Imagine usted que ha presentado una oferta para comprar una casa pero los bancos todavía no le han concedido la hipoteca porque hay dudas sobre si podrá afrontar los pagos. Para colmo, el vendedor tenía comprometida y casi cerrada la venta a otro candidato que espera con el bolígrafo en la mano y todo se tiene que resolver en unas pocas horas. Así está MásMóvil, obligada a presentar papeles que demuestren que una compañía que capitaliza algo menos de 240 millones de euros en el Mercado Alternativo Bursátil es capaz de conseguir financiación para completar todos los planes que tiene por delante y que pasan por la adquisición de Yoigo por 700 millones de euros, la de Pepephone por 158 millones, así como un gran despliegue de antenas de telefonía móvil y otro de fibra hasta el hogar. Y, para colmo, deberá demostrar al mercado que su plan industrial le permitirá hacerlo sin caer en la bancarrota en los dos primeros años.

Ese es el desafío al que se enfrenta MásMóvil, la compañía que ensambló la guipuzcoana Ibercom en torno a diversas operaciones fragmentadas de telefonía móvil y para empresas y que quiere convertirse, a cualquier precio –nunca mejor dicho–, en el cuarto operador convergente de España.

Hace meses, en SABEMOS se publicó un análisis titulado MásMóvil: Yoigo o muerte, en el que expresábamos la necesidad perentoria que tenían los amarillos de comprar el cuarto operador si querían tener una oportunidad de salir adelante. Hace pocas semanas, desde la compañía afirmaban que no estaban dispuestos a pagar la «locura» que había ofrecido Zegona, la sociedad de inversión británica que hasta hace pocos días había mantenido negociaciones exclusivas con los vendedores.

El problema es que, por más que lo negase una y otra vez, MásMóvil nunca ha dejado de maniobrar para adquirir Yoigo y hoy tiene sobre la mesa una oferta que fuentes del mercado cifran por encima de los 700 millones de euros, si tenemos en cuenta la deuda. Esto implicaría otorgar al grupo un valor de empresa de unos 600, que serían los que probablemente terminarían reconociendo si cerrasen la transacción.

Habrá que preguntar entonces a MásMóvil qué supone exactamente su oferta si los cerca de 550 millones, deuda incluída, que ofrecía Zegona, eran una «locura». ¿Un locurón?

En realidad, es la única salida a una operación cuyo diseño se había organizado en torno a la adquisición de Yoigo. Sin comprar el cuarto operador, MásMóvil tendría que afrontar un cambio radical en sus planes de negocio y en su estructura directiva. Verdad verdadera.

Zegona ha dado de plazo como muy tarde hasta el próximo jueves para tomar una decisión. Ahora lo único que necesitan los actuales accionistas es determinar si MásMóvil juega en serio o con dinero del Monopoly. Si los actuales dueños quieren seguir jugando con MásMóvil que lo hagan, pero sin red. Para Zegona ha llegado el momento de plantarse.

Es importante entender que la operación, para MásMóvil, no se limita a la compra de Yoigo, sino que introduce los otros componentes ya citados –Pepephone, antenas, fibra y otros conceptos–. Fuentes del mercado indican que para que MásMóvil haga frente a todos sus compromisos necesitará una suma que está muy por encima de los 1.200 millones de euros, que deberá conseguir a través de una combinación entre una ampliación de capital y financiación bancaria.

Para lo primero, necesitará que sus accionistas actuales incrementen exponencialmente sus compromisos o atraer inversores internacionales que no hayan tenido tiempo para mirar con detalle todas las cuentas del conglomerado. Para lo segundo, es imperioso que los bancos les apoyen con varios cientos de millones adicionales. Y lo más idoneo sería colocar todo en el orden del día de la junta de accionistas del próximo 23 de junio. Mucha prisa para tanto dinero y para una compañía tan pequeña.

El motivo de las dudas

Fuentes cercanas a las negociaciones confirmaron a SABEMOS que los bancos no están dispuestos a apresurarse en apoyar a MásMóvil porque hay aspectos muy concretos de la operación que, simplemente, no tienen nada claros.

El más importante de estos puntos tiene que ver con las sinergias resultantes de encajar los clientes de Pepephone, MásMóvil y el resto de minioperadores adquiridos en los últimos meses, bajo una única red.

Sin estos ahorros, absolutamente claves para la operación, la caja de las compañías no parece lo bastante sólida como para pagar la financiación más intereses.

¿Cómo alcanzar estas sinergias? Está por ver. En teoría, Yoigo y Pepephone utilizan la misma red, la de Movistar, lo que debería facilitarlo todo. Sin embargo, desde los fabricantes de redes confirman que Yoigo ha venido negociando su nuevo despliegue de antenas de la mano de Vodafone. Una operación liderada por el CEO de Yoigo, Eduardo Taulet, quien mantiene unas relaciones notablemente malas con Telefónica y su presidente, Luis Miguel Gilpérez.

Si Yoigo se pasa a Vodafone, como tenía previsto, es casi imposible que Pepephone, que tiene un par de años de contrato pendientes con Movistar, o MásMóvil, también comprometida con Orange durante un par de ejercicios, puedan aprovechar las sinergias prometidas.

Parece importante que MásMóvil señale lo antes posible su intención de continuar con Movistar y renegociar su contrato con los azules o los bancos no tendrán motivos para ver con buenos ojos la financiación. Incluso mejorando el contrato mayorista, es previsible que la compañía se pase un par de años en el filo de la navaja y con la tesorería rozando los números rojos.

Asimismo, MásMóvil tiene un problema adicional al poner bajo el mismo paraguas a dos directivos totalmente incompatibles, Pedro Serrahima de Pepephone y Eduardo Taulet. Ambos están enfrentados en los tribunales en una demanda en las que ambas partes consideran que el otro incumplió su palabra. No son las mejores condiciones para empezar a vivir bajo el mismo techo…

¿El mejor escenario para MásMóvil? Que se retire definitivamente Zegona y empezar así a manejar los tiempos y las voluntades de otra manera. No se negocia igual si eres el único comprador en liza y desaparece la presión competitiva. A partir de ahí, las prisas de Telia por cerrar una operación que ya tenía totalmente aprobada cuando el candidato era Zegona, jugarían del lado de los amarillos.

¿Qué pasará finalmente? En una operación con tantas idas y venidas, y con tantas situaciones irregulares, aún es difícil aventurar un resultado. Según todas las fuentes consultadas, MásMóvil tiene muy difícil presentar todos los avales necesarios para poder sacar adelante la operación. Pero es raro que hayan llegado hasta aquí sin más cimientos que el miedo a quedarse fuera.

Si los amarillos logran cerrar la transacción, será un hito extraordinario en la historia empresarial de este país. Un éxito absoluto a la hora de captar fondos. Sin duda, cuando llegue el momento se aclararán los planes industriales de los amarillos para Yoigo. Sin duda, la gente que tiene que aportar el capital los tendrá muchísimo más claros que nosotros. Parece lo normal.

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