Un verano no sería tal sin algunos incidentes en los alrededores de Gibraltar. Al diputado tory Andrew Rosindell no le bastaron las garantías españolas de que no se repetiría un incidente como el que enfrentó a un buque de aduanas contra un yate en aguas británicas, y prefirió la línea dura, afirmando que si nuestro país quiere tener algún tipo de relación con Reino Unido, lo que él calificó como bullying debe parar.

La sombría (y bastante innecesaria) advertencia de Andrew Rosindell se produce después de una reunión bilateral en la que el Foreign Office británico afirmó haber recibido «garantías» por parte de España de que no se repetiría un incidente como el de la semana pasada, en el que presuntamente oficiales de aduanas españoles habrían disparado cuatro veces y lanzado ladrillos contra un barco de pesca recreativa en aguas inglesas, un incidente que provocó una airada respuesta por parte de Fabián Picardo, ministro principal de Gibraltar.

Según los pescadores, el incidente se produjo depués de que la patrullera de vigilancia aduanera Águila IV ordenase al barco de pesca detener los motores. Al no cumplir estos las instrucciones, intentaron abordar la embarcación. Los pescadores aseguran que se dispararon cuatro tiros cerca de la embarcación y que les arrojaron ladrillos. 

Según el Foreign Office, España ha ofrecido garantías de que «la seguridad en alta mar es una prioridad para todas las agencias para el cumplimiento de la ley y se trabajará con el máximo respeto hacia este principio para que siga siendo así en el futuro». Oficialmente, España se ha limitado a subrayar cómo ambos gobiernos, tras mantener una reunión sobre el tema, han acordado explorar fórmulas para mejorar la cooperación en la lucha contra el crimen organizado en la zona de Gibraltar «sin perjuicio» de las distintas posturas que mantienen en asuntos como la soberanía y la jurisdicción de las aguas que rodean el Peñón.

Sin embargo no faltan las voces que quieren sacar de quicio la historia. Rosindell, presidente del grupo parlamentario del grupo parlamentario de los partidos de los territorios de ultramar, no ha perdido tiempo a la hora de calificar a los españoles, en declaraciones al Sunday Express, de «bullies sin respeto por la democracia ni interés alguno en resolver este problema».

«Estamos viendo cómo el Foreign Office apacigua a España y me pregunto si la gente de Gibraltar puede tener auténtica confianza en que se estén protegiendo sus intereses», añadió. Rosindell ya ha acusado en otras ocasiones al Ministerio de Exteriores británico de utilizar al pueblo gibraltareño como peón en las negociaciones con la Unión Europea.

 

Foto: Rafael Robles en Flickr

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