La actividad industrial de Valladolid no se reduce exclusivamente al motor de la mano de Renault, Michelin e Iveco Pegaso. Dos nombres históricos ligados a la vida laboral de la ciudad desde hace años están a punto de desaparecer para siempre. Las marcas propietarias de Lauki y Dulciora han anunciado el cese de su actividad pese a tratarse, en ambos casos, de empresas rentables.

La medida afecta globalmente a 317 personas que perderán directamente sus puestos de trabajo sin contar con los numerosos proveedores que trabajan casi de manera exclusiva para cualquiera de las dos firmas. Lauki pertenece al grupo Lactalis, que adquirió en su momento la Central Lechera Vallisoletana; Dulciora está en manos del grupo norteamericano Mondelez, que acaba de vender la marca al fondo de inversión francés Euraze cuyos accionistas mayoritarios son, entre otros, Europcar, Accor Hoteles y Desigual.

La sociedad de Valladolid ha salido a la calle para protestar por ambas medidas y las instituciones han querido posicionarse en contra de los cierres con anuncios y medidas que pudieran alterar una decisión bastante consolidada. El alcalde de Valladolid, el socialista Óscar Puente, ha comentado “el cierre no le va a salir gratis a Lauki” y anuncia una medida que proteja el suelo de la lechera de una posible especulación con una denominación exclusiva de “terreno industrial lácteo”. Pero Lauki ha mostrado sus cartas desde el principio. Lo hizo ante el Ayuntamiento y también con los responsables de la consejería de Agricultura de la Junta de Castilla y León. Su decisión forma parte de una estrategia empresarial que condena el futuro de Lauki y a sus empleados y ganaderos proveedores. Según reconocen desde CCOO, la intención de Lactalis está basada en“no vender las instalaciones a ninguna empresa del sector que pueda competir en su negocio de envasado de leche”. La Junta lucha contra esa determinación y parece que tiene una pequeña rendija abierta para que Lauki escuche las posibles ofertas sobre las que ha trabajado el gobierno regional con el objetivo de  evitar el desmantelamiento de la planta láctea. En los próximos días habrá noticias al respecto aunque la representación de los trabajadores no alberga demasiadas expectativas a la vista de la firmeza que han mostrado los directivos de Lactalis.

El amargo final de Dulciora

Fundada en 1961, Dulciora fue tradicionalmente una marca de caramelos ligada familiarmente a otra histórica compañía vallisoletana, Helios. En 1995 fue adquirida por el grupo británico Cadbury, que en 2010 se integró en KraftFoods, rebautizada en 2010 como Mondelez Internacional a la que pertenece en la actualidad y que se dedica a la producción de dulces, caramelos y snacks. La fecha para el final de su historia en Valladolid tiene su caducidad a finales del año 2017.

Mondelez Internacional razona el cierre como consecuencia de la venta de varias de sus marcas al fondo de inversión francés Eurazeo. Además de Dulciora, el acuerdo incluye la transacción de licencias como Carambar, La Pie Qui Chante y Krema, desconocidas en España porque, aunque se fabrican en Valladolid, son distribuidas esencialmente en el mercado de Francia. Estos productos concentran el 40% de la actual actividad de la planta de Valladolid y alega que su supresión a medio plazo supondrá una notable reducción de la carga de trabajo en esta factoría. «Estos factores imposibilitan la continuidad de la planta, dejándola en una situación de inviabilidad», asegura Mondelez, que trasladará estas líneas de producción a Francia.

Dulciora absorbe buena parte de su actividad en la producción y empaquetado de chicles y caramelos conocidos en el mercado como Tridenty Halls. Estas líneas serán transferidas a la planta polaca de Skarbimierz. Mientras, los productos Basset’s y La Vosgienne serán trasladados a otras plantas de Europa.

Los responsables de Dulciora han trasladado a los trabajadores su intención de iniciar un proceso de diálogo con el objetivo de proponer soluciones en forma de recolocaciones en otras plantas de España (León y Navarra), además de plantear prejubilaciones o despidos incentivados. Durante este mes se sucederán las conversaciones entre empresa y representación sindical.

Las principales fuerzas políticas y sociales de Valladolid se han echado a la calle de manera conjunta para protestar por ambas medidas. Con el alcalde al frente de una concentración, Óscar Puente afirma que desde el Ayuntamiento se está trabajando en una encontrar una solución que evite los cierres.  «Queremos mostrar nuestro apoyo absoluto y cerrado para intentar mantener abiertas las fábricas. En el caso de Lauki el tiempo apremia y se debe buscar una solución en dos meses. ConDulciora se habla de un cierre antes de finales de 2017 lo que abre más posibilidades para evitarlo o encontrar alguien que se subrogara a la posición de la empresa».

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