La Federación Nacional de Comunidades de Regantes (Fenacore) afirma que ninguna población en España está sufriendo restricciones de agua por culpa de los cultivos de regadío, puesto que así lo asegura la propia Ley de Aguas y los Planes de Sequía de las Confederaciones Hidrográficas, que establecen claramente la prioridad de uso siempre para el abastecimiento.
De esta manera, Fenacore denuncia «la demonización que está sufriendo el regadío, frente al que parecen haber orquestado una campaña de desprestigio ante la opinión pública que atenta gravemente contra la supervivencia de un sector determinante para la producción de alimentos». A juicio de la Federación, «la criminalización del regadío en este contexto marcado por las sequías agravará la crisis alimentaria».
La organización considera que se está intentando buscar «un culpable» de las restricciones de agua por la sequía ajeno a las Administraciones Públicas, «que son las responsables del agua como Dominio Público Hidráulico Estatal, lanzando ideas falsas y omitiendo, por ejemplo, que los caudales ecológicos han reducido un 16% de media la disponibilidad de agua en España».
Cacería con datos erróneos e ideas falsas
Desde la Federación se señala que «en esta cacería contra el sector» también se están usando conscientemente datos erróneos, «alertando de que en España no hay más de 4 millones de hectáreas de regadío. De hecho, el propio Ministerio de Agricultura ha establecido que la superficie de regadío en España es de 3.831.181 hectáreas, es decir, un 18% de la superficie agraria útil. Un porcentaje inferior que el de países como Italia, Grecia o Malta; en los que escalaría hasta el 20%, 23,6% y 31,4%, respectivamente».
Asimismo, Fenacore recuerda que «la gran mayoría de los regadíos en España existen por iniciativa pública a través de los planes del Ministerio, las comunidades autónomas y el apoyo de los correspondientes ayuntamientos. Y que es el MITECO el que otorga las concesiones para poner en marcha todos los regadíos, por lo que no es un asunto ajeno a la Administración».
De forma paralela, la organización que aglutina a 700.000 regantes y más del 80% del regadío nacional, respalda el cumplimiento de la legislación de aguas y el uso legal del agua, y recuerda que todos los regadíos tienen sus concesiones inscritas. De ahí que, en su opinión, «resulta injusto hacer acusaciones genéricas e indiscriminadas de regadíos ilegales, frente a los que anima a quien conozca algún caso aislado a presentar denuncias para tramitar los expedientes que correspondan».
Más embalses
Los regantes piden estudiar caso por caso las causas de la sequía, que pueden estar relacionadas con la falta de lluvias, los efectos del cambio climático, el crecimiento de todas las demandas, la poca eficiencia en los usos, el incremento de caudales ecológicos o la menor escorrentía superficial a causa del abandono de los cultivos de secano, «sobre todo en la España interior, cuya superficie forestal ha ido colonizando tierras de cultivo absorbiendo más agua en la superficie».
Tampoco entienden «por qué no se construyen más embalses, ya que al cubrir el 80% de la demanda de agua en España, constituyen la principal y mejor solución para el problema del agua»
Falta de inversión
Reiteran que la falta de inversión en obras de regulación «agravará la amenaza que suponen las sequías para España» y lamentan que «se hayan ejecutado sólo dos de cada diez euros de la inversión prevista en los anteriores planes hidrológicos, por lo que un porcentaje elevado de infraestructuras hidráulicas de interés general no se han realizado pese a recogerse en los sucesivos planes y resultar determinantes para mitigar impactos del cambio climático como las sequías».
Así, la Federación explica que las obras de regulación son fundamentales a la hora de combatir las sequías al permitir embalsar agua en las épocas de lluvia para distribuirla y usarla cuando se necesite. Y apunta que «la mayoría de los países europeos pueden aprovechar de forma natural más de un 40% de sus recursos hídricos, mientras que en España este aprovechamiento en régimen natural se reduce al 9%. De ahí, la necesidad de las obras de regulación para almacenar agua». En opinión de los regantes, «en España, sin embalses, en el estiaje de verano de los ríos, sólo se podrían abastecer en torno a 5 millones de habitantes».
Regulación de cuencas: la piedra en el camino
A la hora de regular las cuencas, los regantes respaldan la obligación de respetar el medio ambiente y de someter cualquier obra hidráulica a los pertinentes análisis ambientales, hidrológicos, sociales y económicos. Sin embargo, afirman «en contra de la posición radical de algunos grupos ecologistas, Fenacore defiende la regulación también para paliar los efectos negativos de las sequías».
En esta línea, la Federación critica duramente que los Planes Hidrológicos de los que dependerá la gestión del agua durante las próximas décadas establezcan propuestas de caudales ecológicos para acercar el funcionamiento del río a su régimen natural, lo que anularía la función de regulación que cumplen nuestros embalses, pudiendo llegar a vaciarlos y, así, representando una seria amenaza para la satisfacción de las demandas, o lo que es lo mismo, para la producción de alimentos.
Finalmente, insiste en que los regadíos en España «hacen un uso eficiente del agua y son de los más modernizados del mundo, al tener más del 76% de la superficie de riego modernizado (53,9% goteo y 23% aspersión), lo que ha permitido reducir el uso del agua en más de 3.000 m3/hectárea y año durante los últimos 25 años». Y frente a «la injusta acusación de despilfarradores», afirma que «se desperdicia mucha más agua en las redes de distribución de los abastecimientos en ciudades y pequeñas poblaciones que en los regadíos».