La Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (SESPAS) echa de menos, tras la 27ª Conferencia de la ONU sobre el Cambio Climático (COP27), un claro compromiso para actuaciones que minimicen la vulnerabilidad de las personas a los problemas de salud derivados del mismo. Mitigación, adaptación y gestión del riesgo son las herramientas de salud pública disponibles para afrontar el mayor reto al que nos enfrentamos en la actualidad. «Para ello, son necesarios sistemas epidemiológicos de alerta temprana centrados en salud ambiental y, en especial, aquellos que permitan gestionar los riesgos asociados al cambio climático».

Según SESPAS, «Hay que entender la crisis climática como una crisis de salud. La salud de las personas y de los animales, en general, está ligada a los ecosistemas, y para superar esta crisis deberíamos avanzar hacia modelos con un enfoque global del problema, como el de una sola salud, salud planetaria o bienestar planetario».

La transición hacia este enfoque debe ser liderada por los sistemas de salud y sus profesionales, «que deben estar preparados para hacer frente al previsible incremento en la incidencia y expansión de las enfermedades vectoriales y zoonosis, así como a la posible aparición de pandemias, en particular en los territorios y sociedades más vulnerables». Para ello, es fundamental la formación específica sobre cambio climático y su impacto en la salud del personal sanitario y de profesionales con vinculación a la salud pública», sostiene la organización.

También cree que es imprescindible «redoblar los esfuerzos en medidas de promoción y protección de la salud y mejorar la capacidad de respuesta de los sistemas de salud ante los nuevos retos. La educación de la población y su toma de conciencia del problema son determinantes». Asimismo, entiende que resultan necesarias actividades coordinadas entre el sistema sanitario -apoyándose en las enfermeras y su función de promoción de la salud- y el sistema educativo, en educación primaria y secundaria, mejorando la visión y la actitud ciudadanas ante el cambio climático.

Resulta necesario -dicen los facultativos-, disminuir la carga de enfermedad vinculada a determinantes ambientales en salud. «Necesitamos planes integrales apoyados en una estrategia de vigilancia, sustentada a su vez en una suficiente articulación entre las autoridades sanitarias y los servicios meteorológicos -y otros de carácter ambiental-, para contar con un adecuado sistema de alerta temprana».

Determinantes de la salud

De igual manera, los determinantes sociales de la salud, como el género, la clase social, la edad, la etnia o el territorio, generan una mayor vulnerabilidad para determinados colectivos o regiones frente al cambio climático. Esta mayor vulnerabilidad es esencial en la conformación del riesgo, particularmente en algunas zonas del mundo. En este sentido, SESPAS mantiene que las políticas de lucha contra el cambio climático deben revertir la distribución desigual de poder, riqueza y recursos culturales.

Aunque la estructura y los procesos de gobernanza del cambio climático brindan múltiples puntos de interacción con la salud y requieren de decisiones firmes orientadas a la mitigación, la adaptación y la gestión del riesgo en todos los niveles de gobierno: local, regional, nacional
y supranacional, SESPAS reclama de las Administraciones locales, autonómicas y estatal en España «un fuerte compromiso con los problemas derivados del cambio climático y la adopción de las medidas necesarias, las cuales han sido identificadas desde el ámbito científico hace ya tiempo».

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