El presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, ha criticado al nuevo Gobierno griego de Syriza, y en particular, aunque sin citarle, a su ministro de Finanzas, Yanis Varoufakis, por hablar de «quiebra» e «insolvencia», alegando que ello ha perjudicado a la banca helena y dificultado la tarea del BCE.

Durante una comparecencia ante la comisión de Asuntos Económicos de la Eurocámara, Draghi ha negado que esté chantajeando a Atenas y ha resaltado que la exposición del BCE a Grecia se ha duplicado desde diciembre y alcanza ya 104.000 millones de euros, el 65% del PIB heleno.

«Esto no muestra que el BCE esté chantajeando a Grecia o algo así», ha resaltado. Y ha sostenido que la institución que preside se ha limitado a aplicar las reglas vigentes en cuestiones como dejar de aceptar la deuda helena como garantía en sus operaciones de liquidez o negarse a aumentar el tope de letras que puede emitir el Tesoro griego para financiarse.

«El Gobierno de Grecia debe comprometerse a cumplir plenamente sus obligaciones en materia de deuda con todos sus acreedores y a basar todas sus políticas futuras en este compromiso», ha reclamado el banquero italiano, que ha abogado por restablecer el «diálogo político» entre Atenas y la troika.

Draghi ha lamentado que tras la llegada de Syriza al poder el pasado 25 de enero «la comunicación del Gobierno a través de sus ministros más prominentes (en referencia a Varoufakis) era una comunicación basada en dos palabras: quiebra e insolvencia«.

«Era una comunicación que, si se toma al pie de la letra, debilitaría inmediatamente los bancos griegos y reduciría su colateral. Cuanto más volatilidad crea esta comunicación, más colateral se ve afectado, más se debilitan los bancos griegos y más difícil es para nosotros poder continuar proporcionando ELA», ha dicho el presidente del BCE en referencia a la liquidez de emergencia que proporciona a la banca helena.

En opinión de Draghi, «lo que se necesita es poner en marcha un proceso que restaure el diálogo político entre el Gobierno griego y las tres instituciones (de la troika» con el fin de cerrar el actual programa de rescate. Para ello, ha proseguido, Atenas debe concretar con qué medidas está de acuerdo, cuáles quiere sustituir y qué alternativas propone.

El BCE está dispuesto a volver a aceptar la deuda griega como garantía en sus operaciones de liquidez cuando exista una «perspectiva creíble» de concluir el rescate, ha apuntado su presidente. En cuanto a la liquidez de emergencia para la banca, Draghi ha avisado de sus «limitaciones» porque la normativa vigente prohíbe la «financiación monetaria».

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