La economía de un país no crece igual si quienes más se enriquecen son los más ricos o los más pobres. Es una de las conclusiones de un reciente informe del Fondo Monetario Internacional sobre las causas y consecuencias de la desigualdad.

Para una economía, de forma general, no es lo mismo que se enriquezcan más los que más tienen que lo hagan los que menos tienen. Ésta es una de las principales conclusiones de un reciente documento del Fondo Monetario Internacional (consultar más abajo) en el que cinco de sus investigadores apuntan que «la distribución de la renta importa». Que la falta de equidad en una sociedad afecta su potencial de crecimiento era algo ya estudiado por académicos y organismos internacionales, pero ahora le han puesto cifras al efecto de la misma.

«Si la parte proporcional de la renta del 20% de población más rica crece un punto porcentual el crecimiento del PIB será un 0,08% más bajo en los siguientes cinco años», señalan los autores del informe, que a partir de la evidencia deducen por tanto que estos mayores ingresos no se filtran luego para beneficiar al resto de la economía. Algo muy distinto ocurre si es el 20% más pobre el que ve aumentado su nivel de renta un punto porcentual: «Está asociado con un 0,38% de crecimiento mayor del PIB». Es decir, que el PIB de un país aumenta más cuando los que se enriquecen son los más pobres y no los más ricos.

«Esta relación positiva entre porcentaje de renta disponible y mayor crecimiento se mantiene para los segundos y terceros quintiles (la clase media)», prosiguen estos investigadores del FMI, quienes atribuyen a la desigualdad de renta consecuencias graves para el crecimiento en la medida que «deprimir la capacidad de los hogares más pobres de mantenerse sanos y acumular capital físico y humano». Es decir, que una mayor desigualdad deriva en gente pobre con peor salud y menos preparada para competir en el mercado laboral.

Hace menos de una semana que el FMI recomendaba a España un paquete de reformas y medidas económicas (muy contestadas por académicos y economistas como Emilio Ontiveros) como el copago sanitario y educativo, la subida del IVA o el abaratamiento del despido, entre otras. Este lunes ha publicado un informe en el que apunta en un sentido radicalmente distinto.

La desigualdad genera más problemas

La desigualdad de rentas «reduce la inversión, y por lo tanto el crecimiento, incrementando la inestabilidad económica, financiera y politica», advierten desde el FMI. También puede ser un elemento que lleve a los políticos a tomar decisiones que afecten a su vez al crecimiento económico: Por ejemplo, puede llevar a la aprobación de medidas de tipo proteccionista o contrarias a la globalización y las reformas liberalizadoras. «Al mismo tiempo, un mayor poder de las élites puede resultar en una provisión de bienes públicos más limitada», lo que proporcionalmente perjudicaría a los más pobres.

Otro de los efectos demostrados de la desigualdad es que ésta perjudica y limita la reducción de la pobreza. «El crecimiento es menos eficiente disminuyendo la pobreza en países con altos niveles de desigualdad en los cuales el patrón de distribución del crecimiento favorece a los no pobres», señalan, al tiempo que puntualizan que también hace mas vulnerable a más porción de la población a posibles shocks y caídas.

¿Qué políticas se han de tomar?

Los investigadores del FMI no solo llegan a identificar la desigualdad y los problemas que genera. También se atreven a proponer una serie de políticas generales para combatirla, partiendo de la premisa de que todo gobernante ha de buscar el crecimiento económico lo más robusto posible. «Incrementar la proporción de renta de los pobres y asegurar que no hay caídas en la pobreza por parte de las clases medias es realmente bueno para el crecimiento», aseguran.

No hay una política concreta para abordar un problema tan complejo, ya que cada país tiene su estructura social y sus características económicas concretas. Entre algunas de las que se han demostrado efectivas en los países que se han llevado a cabo los autores del informe apuestan por la «redistribución a través de un sistema fiscal y de transferencias, que se ha demostrad que se relaciona positivamente con el crecimiento en la mayoría de países».

Desde el FMI señalan que la política fiscal, los impuestos y cómo se gastan, es una de las claves. «El papel redistributivo de la política fiscal podría reforzarse con un mayor peso de la tributación de la riqueza y la propiedad, impuestos más progresivos en la renta y en la eliminación de oportunidades para la evasión y elusión fiscales», proponen.

Pero no todo son impuestos, sino que también hay políticas educativas que pueden ser claves, como un aumento de las destrezas y capacidades de todas las capas sociales. «Mejorar la calidad de la educación, eliminando barreras financieras a la educación superior y dotando de apoyo a los programas de aprendizaje son todos claves para incrementar los niveles de destrezas» en cualquier sector económico. Otras medidas como la lucha contra la exclusión financiera o el establecimiento de un mercado laboral bien diseñado son también parte de las recetas que proponen desde el FMI.

FOTO: DANI VÁZQUEZ en FLICKR.

DISCLAIMER: Este artículo se ha escrito gracias a la colaboración de José Fernández-Albertos, que dio a conocer al autor este informe a través de Twitter.

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