcionan por cuotas, no van juntos… Creo que todo lo que sea dividir un partido al final resta y de lo que se trata es de impulsar el trabajo colaborativo, compartir experiencias.

Sí que tiene claro que la formación será un punto importante.

La formación es el punto clave. Si estás en un partido, que sirva para algo más que militar. Dar acceso a talleres, a campus internacionales, a ponencias de expertos. Que sirvan, que no sean solo eventos para pasárselo bien y salir de fiesta, que tengan una parte práctica, con becas internacionales, con el objetivo de mantenerlos informados y cada vez mejor preparados.

Ciudadanos tiene buena acogida electoral entre el público joven. Obtiene resultados parecidos a PP y PSOE, partidos que en el global le sacan una diferencia importante. ¿Por qué cree que es?

Entiendo que los tradicionales estén preocupados por eso, pero no tanto por los jóvenes como por sus políticas, que se han ido quedando obsoletas. Es muy difícil llegar a los jóvenes con políticas obsoletas. A nosotros nos va mejor, como a Podemos, pero somos totalmente antagónicos, Podemos tiene una manera de proceder y nosotros tenemos otra completamente diferente. Pero sí compartimos el hecho de que los jóvenes estén conectados directamente con el partido, que participen de manera activa, igual que cualquier otro afiliado. Hacia ese modelo es hacia el que tenemos que ir, ahora hay agrupaciones pero esperamos que podamos tener un modelo mucho más abierto, que no les ponga límites, que tengan los mismos derechos más el acceso a esa formación que explicaba.

Cuando dice que Podemos y Ciudadanos son antagónicos, ¿se refiere a la ideología? Porque en el modo de acercarse al elector, en el uso del lenguaje o las redes sociales, sí se aprecian parecidos…

Hay diferencias también en la forma de dirigirse a los jóvenes. Creo que hay un periodo en el que, cuando pasamos la adolescencia y llegamos a la mayoría de edad, comenzamos a ubicarnos ideológicamente, y todos tenemos ese modo un poco más activo de ver lo que está pasando. Y los partidos pueden buscar conectar con la gente que está en esa fase de dos formas: desde la indignación, que es lo que hace Podemos, o desde la ilusión y la propuesta de soluciones, que es lo que hace Ciudadanos. Lo primero cala más rápido, pero con el tiempo creo que también se va más rápido. Nuestra forma quizá es menos eficaz en el corto plazo, menos rápida que el modelo de la indignación, pero es mucho más sólida y permite ir afianzando la ideología. Al final no se trata de decirle al joven lo que quiere escuchar, y dirigirse a él con ideas revolucionarias, gritarle “vamos a hacer esto y el mundo va a ser como nosotros queremos”. No. Se trata de explicarles el mundo que tenemos, los problemas que hay y lo que nosotros proponemos para solucionarlo. Con esa dosis de realismo es con la que nosotros nos dirigimos a ellos y a todos.

¿Ese sector de jóvenes indignados que simpatiza con Podemos es un público objetivo de Ciudadanos? ¿Aspiran a seducirlos?

Yo no diría que es un sector indignado, simplemente es un sector joven, que está comenzando su madurez. Lo que digo es que hay dos formas de aproximarse: desde la indignación o desde las soluciones constructivas. Y luego considero que es un mal principio ver a los jóvenes o tratarlos como un caladero de votos. No hay que buscar a ningún sector de la población así. Simplemente, cuando nos pregunten por qué hay que votar a Ciudadanos, hay que decirles “yo a usted no le voy a tratar de convencer, le voy a explicar qué es lo que hacemos, qué proponemos y luego usted lo reflexiona y vota la que quiera”. Esa es nuestra manera de proceder, frente a la de los otros que dice “sí, porque yo sé que estás indignado y vamos a hacer esto y esto y somos tu única opción”.

¿Cree que la crisis ha politizado a la juventud? ¿Están ahora más interesados por la política que antes?

Es normal que ahora estén más implicados en la política, porque ahora somos una de las generaciones más preparadas de la historia de este país y salimos al mercado laboral y no tenemos oportunidades. Muchos nos tenemos que ir, yo me tuve que ir también. Y no porque estemos encantados de irnos, muchos se van de manera forzosa, a trabajar en unas condiciones que tampoco son óptimas. Entonces es normal que ahora se impliquen más, porque están viendo que después de cinco o siete años preparándose, sacar una carrera, un máster de especialización y hablar idiomas su país no le ofrece trabajo. No le da oportunidades. Es normal que se impliquen para tratar de cambiar las cosas. Y eso es bueno.

Hay quien habla de una generación frustrada.

Yo participé en un programa que hacía encuestas en toda Europa a distintos responsables de juventudes de partidos europeos y nos preguntaban cómo definiríamos a la generación de los jóvenes. Las palabras que más se habían utilizado eran “generación perdida”, “indignados”, “frustrados”… Cuando empecé a leerlas, todas con connotaciones negativas… Me preguntaron por mi palabra y yo dije “luchadora”. Somos una generación luchadora. Los jóvenes de este país son luchadores por naturaleza. Aun sabiendo cómo está el mercado laboral, deciden seguir formándose, salen súper preparados, y luego buscan y buscan su oportunidad, y si se tienen que ir fuera, se van. Pero siempre con la esperanza de volver.

¿La escasez de oportunidades laborales es el principal problema de la juventud?

Yo vengo de una comunidad en que el paro está en el 26% y el paro juvenil casi en el 50%, es muy grave. Ese problema y el de la emigración, que está asociado, son los principales.

¿Qué propone Ciudadanos para combatirlo?

Una de las patas de un programa político, y del mismo Estado, tiene que ser la educación. Un país no va hacia adelante si no tiene una educación de calidad. A cualquier joven de la calle le pueden preguntar por cuántos planes educativos ha pasado y a ver qué responde. Yo, que tengo 30 años, por cuatro. No tiene sentido. Y es porque la política lo ha utilizado como una herramienta. Y la educación tiene que ser un tema de Estado, tiene que haber consenso, tiene que haber un proyecto a futuro, que no haya estas variaciones, que nuestros jóvenes puedan competir nacional e internacionalmente. Una de las prioridades es esa: dignificar la formación profesional, que las universidades estén en relación con la empresa, crear empleo. Apoyar a los autónomos que empiezan ahora perdiendo el partido 6-0. Vamos a ayudar a los pequeños y medianos empresarios, a todo el que quiera ser emprendedor, a que salga adelante, a trabajar para que las empresas decidan que prefieren valorar a un buen trabajador que cambiarlo cada seis meses. Todo eso lo puede hacer la política. El político no puede crear empleo con una varita mágica, pero sí puede tocar temas y hacer políticas que favorezcan la contratación. Y volver a valorar la innovación y la investigación e invertir allí.

¿Cuándo le nació la vocación política?

Yo conocí a Ciudadanos en la etapa de la universidad. Soy de Canarias, pero estudié en la Politécnica de Cataluña, en la UPC. Ahí fue cuando empecé a escuchar a Albert, me interesé por el ideario, comprobé que era un partido de centro que casaba muy bien conmigo, porque yo siempre me he considerado una persona de centro y nunca me había sentido identificada con ningún partido político. Como este era regional, allí se quedó la idea. Terminé mis estudios, me fui a la India, volví a Canarias… Y cuando terminé el máster, recuerdo que un compañero me dijo que por ideología encajaría bien en Ciudadanos, que comenzaba a extenderse por otras comunidades. Pregunté, vi que había gente afiliándose en Canarias, aunque en mi isla todavía no había agrupación, fui de las primeras en apuntarse. Pero no con una vocación de llegar a donde estoy ahora, sino para aportar en mi tiempo libre, para ayudar desde atrás. Por fin me sentía identificada con un proyecto político. Si fuese por ambición política, hay otros partidos que me ofrecieron estar en listas y dije que no. No era cuestión de figurar, sino de convicción, de ideología.

Y se está consolidando cada vez más y ya es uno de los grandes activos del partido. ¿Tampoco así nace cierta ambición?

Mira, yo me afilié a Ciudadanos y mis compañeros, cuando creamos la agrupación de Tenerife el 14 de julio de 2014, me incitaron o me empujaron a que fuera la coordinadora insular. Empecé así, luego dejé la coordinación para terminar el máster y de nuevo volvieron a intentar convencerme para que me presentara a las primarias de las autonómicas. Fue un trabajo de meses, de llamarme a diario y pedirme que me presentara. Lo hice y gané por un voto, el mío. Luego tras las elecciones no entramos en el Parlamento de Canarias por 50.000 votos y de nuevo me pidieron que me presentara a las primarias de las generales, que las gané por un margen un poquito más holgado. Y llegué al Congreso. Yo creo que si uno confunde la política con una ambición personal es cuando empiezan las disfunciones. Yo estoy aquí porque los ciudadanos quisieron que estuviera aquí y quiero hacerlo lo mejor posible. Pero no tengo un objetivo político, creo que las cosas naturalmente salen mejor y con trabajo llegaré a donde tenga que llegar. Y si no, será porque hay gente mejor que yo. La política padece aún de que hay quien se siente imprescindible, y todos somos prescindibles. Los ciudadanos son los que deciden dónde llega cada uno.

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