El fuelóleo pesado, el más sucio de todos los combustibles, sigue utilizándose ampliamente, a pesar de que no sólo perjudica al clima, sino que también contamina el medio ambiente y el aire. | Foto: Ecologistas en Acción

Ni siquiera las primeras corporaciones de la clasificación de este año ofrecen un crucero que no perjudique al medio ambiente y al clima, que siguen sufriendo las consecuencias del uso de combustibles fósiles. Los gases de efecto invernadero, principalmente dióxido de carbono y metano, siguen alimentando el cambio climático. El azufre, los óxidos de nitrógeno y el hollín no sólo contaminan el medio ambiente, sino también deterioran la salud de los habitantes de los territorios costeros.

Sin embargo, las medidas de ahorro de combustible que aplican algunas compañías, son las que están teniendo un impacto más rápido: ya están a disposición de todas las navieras, pueden aplicarse a toda la flota en poco tiempo y ofrecen la posibilidad de ahorrar más de la mitad del combustible.

En las mejores posiciones del ranking se pueden distinguir las distintas medidas que las compañías han empezado a implementar. Las baterías, los diseños que ahorran energía, la menor velocidad y la optimización de la tecnología, desde el casco hasta la hélice, reducen eficazmente la necesidad de combustibles fósiles. Otro factor clave es el uso de energía en tierra, que permite prescindir completamente de los motores durante las horas de atraque. En muchos lugares, esto no se utiliza actualmente por falta de suministro ya que los puertos no disponen de puntos de carga debido a su mínimo nivel de electrificación. Ciudades portuarias como Hamburgo, Kiel y Rostock están a la cabeza, habiendo instalado sistemas adecuados en una fase temprana. La reducción de las emisiones de gases en los puertos beneficia tanto al clima como a todos los residentes que dejan de respirar un aire tan tóxico.

Sin embargo, en las compañías con peor posicionamiento en el ranking se puede apreciar cómo el número de medidas para reducir las emisiones es significativamente menor, al igual que el uso de electricidad en puerto. El fuelóleo pesado, el más sucio de todos los combustibles, sigue utilizándose ampliamente, a pesar de que no sólo perjudica al clima, sino que también contamina el medio ambiente y el aire.

El reto: la dependencia de los combustibles fósiles

La elección del combustible sigue siendo fundamental y difícil de resolver. El GNL permite mejorar considerablemente la calidad del aire, ya que se reducen los contaminantes atmosféricos. Sin embargo, el metano que se escapa durante la combustión es un auténtico asesino del clima, ya que tiene un potencial de calentamiento global 80 veces superior al del dióxido de carbono a corto plazo. Un crucero con GNL puede llegar a ser más perjudicial para el clima que un crucero con gasóleo. Por ese motivo desde Ecologistas en Acción denunciamos el lavado verde o greenwashing practicado por muchas compañías que publicitan el GNL como solución ecológica de manera engañosa.

Los biocarburantes tampoco están exentos de problemas. El aceite de palma, soja o incluso los biocombustibles basados en residuos, dependen de materias primas que conllevan a nuevos riesgos para el medio ambiente, como cambios en el uso del suelo y deforestación. Las evidencias indican que no hay suficiente biomasa disponible para contribuir de forma significativa a la descarbonización del transporte marítimo.

El objetivo de neutralidad climática queda lejos

En general, las empresas de cruceros deberían centrarse en los combustibles renovables de origen no biológico. Los combustibles basados en hidrógeno verde, como el metanol y el amoníaco, se perfilan como claros favoritos. La compañia TUI Cruises ha lanzado un nuevo buque «Mein Schiff 7», que en el futuro podrá funcionar con metanol. Desde Ecologistas en Acción consideran que «además de la eficiencia y la apuesta por los combustibles neutros para el clima, hay que reducir y limitar el número de cruceros en función de la capacidad de carga de las ciudades portuarias y de nuestros océanos. Este sector requiere de una regulación de la cual actualmente no se dispone a pesar de ser el medio de transporte más contaminante del planeta».

Desafortunadamente, el objetivo de la neutralidad climática está aún muy lejos. Desde la ONG alemana NABU que ha elaborado el ranking declaran que no perciben ninguna ambición de operar con toda la flota de forma climáticamente neutra. En el caso de Alemania, el propio estado ha consagrado el objetivo de la neutralidad de los gases de efecto invernadero para 2045 en su Ley de Protección del Clima. Sin embargo, ocho de las compañías de cruceros participantes declaran que no quieren ser neutras para el clima hasta 2050, mostrando la falta de voluntad del sector por los compromisos climáticos y ambientales.

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