El levantamiento del secreto de sumario del Caso Púnica ha provocado un gran número de noticias y ha involucrado a numerosas personas, instituciones y empresas. Pero, por más que descubramos sobre la trama de Francisco Granados, David Marjaliza y compañía, por más que en los papeles se hable de políticos como Eduardo Zaplana, empresas como Indra, o todo tipo de ayuntamientos, organismos y empresas públicas, lo que más duele al lector de estos folios no es lo vasto del sumario, sino lo basto que resulta.

Insulta a la inteligencia cómo estos tipos, auténticos paletos, hablan de intercambiarse «un dinerito mínimo, para las vacaciones exclusivamente». Te imaginas a Fernando Esteso narrando las andanzas de estos goodfellas de mala muerte en una película rodada por el primo de Valdemoro de Martin Scorsese. «Siempre quise ser un gangster», decía Henry Hill en la buena. Estos tipos hacen que Joe Pesci parezca un tertuliano del Café Comercial.

Incluso si repasas los archivos en diagonal, con la mirada perdida en busca de una pista o un nombre, siempre hay algo que te hace perder la confianza en la especie humana. Cada conversación es una invitación al fraude zafio, una exaltación de la avaricia de todo a 100, una constatación de la impunidad de pacotilla con la que operaban. 

Es la fiesta inacabable de un cónclave de cuñados, el templo al dinero que huele a bolsa de gimnasio. Cada pocos folios hay una pequeña lápida erigida a la democracia con forma de pendrive del Canal de Isabel II.

Dan ganas de partirles la boca a todos y cada uno de estos presuntos mangantes cuando hablan de los bocadillos que se llevarán mutuamente a prisión, de golpearles la cabeza contra la pared al leer cómo juzgan si una compañera periodista es guapa o fea. Escuchas a representantes públicos hablar de cómo han llegado a la política para tocarse los huevos y cada fibra de tu ser te pide apretárselos. Fuerte. 

Lo peor es cuando piensas en cuántos medios han recibido dinero canalizado por la trama a cambio de favorecer según qué intereses, de tapar el cubo de la basura o de inflar el ego de unos y de otros.

No leas la conversación que sigue. En realidad, no dice nada que no sepas ya. Dedica tu tiempo a ser feliz, a ayudar a alguien, a disfrutar de tu familia y de tus amigos. A leer un libro. No te servirá de nada enfadarte. La ira sólo te conducirá al lado oscuro. Y en el lado oscuro de esta España nuestra de pandereta la Estrella de la Muerte se construye sin pagar IVA, en terrenos recalificados por el Imperio a cambio de una mordida. Y Darth Vader se monda de la risa porque ninguna de sus cuentas, ninguna, está limpia.

la conversación

JOSÉ MANUEL CRUZ: Oye, una cosa rápida, vamos a ver. Estamos cerrando el tema de Torremuelle que te conté ayer. Y lo estamos cerrando con Sale Loft porque yo tuve que hacer una oferta con Sale Loft y pretendemos firmarlo entre mañana y pasado. ¿Qué sucede? El administrador me ha pedido que le venda mis participaciones a Cristobal, para no aparecer. Yo, para… joder, José Manuel, me dice no te lo puedo vender a ti macho. Te lo comprendo Álvaro joder… Yo, yo mañana vendo las participaciones a Cristobal, ¿Qué hago? Yo no le he dicho nada de los 800.000 euros de la cuenta de Aranan en Sale Loft. Nada de nada y me dice. ¿Está completamente limpia? Sí, Cristobal, completamente limpia, Sale Loft no tiene nada. Entonces hablas con Sara y, aunque sea temporalmente, sacadme ese dinero de ahí, a donde sea, a una compañía vuestra que esté limpita o a alguna temporalmente. Luego ya…

DAVID MARJALIZA: Nuestras que estén limpias… jajajajaj…

JOSÉ MANUEL CRUZ: ¿Alguna tendrás por ahí?

DAVID MARJALIZA: jajajaja

 

 

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