El texto desarrollado por la Red de Redes de la Economía Solidaria en el Estado español (REAS) lleva ya más de 1.500 apoyos de colectivos y personas de los ámbitos de la academia, el ecologismo, el feminismo, el movimiento vecinal, los derechos humanos, la cultura y el sindicalismo, entre otros. La Federación Regional de Asociaciones de Vecinos de Madrid (FRAVM) ha anunciado su adhesión. Bajo el título «Pon la vida en el Centro. Manifiesto por la Economía Solidaria», la REAS propone colocar «la sostenibilidad de la vida en el centro de la actividad económica«

La organización explica que «las propuestas de la Economía Solidaria hacen frente al desarrollo de una economía capitalista, financiarizada y alejada de la economía real, centrada en el crecimiento ilimitado de la producción y el consumo al margen de sus efectos sociales y ambientales. Su único objetivo es el lucro y la maximización de beneficios, lo que produce precariedad, pobreza y desigualdad insostenibles. Se trata de un sistema no sólo económico, sino sociopolítico y cultural, basado en relaciones de desigualdad y exclusión por motivos de género, orientación e identidad sexual, edad u origen».

Asimismo reivindica que la Economía Solidaria es una visión y una práctica que, dentro de la Economía Social, coloca los procesos de sostenimiento de la vida en el centro de la actividad socioeconómica, «situando a las personas, comunidades y entorno ambiental por encima del capital y de su acumulación. Este modelo promueve y desarrolla iniciativas alternativas en todas las esferas del ciclo económico (financiación, producción, comercialización y consumo), desde valores relacionados, entre otros, con la cooperación, la reciprocidad, la autogestión y la solidaridad. Todo ello desde una perspectiva transformadora que persigue construir economías más comunitarias, democráticas, equitativas, inclusivas y sostenibles. Economías, en definitiva, feministas, ecológicas y solidarias«, denuncian.

En este contexto, reivindican «la transición hacia nuevos modelos en los que los seis principios que presentamos posibiliten la generación de iniciativas, espacios y redes económica y socialmente transformadoras».

Equidad

Esos principios pasan por la equidad, que incorpora la justicia y la diversidad al objetivo de igualdad. Supone reconocer la igualdad de oportunidades, condiciones y trato, a la vez que establecer un reparto justo de obligaciones, recursos y responsabilidades bajo los principios de universalidad y singularidad.

Trabajo digno

El manifiesto también aborda el trabajo digno. «Mucho más que un empleo o una ocupación, el trabajo es toda actividad humana que hace posible la vida, reconociendo así los trabajos en plural, productivos y reproductivos, profesionales y voluntarios, remunerados y gratuitos. En base a nuestra interdependencia y ecodependencia, entendemos básico para nuestra supervivencia los trabajos de cuidados entre las personas, comunidades y con el planeta, situándolos como prioritarios para la organización social».

Sostenibilidad ecológica

Respecto a la sostenibilidad ecológica, reconocen la naturaleza como sujeto de derechos, colocando a los seres vivos y a la reproducción de la vida en el centro de todo proceso social y económico. «La sostenibilidad ecológica es, en base a la ecodependencia de toda actividad humana, un principio central del compromiso con la sostenibilidad de la vida y de la necesidad de asegurar la supervivencia de todos los seres vivos dentro de los límites biofísicos del planeta».

Cooperación

En el texto explican que la cooperación es un elemento central para la construcción de relaciones económicas colaborativas, democráticas y transparentes, una propuesta de autoorganización, basada en el apoyo mutuo y la solidaridad, dirigida a la satisfacción de necesidades y al logro del bien común.

Reparto justo de la riqueza

En su análisis sobre la riqueza, entienden que se trata del conjunto de elementos materiales, sociales, culturales y naturales que determinan la capacidad de una comunidad para atender las necesidades de sus integrantes en el corto, medio y largo plazo. «Así, su justa generación, distribución y conservación se convierte en una estrategia colectiva necesaria para la reproducción y la sostenibilidad de la vida. Esto implica resignificar el uso y el valor del dinero como un instrumento para una economía real de base comunitaria que nos permita construir sociedades equitativas, inclusivas y autónomas».

Compromiso con el entorno

Finalmente, el manifiesto recuerda que el compromiso con el entorno «supone colaborar y articularse con el resto de los agentes que conforman el tejido socioeconómico. Implica la promoción y el impulso de modelos de producción, distribución y consumo centrados en el territorio, desde donde construir propuestas comunitarias de mejora y una agenda de transformación ecosocial que transite de lo local a lo global».

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