El 18 de marzo de 2011, cinco personas murieron a manos de las fuerzas del régimen de Bashar al Assad en la ciudad de Deraa , en el extremo suroccidental de Siria. Tres días antes, miles de manifestantes habían tomado las calles de las principales ciudades del país para pedir reformas y medidas contra la corrupción, impulsadas por el ejemplo de las llamadas Primaveras Árabes.

Las protestas derivaron en represión, la represión en radicalización de las partes, la radicalización en guerra civil abierta y la guerra civil abierta en la internacionalización de uno de los conflictos internos más sangrientos de la historia.

La relación de víctimas, una letanía monótona y cargada de cifras, refleja abiertamente la complejísima trama en que se ha convertido la guerra civil siria. Según el informe presentado este jueves por el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, una organización con sede en Londres pero que cuenta con una amplia red de informantes dentro de Siria, al menos 310.000 personas han perdido la vida como consecuencia directa del conflicto armado.

El Observatorio ha documentado, con identidades, imágenes y circunstancias, la muerte de al menos 220.071 personas desde aquel 18 de marzo de 2011 hasta el 14 de abril de este mismo año. Casi la mitad de las víctimas (104.629) corresponden a civiles, de los cuales 11.021 eran niños y 7.049 mujeres.

En cuanto a los participantes directos en el conflicto, el Observatorio ha registrado la muerte de al menos 37.336 combatientes rebeldes e islamistas contrarios al régimen y de 2.512 soldados y oficiales desertores unidos a las filas opositoras.

Aparte, la misma fuente ha constatado el fallecimiento de al menos 28.253 combatientes extranjeros (de otros países árabes, europeos, americanos y australianos) enrolados en los numerosos grupos yihadistas que operan en el país al calor de la guerra civil, como el Daesh (Ejército Islámico), el Frente al Nusra, el batallón Yunud al Sham, el batallón Yund al Aqsa, el Movimiento Yund al Sham y el batallón Al Jadra.

En cuanto a las fuerzas partidarias de Al Assad, el Observatorio ha detectado la muerte de 46.843 soldados y oficiales del Ejército gubernamental y de al menos 31.346 combatientes de los Comités de Defensa Popular, de las Fuerzas de Defensa Nacional, del grupo paramilitar Al Shabiha, de los diversos grupos informantes del régimen y de la llamada “Resistencia Siria para liberar Sanyak y Alexandretta”.

La mitad de las víctimas mortales son civiles

En las filas progubernamentales también se ha registrado el fallecimiento de numerosos milicianos extranjeros, entre los que figuran 2.844 chiíes procedentes de otros países árabes y asiáticos, la Brigada Al Quds Al Felastini y otros grupos armados procedentes del mundo árabe.

Para rematar el crisol, el Observatorio ha confirmado la muerte de 682 combatientes del partido-milicia chií libanés Hezbolá y de al menos 3.162 personas no identificadas pero sí documentadas mediante fotografías e imágenes de vídeo.

A estos datos constatados por el Observatorio habría que añadir, según la misma fuente, los aproximadamente 86.000 combatientes extranjeros que se estima que han perdido la vida en las filas de los diversos grupos armados islamistas, aparte de los más de 28.000 mencionados más arriba, una cifra difícil de cotejar a causa de “la extrema discreción de las dos partes sobre las pérdidas humanas causadas por el conflicto y a las dificultades en las comunicaciones en Siria”.

La tragedia se redondea con los más de 20.000 detenidos en las prisiones del régimen, con las miles de personas desaparecidas durante los ataques y masacres del Ejército, con el millón y medio largo de personas que han resultado heridas, muchas de ellas con “discapacidades para toda la vida”; con los “cientos de miles de niños que se han quedado sin padres”, con “más de la mitad de la población siria desplazada” y con la destrucción de infraestructuras y de instalaciones públicas y privadas.

Según UNICEF, el conflicto ya afecta a 14 millones de niños «que están sufriendo la violencia, el desplazamiento a gran escala y la escasez de recursos básicos». «Una generación entera de niños en Siria y en los países vecinos se encuentra en grave peligro y, si no se actúa ahora, se puede perder para siempre, con profundas consecuencias para Siria, la región y más allá», ha manifestado la organización en un documento reciente, a través del hashtag ChildrenofSyria, con motivo del cuarto aniversario del comienzo de conflicto armado. 

En un sentido muy similar, la ONG Save the Children ha advertido de que los actuales niños sirios corren el riesgo de convertirse en una «generación perdida» a causa del colapso del sistema educativo.

Aparte, el balance del Observatorio no incluye a los más de 7.000 soldados regulares y milicianos gubernamentales y los alrededor de 2.000 “partidarios del régimen” capturados por el Daesh, el Frente al Nusra y otros grupos rebeldes e islamistas bajo la acusación de “colaborar” con el Gobierno. Ni tampoco se incluye a los más de 1.500 combatientes rebeldes e islamistas capturados durante los enfrentamientos armados ni se conoce el destino de alrededor de 4.000 civiles y combatientes de la tribu Shaitaat secuestrados por Daesh en la provincia de Deir Ezzor, en el extremo oriental.

“El silencio de la comunidad internacional ante los crímenes de guerra y los crímenes contra la Humanidad cometidos en Siria anima a los criminales a matar cada vez a más sirios porque no encuentran a nadie que se lo impida”, ha denunciado el Observatorio, que ha reclamado la intervención del Tribunal Penal Internacional o “el establecimiento de un tribunal especial para Siria”.

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