En pleno debate sobre la productividad y cómo las empresas gestionan de forma más eficiente sus recursos, el dilema sobre el papel que juegan las universidades y los centros de formación parece que se va aclarando.

Cinco años de carrera, sin ningún tipo de contacto con el mundo empresarial -lógicamente-, luego un periodo de prácticas de apenas unas 300 horas y, los que tenían suerte, otro par de meses de becario. Tras ese tiempo, y ante la falta de experiencia, un Máster. En este caso, bien sea en una institución pública o privada, otro año de clases y al finalizar, de nuevo, otro periodo de prácticas.

Esas primeras inmersiones en el mundo laboral tendían de manera frecuente al desastre. Falta de acuerdos consistentes entre Universidad y empresas o requerimientos muy lejanos a la realidad del mercado. Pasaban los años y nadie ponía freno. Unos entramados educativos perezosos y unas empresas que no sabían sacar partido a todo esto han sido cómplices hasta hace bien poco.

¿Ha acabado esta situación? Queda mucho camino por recorrer, pero al menos ya no se ve la mezcla entre la educación superior y el mundo empresarial como un vaso de agua y aceite donde cada uno tiene su espacio. Bien es cierto que las instituciones educativas privadas han estado mucho más cercanas a las empresas, aunque tampoco sin hacer alardes.

Un día como ‘presidente’

Con cuentagotas, pero de forma continuada, siguen llegando noticias de empresas que colaboran de forma directa con instituciones educativas. El último ejemplo que hemos conocido es el de LG, que junto a ESIC y El Corte Inglés han lanzado una iniciativa bajo el nombre ‘LG Day’. Este proyecto convertirá a los empleados de la compañía coreana en vendedores en algunos de los principales centros de El Corte Inglés de toda España.

Durante esos días (24, 25 y 27 de abril) mostrarán, de forma práctica, a estudiantes del Postgrado de Gestión Comercial y de Marketing de ESIC, tanto técnicas de ventas como fundamentos de Marketing.

Los objetivos, que tienen entre otras acciones la cara amable de que el mejor alumno-vendedor será durante un día presidente de LG España, se centran en acortar esa brecha que sigue existiendo entre la Universidad y la empresa privada.

Desde Sabemos hemos preguntado a los responsables de LG presentes en el acto de presentación por la implicación que tiene la Administración Pública en el desarrollo y fomento de estas actividades, y su respuesta ha sido que realmente a veces deben ser las empresas quienes aborden de manera más decidida este tipo de proyectos. Aluden al efecto dinamizador que deben tener las grandes compañías para fomentar de manera activa la inclusión de los alumnos en el mundo laboral.

Más agua o aceite

Otra de las cuestiones que desde Sabemos hemos trasladado a los responsables de LG tiene que ver con la importancia del sector tecnológico en el cierre de esa brecha que acompaña a la educación y las empresas.

Su respuesta ha sido directa: se trata de un sector en constante innovación y que necesita de respuestas rápidas en todo momento. Esto hace que su implicación para tener a los profesionales más cualificados sea vital.

¿Qué más ejemplos conocemos?

Para poner algo de perspectiva a la situación, se pueden señalar una serie de casos en los que la relación entre empresas (tecnológicas) y centros de formación coge una dinámica óptima para tener mejores profesionales en el futuro.

Huawei y la Universidad Politécnica de Madrid (UPM), a través de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Telecomunicación, han suscrito un acuerdo marco de colaboración que da lugar a ‘Liderando la Era LTE’, un proyecto desarrollado dentro de la estrategia de Responsabilidad Social Corporativa de la firma, que busca formar a universitarios y dinamizar el entorno educativo a través del estudio de tecnologías punteras en telecomunicaciones.

Otro ejemplo es el de Oracle, donde afirman que este asunto de la educación y las empresas “no es una cuestión de opiniones sino de realidades. Basta con hacer una búsqueda en un portal de empleo para hacerse una idea de qué tecnologías son las más demandadas y trabajar en esa línea para que el mundo académico incorpore progresivamente esas tecnologías. En el caso de Oracle University, ya estamos trabajando en ese sentido con el programa Oracle Academy”.

Pero todo esto es la pequeña punta del iceberg de lo que está surgiendo, por fin. Si levantamos la cabeza vemos también acuerdos de Microsoft, como el que existe entre la Universidad de Cantabria y Microsoft Ibérica, dirigido a impulsar un entorno educativo avanzado a través de la tecnología y que llevará al entorno educativo cántabro herramientas tecnológicas clave, como Office 365, el acceso a programas innovadores y que fomentarán el espíritu emprendedor de la comunidad a través de BizSpark o el acceso a formación cualificada en tecnologías Microsoft, que mejorará la empleabilidad de las personas.

Todos estos ejemplos sólo representan el inicio de una nueva mezcla entre agua y aceite que el tejido empresarial español necesitaba y que por fin parecen haberse dado cuenta todos los actores implicados. Habrá que esperar a los resultados.

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