Operarios trabajando en la construcción de una nueva carretera en Albania. Foto: Banco Mundial/Albes Fusha

A pesar del aumento de la inversión en eficiencia energética, el consumo de energía y las emisiones de dióxido de carbono del sector de la construcción han repuntado desde la pandemia de COVID-19 hasta alcanzar un máximo histórico, según un nuevo informe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente.

El lanzamiento del estudio de la situación mundial de los edificios y la construcción de 2022 coincide con la última ronda de conversaciones en la conferencia de la ONU sobre el clima COP27 y concluye que el sector fue responsable de más del 34% de la demanda energética y alrededor del 37% de las emisiones de CO2 asociadas a la energía y sus operaciones durante 2021.

Las emisiones de CO2 relacionadas con la energía en las operaciones del sector alcanzaron un equivalente a las diez gigatoneladas de dióxido de carbono, un registro un 5% más alto que los niveles de 2020 y un 2% por encima del pico prepandémico de 2019.

La demanda de energía para la calefacción, la refrigeración, la iluminación y el equipamiento de los edificios en 2021 aumentó cerca de un 4% respecto a 2020 y un 3% en relación con 2019.

La directora ejecutiva del Programa ha alertado que de no reducirse las emisiones contaminantes en los márgenes establecidos en el Acuerdo de París “tendremos problemas graves”.

«El sector de los edificios representa el 40% de la demanda energética de Europa, el 80% de ella procedente de combustibles fósiles. Esto hace que el sector se convierta en un área para la acción inmediata, la inversión y las políticas para promover la seguridad energética a corto y largo plazo», ha explicado Inger Andersen.

La descarbonización del sector de los edificios para el año 2050 es un factor clave para conseguir estos recortes. Con el objetivo de reducir las emisiones globales, el sector debe mejorar el rendimiento energético de los edificios, disminuir la huella de carbono de los materiales de construcción, multiplicar los compromisos políticos y aumentar la inversión en eficiencia energética.

África y los materiales de construcción

Se prevé que el uso de recursos primarios se duplique de aquí a 2060, y que el acero, el hormigón y el cemento sean los principales responsables de las emisiones de gases de efecto invernadero. Los materiales utilizados en la construcción de edificios ya representan alrededor del 9% de las emisiones totales de CO2 relacionadas con el consumo de energía.

El carbono integrado en los edificios, es decir, las emisiones asociadas a los materiales y los procesos de construcción, debe abordarse para evitar que las medidas de ahorro de energía se vean perjudicadas. Sin embargo, el sector puede reducir su impacto, por ejemplo, buscando materiales alternativos y descarbonizando materiales convencionales como el cemento.

El uso de materiales alternativos es especialmente relevante para África ya que se prevé que su población alcanzará los 2.400 millones de personas en 2050 y que el 80% de ellas vivirá en ciudades

Para evitar el aumento de las emisiones mientras se construye el parque inmobiliario necesario para trasladar a las personas de los asentamientos informales, y crear edificios resistentes a los impactos del cambio climático, el sector africano debe buscar materiales de construcción y técnicas de diseño sostenibles, en los que el continente es rico.

“África también es rica en fuentes de energía renovable, solar y eólica, que los países pueden utilizar para alimentar sus edificios de forma sostenible”, destacan desde el Programa.

Principales tendencias mundiales

El informe señala que ante las crecientes crisis -como la guerra de Ucrania y la consiguiente crisis energética, y el aumento del coste de la vida- deben mantenerse las inversiones en eficiencia energética para reducir su demanda, evitar las emisiones de CO2 y moderar la volatilidad de los costes energéticos.

Como ejemplo de cambio en el sector, el estudio destaca que los efectos combinados del aumento del precio de los combustibles fósiles por la guerra de Ucrania y la crisis causada por el aumento del coste de la vida suponen un incentivo para invertir en eficiencia energética, aunque la caída del poder adquisitivo y la repercusión en la mano de obra y en los materiales pueden frenar la inversión.

“La solución podría estar en que los gobiernos destinen ayudas a las inversiones en edificios de baja y nula emisión de carbono a través de incentivos de carácter financiero y no financiero», destacó Anderson.

Para reducir las emisiones del sector también es fundamental incluir a los edificios en los compromisos climáticos del Acuerdo de París, conocidos como Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional, y los estándares energéticos obligatorios de los edificios.

El número de menciones de los edificios en las Contribuciones creció de 88 en 2015 a 158 en 2021. Sin embargo, el avance en las políticas y acciones sobre edificios y construcción sigue siendo lento. Durante el mismo periodo, el número de países con reglamentos energéticos para la construcción aumentó de 62 a 79. Sin embargo, solo el 26% de los países disponen de reglamentos energéticos obligatorios para la totalidad del sector.

Recomendaciones del informe

Entre las recomendaciones del informe destaca la creación de coaliciones a nivel nacional entre las partes interesadas para establecer objetivos y estrategias que permitan alcanzar un sector de la construcción y de los edificios sostenible, con cero emisiones de carbono y resistente, mediante Hojas de Ruta para la Construcción.

También sugiere que los gobiernos nacionales y regionales deben establecer códigos energéticos obligatorios para los edificios y fijar un camino para que sus códigos y normas de construcción alcancen un balance cero de carbono lo antes posible

Los gobiernos y los organismos no estatales deben aumentar su inversión en eficiencia energética y las industrias de la construcción y del sector inmobiliario deben aplicar estrategias de neutralidad en carbono tanto para los edificios nuevos como los ya existentes.

Las industrias de materiales y de la construcción deben comprometerse a reducir sus emisiones de CO2 en toda su cadena de valor y los gobiernos, especialmente los de las ciudades, deben aplicar políticas que promuevan el cambio a «economías de materiales circulares».

Finalmente, se plantea que los países y las economías de rápido crecimiento deben invertir en la creación de capacidades y en cadenas de suministro que promuevan diseños energéticamente eficientes y una construcción baja en emisiones de carbono y sostenible.

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