Se termina el verano, se terminan las rebajas y España destruye empleo. Esta es la realidad del mercado laboral post Reforma Laboral de Mariano Rajoy. La estacionalidad, la temporalidad, la precariedad y los salarios propios de un país en desarrollo son los aspectos que marcan los tiempos del mercado laboral español. Las temporadas turísticas son las épocas en que realmente se están generando empleo en este país. Fuera de esas épocas, nada, se sigue destruyendo.
Los datos del mes de agosto son la muestra de ello, tanto que son los peores registros de la serie histórica. Si hay una recuperación económica tan espectacular como la que muestra eufórico el Gobierno, ¿por qué no se está creando empleo al mismo nivel y con unas condiciones cualitativas dignas? Porque la recuperación es mentira. Podrá ser cierta a nivel macroeconómico, que lo es, pero no en lo referido a todo lo relacionado con el empleo. En el mes de agosto se han destruido 179.485 puestos de trabajo y el paro registrado ha subido en 46.400 personas.
Nuevamente los datos de contratación vuelven a mostrar la realidad. En agosto, un mes en que tradicionalmente no se firman contratos porque muchas empresas están de vacaciones y porque en la hostelería se comienza a despedir trabajadores, se han firmado 1.536.400 contratos, un 5,83% más que en agosto de 2016, de los que un 92,42% fueron temporales, por lo que la tasa de indefinidos de la que presumió la semana pasada la ministra Fátima Báñez en el Congreso apenas supuso un 7,58%. En referencia a los contratos temporales, nuevamente el contrato estrella fue el Eventual por Circunstancias de la Producción, es decir, los que tienen una duración media inferior a 7 días, con un 49,84% de los temporales y un 46,10% del total.
Un país desarrollado como presuntamente es España no puede sostenerse en un modelo productivo basado en la hostelería. La semana pasada supimos que el 12% de los contratos firmados en España son de camarero, con todo lo que ello conlleva: abusos laborales, contratos por jornadas que no se corresponden con la realidad del trabajador, compensación de horas pagadas en dinero sin declarar, etc.
El crecimiento económico debe ir en paralelo a la mejora del empleo. Si no es así, tal y como es, la recuperación es falsa y el optimismo del Gobierno no es más que una burda añagaza.

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