La isla de Lanzarote albergará el primer museo submarino de Europa y esta es una idea que me llena de regocijo y alborozo. No entraré aquí en polémicas sobre la financiación de este museo, cuya construcción ha recibido críticas por parte de diferentes cargos públicos y miembros de Podemos, quienes se manifestaron durante la inmersión de la primera escultura contra lo que llaman “museo de la corrupción” y que aseguran que la inversión de dinero público de 800.000 euros realizada en el mismo, solo pretende beneficiar al puerto deportivo privado que existe en la misma zona.

Lo dicho, no sé qué hay de cierto o de falso en dichas acusaciones, solo sé que como buceadora, me parece una idea magnífica para revitalizar los fondos marinos de la isla y la llegada de turistas interesados en el buceo recreativo, una actividad que mueve más de 3.000 millones de euros al año solo en Europa.

El Museo Atlántico de Lanzarote estará situado en el litoral suroeste, en un espacio fuera de los límites considerados como zona protegida, cercano a Las Coloradas en el municipio de Yaiza. Contará con una superficie de 2.500 metros cuadrados, si bien la ocupación neta del fondo no excederá el 15% de este área. Allí encontraremos hasta 400 esculturas realizadas por el artista británico Jason deCaires, quien ha participado en la creación de diferentes museos subacuáticos, entre ellos el de Isla mujeres en Cancún, Méjico; o el de Granada, en las Antillas. Para la creación de las esculturas deCaires ha contado con la ayuda de numerosos lanzaroteños, quienes ahora contarán con una efigie a su imagen y semejanza bajo las aguas del Atlántico.

Las esculturas están realizadas en materiales de alta calidad pensados para sobrevivir al medio marino durante 300 años; además, están recubiertas de un cemento de PH neutro que permite y facilita el crecimiento de corales en torno a ellas, lo que se pretende sirva para atraer una mayor diversidad de especies marinas a la zona del museo, tal y como sucedió en los museos subacuáticos de Granada y Cancún. En este último, la biomasa de corales se incrementó un 12% entre los años 2009 (fecha de apertura) y 2013, en tanto que las de crustáceos, peces, moluscos y algas lo hicieron entre un 59% y un 65%.

La profundidad a la que se situarán las obras no será inferior a los 12 metros, ni superior a los 15, lo que permitirá que incluso aquellos que se están iniciando en el submarinismo, puedan visitarlas y experimentar las sensaciones que proporciona el bucear entre inmóviles y fantasmales estatuas. Por otra parte, la zona destinada a museo se encuentra a resguardo de las fuertes corrientes submarinas atlánticas del norte de la isla, y eso, para un buceador novel, es de agradecer.

En 2014, 117.643 turistas practicaron buceo en Lanzarote, cifra que supone un 5´2% de los turistas mayores de 15 años que visitaron la isla en dicho año. Si bien el periodo estival es el que acumula el mayor número de turistas, el agradable clima de la zona permite que se pueda bucear durante todo el año.

El museo podrá empezar a visitarse este mes de marzo, pero tendremos que esperar al verano de 2017 para que esté a pleno rendimiento. Además, visitarlo servirá para que se pueda seguir investigando y divulgando la riqueza de las especies y los fondos marinos de Lanzarote, ya que el 2% de los ingresos que genere el museo, se destinarán a este fin. Con este proyecto, Lanzarote apuesta de nuevo por el turismo sostenible considerando especialmente el medio ambiente marino, no hay que olvidar que la isla está declarada Reserva de la Biosfera por la UNESCO desde octubre de 1993.

Como buceadora no pueden dejar de alegrarme este tipo de iniciativas, siempre que sean respetuosas con la flora y fauna marinas locales. No sé si generará beneficios económicos a corto, medio o largo plazo, intuyo que sí y deseo que así sea, pero en ocasiones no todo se reduce a una cuestión económica, debemos construir para el futuro; los océanos necesitan nuestra ayuda para prosperar, su situación es alarmante y aun así, pocos se alarman. Sé que este museo dará una oportunidad a la regeneración de especies en otros puntos del litoral lanzaroteño; el mismo museo puede llegar a convertirse en un nuevo arrecife, con lo que eso significa, es decir, más corales, más pececitos, más vida; también sé que algunos buceadores volveremos a visitar Lanzarote solo por poder bajar a este museo y disfrutar de una original inmersión, eso sí, siempre respetando la máxima “toma solo fotografías, mata solo el tiempo, deja solo burbujas”.

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