Después de años de fiel servicio, los operadores móviles preparan el apagado de la tecnología móvil de tercera generación para el año 2025, a lo que seguirá el cierre de la segunda generación (2G) un lustro después, ya en 2030.

Esto se debe, principalmente, a que Movistar, Vodafone, Orange y Yoigo (MásMóvil) completarán en breve sus despliegues de 4G, una tecnología que hoy alcanza a más del 85% de la población y no tardará en equipararse al 3G. La demanda de datos quedará perfectamente satisfecha con estos servicios, especialmente una vez que salgan a la calle las frecuencias del llamado segundo dividendo digital en 700 Mhz.

Movistar, por ejemplo, ya es capaz de ofrecer velocidades, en condiciones óptimas, de 780 mbps en su red, si bien aún no existen dispositivos en el mercado con el módem de Qualcomm que permite la hazaña ni está implementada la combinación de tecnologías ( la agregación de portadoras, la modulación 256QAM y la tecnología MIMO) que hacen posible esta evolución. Tampoco existen aún ofertas comerciales que puedan aprovechar este potencial.

En realidad, los azules reconocen que actualmente su mayor velocidad disponible está entre 150 y 200 mbps, en teléfonos con la mejor tecnología situado cerca de las «mejores» antenas. La velocidad media, que depende de otros factores como la edad media del parque móvil, es aún mucho más baja, de entre 15 y 20 mbps, pero va mejorando paulatinamente a medida que la gente va tirando sus viejos teléfonos y comprando otro nuevos. Es una parte de la cadena tecnológica que no depende sólo del operador.

Tan rápido es el crecimiento de las velocidades que la red de Movistar se enfrenta a aumentos del tráfico del 50% anuales. Hasta tal punto que Telefónica reconoce que la salida de Yoigo de su red, a quien prestaba servicios mayoristas en 3G antes de su ‘fuga’ a Orange, tendrá su impacto económico, pero no necesariamente tecnológico. El crecimiento normal del tráfico de su propia base de clientes impedirá que podamos hablar de que vaya a haber ‘espacio vacante’ en unas redes sobredimensionadas. «La demanda tiende a infinito. En verano hemos visto playas en las que se han registrado crecimientos del tráfico del 450% este verano», explican responsables de redes de Movistar.

¿Y por qué ‘matarán’ los operadores el 3G que el 2G?

Es un orden natural. Telenor, por ejemplo, ha anunciado en Noruega exactamente esa transición y también con cinco años de diferencia. Si bien los noruegos prevén acabar con el 3G en 2020 y con el 2G en 2025.

La diferencia tiene mucho que ver con el hecho de que si bien 3G y 4G son fácilmente intercambiables, la segunda generación aún se utiliza para servicios clave de máquina a máquina (M2M), conexiones entre objetos que requieren baja intensidad de datos pero muy buena cobertura.

Sin embargo para el M2M también hay salida a corto plazo fuera de las redes GSM tradicionales. Vodafone y Huawei mostraban recientemenete un pliloto con la primera aplicación de tecnología NB-IoT (Banda Estrecha de Internet de las Cosas), un estándar válido para LTE (4G) y que cumple los requisitos básicos para este tipo de servicios: buena cobertura interior, bajo coste, larga vida de batería y conexión de múltiples dispositivos.

¿La mayor amenaza para todos estos planes? La ineficacia de los políticos españoles, expertos en retrasar a los españoles en nuevas tecnologías con constantes aplazamientos a la hora de facilitar las últimas frecuencias disponibles.

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