Modernos, clásicos, retro, innovadores. Si hay un sector gastronómico dispuesto a arriesgar hoy en día éstos son los restaurantes ambulantes, una moda importada de Francia y Estados Unidos que cada vez tiene más repercusión en España a pesar de las limitaciones legales.

Cocineros que piensan que si Mahoma no va a la montaña, la montaña irá a Mahoma. Ese parece ser el lema de los emprendedores que se animan a abrir uno de las decenas de food trucks (en inglés, camiones de comida) que hay en España. Nada que ver con la churrería del barrio. Son restaurantes que sirven comida y productos con vocación de gourment y a precios, por lo general, asequibles. 

Los conocidos como food trucks surgieron, según la leyenda, en Marsella en los años 60. El éxito de las primeras experiencias animó . Un concepto a medio camino entre la gastronomía gourmet y la comida rápida.

Platos tradicionales, cocina del mundo, cervezas artesanales, bocadillos de autor, huevos rotos surrealistas… el límite a la hora de desarrollar propuestas está en la imaginación de los dueños de estos food truck. España está viviendo un auge de los mismos, que se agrupan en torno a páginas web que funcionan como asociaciones empresariales, tales como Food Truck Ya y The Food Trucks Club, entre otros.

¿Por qué este incipiente tejido asociativo? En parte porque al contrario que en Estados Unidos (donde estos negocios ambulantes gozan de una mayor libertad) en España los camiones de comida se enfrentan a regulaciones estrictas a la hora de obtener permisos de instalación. Ni vale cualquier sitio ni se pueden instalar en cualquier momento.

Hay pocas licencias municipales para instalarse y en muchas de ellas prevalecen los criterios de antigüedad o la tradición, por lo que para estos negocios hosteleros incipientes es complicado hacerse un hueco natural en las ciudades. Es por estas limitaciones que en general los food truck viajan en grupo, de feria en feria o en función de que un determinado evento les contrate como alternativa a un catering habitual.

De ciudad en ciudad

Este fin de semana, por ejemplo, el Festival Metrópoli de Gijón (una mezcla de frikismo, conciertos y humor) disfrutará de una concentración de estos particulares camiones gastronómicos. No será la única ciudad en la que se pueda disfrutar de comida camionera. Desde este viernes están presentes en Madrid, en el festival Mulafest (en el reciento ferial de la capital) y en el Surflim Festival de San Sebastián (Guipúzcoa).

También habrá concentraciones en León (Come y Calla) y Barcelona (Beatles Weekend). El calendario promete ser movido, ya que pese a las limitaciones legales la comida sobre ruedas es una moda al alza en el panorama gastronómico español. Hace dos años, el crítico de El País José Carlos Capel se preguntaba en su blog por qué no se regulaba esta actividad en España de una vez, de forma que se pudiera dar salida a buena parte del talento joven.

Y es que tal y como muestran desde Food Truck Ya, no es precisamente fácil llegar a tener un camión-restaurante operativo y circulando por las calles. Además del carné de manipulador de alimentos (obligatorio para cualquier empleado en hostelería) es necesario estar dado de alta en el IAE, al corriente de pago en la Seguridad Social y tasas municipales, seguro de responsabilidad civil y camión homologado. Y eso sin contar con que para colocarte en un lugar determinado hay que obtener el permiso del Ayuntamiento.

¿Y si quiero montar un camión de comida? Según la experiencia acumulada por los editores de Food Truck Ya, el coste puede oscilar entre los 4.000 y los 35.000 euros, en función de si es una furgoneta, un camión, una caravana, si está restaurado, si es tipo vintage…

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