El partido de Albert Rivera solo moviliza al 31,6% de sus bases en la elección de los candidatos al Congreso. Pablo Iglesias registra peores cifras: el 90% de sus simpatizantes no ha votado en el proceso abierto desde el viernes para designarle aspirante a La Moncloa.

Las bases de los partidos emergentes no están tan activas e ilusionadas como pretenden vender sus líderes. Las primarias de Ciudadanos y Podemos han puesto en evidencia que su capacidad de movilización interna está muy lejos de alcanzar las cotas que, por ejemplo, marca el PSOE en procesos orgánicos similares. Tanto Albert Rivera como Pablo Iglesias sacan pecho a menudo de lo abiertas y vivas que son sus formaciones, donde según ellos se registra un grado de implicación mucho mayor que en las fuerzas tradicionales. Sin embargo, la realidad refleja que dichos índices son más bien bajos, como ha vuelto a ponerse de manifiesto en los últimos días.

Ciudadanos cerró este fin de semana la elección de sus cabezas de lista para las generales, proceso en el que ha estado enfrascado el último mes. Según los datos facilitados por el partido, un total de 8.068 afiliados ha votado en estas primarias, convocadas para designar los cinco primeros puestos al Congreso en cada circunscripción. La cifra es bastante pobre, ya que el partido de Rivera contaba al inicio del proceso con 25.495 militantes, lo que indica que más de dos tercios de ellos -cerca de 18.000- han rehusado participar.

Cerca de 18.000 de los 25.495 militantes de Ciudadanos dejó de participar en la elección de los candidatos a las generales

El incontestable espaldarazo a la dirección -los candidatos avalados por Rivera vencieron en todos los lugares- queda empañado por ese escaso nivel de movilización, que en el partido sí consideran importante. El vicesecretario general, José Manuel Villegas, cree que las primarias han supuesto “un claro ejercicio de transparencia, participación y regeneración democrática” pese a que en 19 provincias ni siquiera hubo contienda, al no haber más de un precandidato capaz de recabar los avales exigidos. Esa circunstancia ya se dio a principios de julio con la elección de los candidatos a La Moncloa y a la Generalitat de Cataluña, resuelta por aclamación ante la falta de rivales para el presidente del partido e Inés Arrimadas.

Ciudadanos es percibido por los españoles como el partido más unido, según una reciente encuesta de Metroscopia para El País. La votación de los carteles electorales ha sido muestra de ello, pese al descontento manifestado por un sector crítico que se ha demostrado muy minoritario al no poder competir con los candidatos oficialistas en ningún lugar. La jugada hubiera sido redonda para el aparato de haber logrado mayor entusiasmo en una militancia a la que se dio todas las facilidades: podía emitir su voto por internet y a lo largo de 24 horas.

Lo que sí han logrado es superar el registro de las primarias de las europeas. El año pasado, solo 3.292 personas, el 23% de los afiliados, votó en el proceso que avaló la lista de Javier Nart y Juan Carlos Girauta, a la sazón elegidos europarlamentarios en los comicios del 25 de mayo. En cuanto a las elecciones autonómicas y municipales, la principal batalla entre candidatos se dio en la ciudad de Madrid, con Begoña Villacís imponiéndose a Jaime Trabuchelli con una participación del 44%.

Casi 380.000 simpatizantes llamados a votar en Podemos

La formación naranja puede encontrar consuelo mirando al otro partido emergente, Podemos, cuya situación en este aspecto es bastante peor. El partido de Pablo Iglesias mantiene abierta desde el viernes y hasta mañana la votación para elegir candidatos al Congreso y al Senado, además de para refrendar la política de alianzas electorales. A menos de 48 horas de que expire el plazo, no llegan a 40.000 los simpatizantes que han emitido su sufragio, de un total de 378.750. Mucho tienen que cambiar las cosas en la recta final para que la abstención no supere el 80%, lo que confirmaría el paulatino desentendimiento de las bases hacia los procesos internos en un partido que se considera asambleario.

En octubre del año pasado, más del 54% de los simpatizantes registrados de Podemos participó en la votación para elegir modelo de partido. La cifra descendió hasta el 35% en las primarias de las municipales, hace menos de seis meses, no superó el 20% en la elección de candidatos autonómicos como el de Valencia y se hundió hasta el 6% en la designación de Albano Dante Fachin como cartel electoral en Cataluña. Una tendencia más que preocupante.

El PSOE movilizó el año pasado al 66% de sus militantes para elegir nuevo secretario general

Estos datos contrastan con los registrados por el PSOE el año pasado, en las primarias para elegir nuevo secretario general tras la retirada de Rubalcaba. Pedro Sánchez se impuso a Eduardo Madina en votación abierta a todos los militantes, con una participación de casi 130.000 de ellos, el 66%.

Unos meses antes, la federación socialista de la Comunidad Valenciana había conseguido llevar a las urnas al 90% de los inscritos en las primarias para elegir candidato autonómico, abiertas a todos los ciudadanos. Más de 40.000 personas se movilizaron en la región para designar a Ximo Puig, más de las que en toda España han participado por ahora en las primarias de Podemos y cinco veces más de las que votaron en la formación de Rivera.

También el PP obtuvo mejores índices que los nuevos partidos en una de las contadas ocasiones en que dio protagonismo efectivo a la militancia. Casi la mitad de las bases se movilizó en 2010 en las Islas Baleares para aupar a José Ramón Bauzá a la presidencia regional del partido, en detrimento del otro aspirante, Carlos Delgado. Los denostados partidos de la ‘casta’, criticados por su verticalidad organizativa, generan cuando se lo proponen más entusiasmo entre sus filas que los emergentes.

Si en Ciudadanos la poca movilización puede explicarse por la falta de competencia entre candidatos reconocibles, en Podemos confluyen un cúmulo de circunstancias. En primer lugar, el censo no refleja la realidad, ya que no hay actualización y se computa a todo el que en algún momento mandó sus datos personales por la web, aunque nunca más haya participado. Esto ha hecho que la Comisión de Garantías Democráticas admita la demanda de un sector que pide revisarlo y solventar la anomalía, que no solo hunde los niveles de participación en procesos internos, sino que pone imposible sacar adelante iniciativas ciudadanas que requieren el aval de un 10% de los inscritos.

El modelo de primarias elegido, además, resulta poco seductor para unas bases que han criticado el modelo de circunscripción única en la votación al Congreso o la precipitación de los plazos, que ha dificultado enormemente la organización de una alternativa al aparato. Iglesias y su núcleo duro sacarán adelante sus planes sin problemas, aunque cargarán con el estigma de no haber logrado más respaldo que el de un 10%-15% de los simpatizantes contabilizados.

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