El apoyo legal lo extrae la Consejería de la Ley de Flora y Fauna de Andalucía y del Reglamento de Ordenación de la Caza en Andalucía. Sin embargo, la realidad ecológica del conejo en los campos de Andalucía «no se ajusta a los supuestos establecidos en esos preceptos legales», según Ecologistas en Acción, que va más allá. «Sigue sin estar probado técnica ni científicamente una situación de emergencia que conlleve daños a los cultivos por explosión demográfica del conejo. La propia Resolución de la Consejería es una simple y vergonzosa copia, (la misma de los últimos años), donde admite que los resultados (censales) generales indican una densidad media baja de conejos para el conjunto de Andalucía, aunque poblaciones localmente altas ocasionaron daños en el pasado». Y respecto a lo establecido en el Reglamento de Ordenación de la Caza, «tampoco se da ninguna situación excepcional de tipo meteorológico, biológico, sanitario o ecológico de especial gravedad que ponga en riesgo a las especies cinegéticas o sus hábitats», señala la organización ecologista.
Por otra parte, los preceptos legales citados facultarían a la Dirección General de Política Forestal y Biodiversidad para adoptar medidas cinegéticas excepcionales «con la debida justificación», y en el caso que nos ocupa la única justificación aportada «es una hipotética reaparición de daños si no se renuevan las medidas cinegéticas excepcionales. Por tanto, estamos una vez más ante una resolución administrativa sin la debida sustentación legal».
Para los ecologistas, esta actitud de la administración medioambiental andaluza de renovar de manera automática y sin la justificación debida las medidas cinegéticas excepcionales, como viene ocurriendo los últimos 19 años, no hace otra cosa que «contribuir a la cronificación del riesgo, asumiendo la anomalía como costumbre, como norma, y renunciando a medidas de corrección estructurales que aborden las causas del problema». A su juicio, la corrección de la situación pasa por «recuperar la vegetación silvestre en las vías de comunicación, caminos rurales, vías pecuarias, arroyos, ribazos, linderos, y un largo etc, y por recuperar la comunidad de predadores naturales que tienen al conejo como una de sus principales presas».
Dicen también que, incomprensiblemente, en las mismas zonas que se autoriza la caza del conejo de forma ininterrumpida por una supuesta superpoblación, «se incentiva también la caza del zorro, uno de sus depredadores, y, para más infamia, la Consejería ha iniciado la tramitación de la Orden por la que se regula la acreditación y las funciones de las personas controladoras de predadores cinegéticos y se aprueban sus métodos de captura. Todo un autentico disparate, eliminar predadores del conejo».
Mientras que se implementan estas medidas, que requieren un tiempo, y en los casos donde realmente la densidades de conejo así lo aconsejen, en opinión de Ecologistas en Acción, «se debería optar por capturarlos y traslocarlos posteriormente a áreas naturales donde las densidades son extremadamente bajas y están poniendo en peligro especies amenazadas como el lince ibérico y el águila imperial». Lugares emblemáticos para el lince ibérico, como los valles fluviales de los ríos Jándula (Jaén) y Yeguas (Córdoba), pueden llegar a perder territorios históricos de reproducción por falta de conejo. Por supuesto, recuerdan, que «las translocaciones deben realizarse con las cuarentenas sanitarias de rigor».
Territorios linceros en la lista de municipios
Además, respecto a la conservación del lince ibérico, advierten de la existencia de territorios linceros establecidos en los términos municipales de Marmolejo, Lopera o Andújar, «municipios, que incompresiblemente, aparecen en el listado de la Resolución objeto de valoración. Y esto sólo parece que es el principio, puesto que la desaparición del conejo en los últimos reductos del lince ibérico, están forzando a éstos, a desplazarse a terrenos de campiña en busca de su principal presa, el conejo silvestre (Oryctolagus cuniculus)».
Para Ecologistas en Acción, la Consejería de Sostenibilidad, Medio Ambiente y Economía Azul, «acepta sin pudor la incongruencia de resolver con escopetas un problema inexistente, mientras sigue, con una actitud de auténtico servilismo y vasallaje, atendiendo las exigencias permanentes del sector cinegético para llevar a cabo un innecesario control de predadores naturales. En éste como en tantos otros casos, se priman los intereses del sector cinegético que ve incrementados sus derechos de caza con justificaciones insostenibles. Los conejos, y sus depredadores, van a ser las víctimas de una guerra política entre la derecha y la extrema derecha por erigirse en representantes del sector cinegético más arcaico», concluyen.