
Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), 71 de los 100 cultivos que proporcionan el 90% de los alimentos en todo el mundo son polinizados por animales, muchos de ellos abejas. No son tan vistosos ni tan corpulentos como un tigre o un elefante, pero los animales polinizadores también están en riesgo de extinción y resultan esenciales para el mantenimiento de la biodiversidad y de nuestro propio bienestar.
La investigadora del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) Anna Traveset ha escrito La crisis de los polinizadores (CSIC-Catarata) con el propósito de transmitir el conocimiento existente sobre estas especies y su estado de conservación, explicar las causas y consecuencias de su declive, y, sobre todo, dar a conocer su importancia para el buen funcionamiento de los ecosistemas del planeta. Anna Traveset es doctora en Biología por la Universidad de Pensilvania y profesora de investigación del CSIC en el IMEDEA. Su línea de investigación se centra en las interacciones ecológicas entre especies a nivel de comunidad, concretamente en cómo de vulnerables son al cambio global. En 2017 recibió el Premio Jaume I en la categoría de Protección del Medio Ambiente, en 2022 fue galardonada con el Ramon Llull (Gobierno Balear) por su trayectoria científica y en 2024 obtuvo el Leandre Cervera otorgado por la Societat Catalana de Biología. Ha publicado cerca de 300 artículos en revistas científicas y editado varios libros y volúmenes especiales de revistas y figura en la lista de investigadores altamente citados.
El texto de la colección ¿Qué sabemos de? también analiza cómo esta crisis es percibida y gestionada por los responsables políticos, los profesionales de la agricultura y la sociedad. Asimismo, plantea estrategias de concienciación y conservación de los polinizadores desde distintos enfoques. “Por sorprendente que parezca, el valor de la polinización animal no pasa únicamente inadvertido por la sociedad en general, sino por una buena parte del sector agrícola”, destaca Traveset, ya que “muchas de las personas que trabajan en agricultura desconocen la importancia de conservar no solo los insectos domesticados que necesitan para sus cultivos, sino también las especies silvestres”, apunta.
¿Por qué son importantes?
“La importancia ecológica de los polinizadores se remonta a más de 150 millones de años y han tenido un gran impacto sobre la evolución de las plantas y sobre el funcionamiento del planeta”, subraya la experta. Cerca de un 90% de las plantas que producen flores son polinizadas por animales. Dependen de ellos total o parcialmente para la producción de semillas, y, por tanto, para mantener su ciclo biológico. Además de ser fundamentales para mantener la biodiversidad en los ecosistemas, los polinizadores actúan como “conectores ecológicos” porque las plantan que polinizan sirven de alimento para otras especies.