En un primer vistazo, el nuevo álbum de Mauro Entrialgo es desconcertante. No hay hilo conductor temático, los comics e ilustraciones que incluye son de procedencia muy variada (de catálogos de exposiciones a chistes inmediatos publicados en Twitter, pasando por sus inevitables colaboraciones con El Jueves ) y las técnicas empleadas son muy diversas: desde el cambio de diálogos de rancias historietas añejas a dibujos en iPad, pasando por acetato de colores, rotuladores o “ acuarelas de un euro del Tiger ”, como él mismo confiesa.

Ni siquiera el tono es similar: hay humor para todos los públicos (excelentes comics juveniles de la revista Xabiroi) y hay, cómo no, el más soez y contundente estilo típico del TMEO (y su visión del comic histórico: “Al final, como siempre, una liada de la hostia, y Napoleón acaba como todos los putos findes, de gaupasón hasta el martes”). Es decir, lo único que tienen en común todas estas muestras de la obra de Entrialgo es que, precisamente, corroboran su versatilidad plástica y de concepto, algo de lo que no pueden presumir todos nuestros artistas.

El desconcertante título del álbum procede de la mejor historia del volumen, Lo contrario de dibujar, y que ejemplifica una faceta en la que Mauro solo se prodiga en tono ligero: la de ensayista (qué es Ángel Sefija sino un ensayo sobre lo cotidiano con chistes). Pero aquí entra en un discurso casi abstracto pero muy personal, que relaciona el estilo plástico de cada artista con el odioso mundo de la conducción.

El Mauro dibujante más sintético se revela perfecto para unas páginas con mucho discurso y que, como tantas otras de Lo contrario siguen abriendo facetas desconocidas del autor: por ejemplo, los chistes de una sola viñeta, contenido político, tonos suaves y texto al pie, al estilo The New Yorker. O los desconcertantes juegos de palabras de sus ilustraciones a página completa. O sus esquemáticos y muy directos chistes para Twitter, con más contenido y mala baba que muchas páginas de editorial de medios consagrados.

Lo contrario, por algún motivo, no es irregular en ningún momento, pese a su diversidad de tonos y procedencias. De algún modo, la personalidad de Mauro lo empapa todo y le da coherencia. Lo que se conoce, vaya, como un autor. Uno que, por suerte para sus lectores, recopila y publica obsesivamente absolutamente todo lo que dibuja.

ficha

Lo contrario
Mauro Entrialgo
Diábolo Ediciones
2016

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