El pasado 13 de abril se proclamó oficialmente el nacimiento de Liberlandia, un nuevo microestado de apenas 7 kilómetros cuadrados situado en la frontera entre Croacia y Serbia. Su lema es «vive y deja vivir», y ya aceptan solicitudes de ciudadanía. En España ya hay cientos de libertarios que se han apuntado al experimento.

Los liberales (libertarios) españoles están estos días de enhorabuena. Su sueño de poder construir, en la práctica, una sociedad libre según sus cánones ideológicos de un Estado mínimo está más cerca que nunca. El motivo: Desde el pasado 13 de abril se ha proclamado un nuevo país soberano: la República Libre de Liberlandia (Liberland en inglés). Son apenas 7 kilómetros cuadrados de terreno a orillas del Danubio, «en tierra de nadie», en la frontera entre Croacia y Serbia. Su lema es «vive y deja vivir».

Al margen de que finalmente alcancen algún tipo de reconocimiento internacional o viabilidad, los fundadores de Liberlandia han abierto plazo para que todos los interesados puedan obtener la nacionalidad (aquí el formulario). Actualmente, según dice la propia organización, reciben cinco solicitudes cada minuto y tal como informa la revista Quarz, ya hay más de 250.000 preinscritos. No hay requisitos de renta o trabajo para entrar. Tan solo se necesita «tener respeto por las otras personas y las opiniones de los demás, respeto por la propiedad privada, no tener pasado comunista, nazi o de otro extremismo y no haber sido condenado por delitos criminales en el pasado».

¿Qué propone Liberlandia? En esencia, un Estado en el que los presupuestos nunca podrán ser deficitarios, desregulación de los matrimonios, libertad para portar, fabricar y comerciar con armas y drogas, y sólo dos impuestos «no voluntarios»: IRPF y Sociedades. «Cualquier otra propuesta de establecer nuevos impuestos deberá ser sometida a referéndum», anticipan en su cuenta de Facebook. El Gobierno, aseguran, sólo contaría con cinco ministerios, considerados por ellos los mínimos imprescindibles para hacer un Estado viable: Justicia, Seguridad, Tesoro, Interior y Exteriores.

El actual presidente (no electo) de Liberlandia es Vít Jedlička, un político y economista checo harto del intervencionismo del Estado en todas las facetas de su vida. Cercano a las posiciones anarcoliberales de ideólogos como Ron Paul o Rothbard (de la Escuela Austriaca de Economía), la intención de Jedlička es instaurar un sistema minarquista con la menor regulación púbica posible. La democracia tal cual la entienden el común de los mortales es un lugar agresivo para los libertarios. Su enemigo es el Estado (democrático o no) y cualquier impedimento al libre albedrío de cada ciudadano.

Cualquier impuesto, un robo

En España, las ideas anarcoliberales no han alcanzado una extensión suficiente como para lograr una representación parlamentaria por sí mismas. El Partido de la Libertad Individual (P-Lib) logró hacer ruido en redes sociales y ciertos ámbitos académicos, si bien su alcance entre la población en general ha sido muy limitado. Instituciones como el Juan de Mariana y profesores universitarios como el catedrático de Economía Jesús Huerta de Soto (reconocido austriaco) y economistas mediáticos como Daniel Lacalle han logrado alcanzar un cierto número de seguidores, especialmente en los ámbitos académicos, de la Bolsa y de los funcionarios de nivel medio. Tienen incluso su propia explicación de la crisis económica mundial (ver vídeo). En Twitter, esta comunidad se arremolina alrededor del hashtag #LET (liberales en Twitter).

¿Alguien está pensando seriamente hacerse liberlandiano? Ya hay cientos de españoles interesados, si atendemos a las reacciones que ha tenido la aparición de este nuevo microestado en las redes sociales y el foro abierto por el propio gobierno de Liberlandia para hispanohablantes interesados en obtener esta nueva nacionalidad. Ya existe una cuenta en Twitter con 758 seguidores que da información actualizada sobre el nuevo microestado. En su perfil advierten que la libertad tiene un precio: «Los totalitarios serán bloqueados. Y los trolls». Menos seguidores tiene la cuenta en Facebook, si bien ya son 174.

Por ahora casi todo son dudas. «¿De qué vamos a vivir allí?», «Hola a todos, vivo y trabajo en Barcelona (España). Me ofrezco como Representante Diplomático de Liberland en España. Asimismo podría abrir mercado en España, para futuros inversores españoles en Liberland». Pero las dudas no empañan su ilusión. Cáceres, Alicante, Cádiz, Madrid… los dispuestos a participar en este experimento social real son cada vez más y proceden de todas partes del país.

Un idioma de Google y moneda con patrón cripto-oro

El entusiasmo que muestran los españoles aspirantes a ser ciudadanos de esta utopía de libertad no parece tener límites. Así, en los foros de Liberlandia algunos proponen que la lengua española sea cooficial (actualmente solo lo son, en teoría, el checo y el inglés). «Se tendría la simpatía de toda Iberoamérica». Otros abogan por cambiar ya la Constitución fundacional: «El checo debería descartarse de plano. Ni siquiera se habla en la vecindad del país». Otros, más innovadores, apuestas porque el idioma oficial sea el Esperanto o incluso «el google translator».

Siempre preocupados por la pérdida de valor de la moneda y por la evolución de la inflación, tampoco han faltado las propuestas innovadoras para adoptar una moneda en el nuevo Estado. Si bien algunos creen que lo más adecuado sería adoptar una moneda electrónica como el Bitcoin, otros apuestan por «un esquema monetario competitivo, absolutamente libre, con moneda propia de patrón cripto-oro y administración descentralizada p2p. El símbolo monetario podría ser CLG (Cripto-Liber-Gold)», desarrollan.

¿Simples ensoñaciones que recuerdan al pueblo literario de Galt´s Gulch y al objetivismo de Ayn Rand o un experimento legítimo para hacer simulaciones sobre geopolítica y economía? 

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