• Rafael Rubio: «Podemos está jugando a que se convoquen elecciones y a no ser el culpable».
• David Redoli: «Las formas en que planteó su propuesta son poco aceptables; eso no lo hace nadie».
• Berta Barbet: «Iglesias piensa cada movimiento en clave de qué le interesa decir por si no se alcanza un pacto de izquierdas».

Pablo Iglesias va de farol. La oferta en forma de órdago realizada por el líder de Podemos a su homólogo socialista, Pedro Sánchez, para gobernar en coalición es parte de una estrategia que busca no aparecer como el culpable de las nuevas elecciones que sin embargo desea. Así lo creen los tres expertos que participaron en el encuentro de comunicación y estrategia política organizado por SABEMOS, el primero de la serie de mesas sectoriales con las que este diario pretende arrojar luz a la opinión pública sobre asuntos de actualidad.

El sociólogo David Redoli, la politóloga Berta Barbet y el constitucionalista Rafael Rubio departieron durante más de una hora sobre el escenario inédito que se ha abierto en España tras las elecciones generales del 20 de diciembre, coincidiendo en subrayar el componente táctico que aprecian en cada maniobra del partido morado.

“Pablo Iglesias desde el principio quiere elecciones, está jugando a que se convoquen elecciones y a no ser el culpable”, analiza Rubio. A su juicio, el líder morado se está moviendo “muy bien” dentro de esa estrategia y “no le podemos pedir otra cosa”. La línea es clara y se desarrolla “de una manera más o menos elegante en función de quién habla, de cómo habla y de cuándo habla”. Según Rubio, doctor en Derecho Constitucional y asesor en más de 30 campañas electorales en España y América, Podemos busca que en esos nuevos comicios “el coste para el PSOE sea muy alto”. De ahí la iniciativa de apremiarle a una negociación para conformar el “Gobierno del cambio”.

Podemos persigue «el asalto al PSOE, más que el asalto a los cielos», según Redoli

Redoli comparte análisis y destaca el modo en que Iglesias hizo pública su propuesta, una escenificación que evidencia escasa disposición real a pactar: “Eso no lo hace nadie, las formas en que se planteó me parecen muy poquito aceptables”. En su opinión, un Ejecutivo de coalición entre las fuerzas de izquierda entraña “mucho riesgo para el PSOE”, sería tener dentro “al caballo de Troya” y vivir bajo la espada de Damocles. “Pueden volver a sacar el tema del referéndum, hay pulsiones nacionalistas en Podemos que no sabemos hasta qué punto las controla Pablo Iglesias… Es tremendamente arriesgado forjar una alianza así”, reflexiona.

Para este sociólogo, presidente de la Asociación de Comunicación Política, “el espacio natural de crecimiento de Podemos es el centro izquierda, y es hacia donde van”. Su “moderación discursiva y gestual” persigue “el asalto al PSOE, más que el asalto a los cielos”. Además, resalta la importancia de la estructura interna socialista, el peso de las baronías, el conflicto de intereses que puede darse entre unas federaciones y otras y el hecho de que el poderoso PSOE andaluz deba su Gobierno a Ciudadanos.

Cuestiones todas ellas que le llevan a concluir que un pacto de Sánchez con Rivera es la solución ideal para Ferraz, una maniobra que trasladaría al PP la presión de favorecer o no la “estabilidad” que tanto reivindica. Sí considera que la gran coalición es inviable, porque no lo quiere el PSOE ni su electorado y porque “las cotas de corrupción son ya inaceptables de todo punto”.

Barbet, editora de Politikon y profesora asociada en la Universidad de Barcelona, duda de que Podemos fuera el gran beneficiado en caso de nuevos comicios. “A veces olvidamos que tienen problemas internos casi tan grandes como los del PSOE, hasta han perdido miembros” desde el 20-D, subraya en relación al paso al Grupo Mixto de los cuatro diputados de Compromís. Y es que Iglesias tendría difícil volver a articular las confluencias que explican gran parte de su éxito electoral, pese a que esté logrando tapar esas tensiones “internas”: “Tiene espacios para crecer pero también tiene riesgos importantes y podría retroceder”.

Barbet duda de que unos nuevos comicios beneficien a Iglesias, que tendría difícil reeditar las confluencias periféricas

Sí ve claro esta politóloga que “su estrategia ha ido muy encaminada a estar bien preparado por si hay elecciones”. Lo que Iglesias hace es “pensar cada movimiento en clave de qué interesa decir por si no se alcanza un pacto” de izquierdas. Como ejemplo, cita la exigencia de retransmitir las negociaciones en abierto, “lo más electoralista que se ha dicho” desde la campaña “o incluso antes”. Sánchez vio el movimiento “y juega también a eso, al ‘por mí no será’ [que no haya acuerdo]”. “La imagen que se tiene que haber trasmitido si hay que ir de nuevo a las urnas es que el culpable ha sido el otro”.

Nada hay escrito, en cambio, sobre a quién beneficiaría ese hipotético Gabinete de coalición. “Dependería de cómo se juega desde ese momento”, opina Rubio: “Si gobiernan juntos, nadie recordará a PSOE o a Podemos dentro de un año solo por eso, porque gobernaron juntos, sino por los resultados de ese Gobierno”, por las “políticas públicas” desarrolladas y “la venta que cada uno hiciera de ellas”.

Barbet, que recientemente impartió una conferencia precisamente sobre las consecuencias de ese tipo de Ejecutivos, concluye que la experiencia ofrece ejemplos de todos los colores, en España y en otros países, sin que exista un patrón definido. Todo depende de la gestión de los actores políticos implicados.

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