Marcando delfines de río. Foto: WWF

Son víctimas de la contaminación por vertidos industriales y metales pesados, como el mercurio por la minería ilegal, vertidos asociados a prospecciones y explotaciones petrolíferas y plásticos. Los delfines de río son también sensibles a la contaminación acústica del tráfico marítimo, colisionan con embarcaciones y quedan atrapados de forma accidental en redes de pesca. De ahí que sus poblaciones se hayan visto mermadas a lo largo de los últimos 50 años en un 65%, según WWF.

Los delfines de río son un termómetro de la salud de las grandes arterias del planeta. Sin embargo, están seriamente amenazados, tal y como destaca la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). La mayoría de los delfines vive en mares templados y tropicales, pero también se encuentran en grandes estuarios, deltas y ríos asiáticos y sudamericanos. En ambas regiones, los delfines sobreviven, aunque amenazados por la degradación y pérdida de su hogar, ya que la construcción de diques y presas fragmenta sus poblaciones y dificulta su reproducción y movimiento.

En las aguas dulces y oceánicas de Latinoamérica nadan tres especies muy amenazadas: el delfín del río Amazonas o boto, que se caracteriza por su piel rosada y se trata del delfín fluvial más grande del mundo, con sus 2,8 metros y 180 kilos; junto a este, se encuentran el tucuxi, también catalogado como en peligro de extinción por la UICN, y la franciscana o delfín del Plata, catalogado como vulnerable.

Recuperación y salvación en Asia

Por otro lado, extinguido el baiji chino del río Yangtsé en 2007, gracias a la tarea de WWF el delfín del Indo, ha protagonizado una de las más exitosas historias de conservación en Pakistán, aumentando de 1.200 a casi 2.000 ejemplares en los últimos 20 años. Además, se estima que existen casi 5.000 delfines adultos y juveniles del Ganges, nadan en ríos de India, Bangladés y Nepal en la actualidad; menos de 300 delfines del Irawadi sobreviven en el río Mekong y otros cauces de Camboya, Indonesia y Myanmar; y hay unas 1.000 marsopas chinas sin aleta o cerdos del Yangtze (China). Todas estas especies se encuentran en peligro de extinción, aunque muestran tendencias de recuperación, como resultado de los esfuerzos de conservación.

Desde hace más de 30 años, mediante acuerdos con pescadores y comunidades locales WWF promueve la pesca sostenible y la creación de áreas protegidas y corredores biológicos para cuidarlos. «De este modo, formamos a los pescadores para recuperar y liberar a delfines atrapados en redes, además de crear grupos de rescate en áreas clave. De este modo, el programa de respuesta de emergencia para delfines del Indo, que cuenta con una ambulancia para delfines, ya ha rescatado a 150 delfines en canales de riego pakistaníes«, explica la organización.

Otras acciones que desarrolla para proteger a este animal son la lucha contra la contaminación y el desarrollo de campañas de sensibilización y conservación que incluyen censos, vigilancia con drones, marcaje y seguimiento vía satélite.

Las especies de agua dulce según el Informe Planeta Vivo 2022

En base a 6617 poblaciones analizadas, que representan 1398 especies de mamíferos, aves, anfibios, reptiles y peces, el Informe Planeta Vivo de agua dulce 2022 de WWF indica que, desde 1970, sus poblaciones han disminuido una media del 83% (rango: -74 % a -89 %). Partiendo de la muestra más grande hasta la fecha -se han añadido al conjunto de datos 454 nuevas especies de agua dulce y 2876 nuevas poblaciones- se observa, al igual que en el caso del Informe Planeta Vivo global 2022, que el declive es similar al que mostraban ediciones anteriores del Informe.

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