Alrededor de 150 refugiados han entrado en Croacia, Estado miembro de la UE, procedentes de la vecina Serbia desde la entrada en vigor en Hungría de las nuevas leyes que criminalizan la entrada ilegal en el país.

El primer ministro de Croacia, el socialdemócrata Zoran Milanovic, anunció este miércoles que las autoridades del país están “completamente dispuesta a recibir o a orientar a estas personas a donde quieran ir”, indistintamente de su religió o el color de su piel. “Podrán atravesar Croacia y nosotros vamos a ayudarlos”, añadió, citado por la emisora N1. El Consejo Nacional Croata ha sido convocado expresamente para coordinar la respuesta a la crisis.

Según la agencia de noticias croata Hina, citada por Efe, Milanovic informó también de que unos 150 refugiados entraron en el país esta pasada noche. «Tendremos en mente ante todo los intereses de Croacia, su seguridad, pero tampoco olvidaremos que somos personas, en su mayoría cristianos», añadió Milanovic.

A juicio de Milanovic, la política migratoria del Gobierno ultraconservador de Hungría es «nociva y peligrosa«. «Las alambradas en la Europa del siglo XXI no sólo no son una respuesta sino que son una amenaza», manifestó.

Este miércoles llegaron a Croacia los primeros autobuses con refugiados de Oriente Medio procedentes de Serbia, lo que implica la apertura de una nueva ruta para los que intentan alcanzar Europa Occidental. Hasta el pasado lunes, la mayoría de los migrantes procedentes de Turquía habían utilizado Hungría como etapa en su viaje hacia Austria y, posteriormente, Alemania, dos países que han endurecido sus controles fronterizos para afrontar la crisis.

Las nuevas leyes que reprimen la migración ilegal en Hungría entraron en vigor ayer martes, el mismo día en que Budapest declaró el estado de emergencia en la zona y desplegó cientos de efectivos del Ejército y la Policía a fin de reforzar la aplicación de las nuevas normas.

Asimismo, la Policía cerró un paso ferroviario próximo a Roszke que había sido utilizado por decenas de miles de migrantes para entrar en la zona fronteriza de Schengen. Estas medidas, con todo, no han conseguido impedir el flujo de personas, y este mismo miércoles la Policía húngara informó de la detención de 367 migrantes que habían entrado ilegalmente.

Serbia

Entretanto, tal como ha podido comprobar la BBC sobre el terreno, cientos de personas sobreviven a la intemperie o en tiendas de campaña improvisadas en los alrededores de la frontera de Serbia con Hungría.

Desde que comenzó el año, Serbia ha adoptado una actitud bastante tolerante respecto a los migrantes y refugiados procedentes de la vecina Macedonia, por entender que son muy pocas las personas que realmente desean quedarse en el país. Belgrado incluso ha llegado a lamentar que los refugiados no hayan visto a Serbia como un destino deseable.

La decisión de Hungría de criminalizar a los migrantes y de levantar una valla no oficial en sus pasos fronterizos ha interrumpido el flujo de personas procedentes de Serbia. En declaraciones a la televisión pública británica, el ministro serbio sobre Migraciones, Aleksandar Vulin, ha informado de que el cierre de la frontera con Hungría era insostenible para Serbia y ha denunciado que el contacto entre las autoridades de los dos países para tratar sobre esta materia ha sido “mínimo”.

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