En la Feria del Libro de Madrid casi la mitad de los autores son coach. Nutren programas de radio, suplementos de diarios y no hay político ni empresario que no se haya rendido a tener un Pepito Grillo a sueldo, curiosamente en tiempos en los que la conciencia cotiza a la baja.

En los últimos años, muchos profesionales se han reciclado convirtiéndose en pseudopsicólogos, metagurús con algo de ama de compañía dando lugar a una nueva profesión que asegura tener el secreto del éxito.

He leído más de una veintena de libros sobre la materia. Básicamente, y así ahorro esfuerzo al que quiera intentarlo, los principios son los siguientes:

Tú puedes triunfar (multiplíquelo por todos los habitantes del planeta. Imposible, la cima de la pirámide solo acoge a unos pocos…si no, no sería la cima).

Tus pensamientos son la clave (no tanto las decisiones y acciones de los demás que deben mediar para conseguir los objetivos. Tampoco veo claro porque los individuos van a hacer más esfuerzos en apoyar mi ascenso que en conseguir el suyo).

No te pongas límites. (No claro, ya se encarga la genética, la sociedad y tu familia de haberte dotado con unas características determinadas). Y la pregunta clave es: Si ellos, los coach, lo tenían tan claro… ¿Por qué no conquistaron su sueño? Publicaciones, conferencias, un par de conceptos de científicos y ya tenemos una nueva filosofía vital que quizá funciona en una sociedad muy diferente, como la americana, pero que incita a la más absoluta frustración en la dinámica social española.

Esta nueva profesión permite, con una red adecuada de contactos, convertirse en el confesor laico de personas influyentes. Les recetan algo tan simple como no ponerse al teléfono con todo el mundo, limitar sus comunicaciones, delegar en terceros y «focalizar», ese verbo mágico que debe emplear todo coach. Combinando adecuadamente ciertos términos, podemos entrar en ese olimpo, cobrar por dar consejillos de amigo a alguien que nos ha dado esa «autoridad moral». Les regalo algunas sugerencias para ganar credibilidad: Poner el foco, empatía, sinergia, pensar en positivo, procastinación, proyección, bloqueo, inteligencia emocional, proyecto personal…

Y la exposición que realicen debe finalizar con un «cuento moderno», una historia de superación como el de la mórbida que termina patentando un sistema quema-grasa y viaja por el medio oeste americano vendiendo su DVD y sus compuestos vitamínicos. El charlatán de feria se sofistica con los tiempos. Si dan un paseo estos días por el Retiro, las casetas de la Feria del Libro les recordarán a las de Long Island.

Imagen | Flickr – Joe Shlabotnik

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