La deforestación es responsable por sí sola del 11 % de las emisiones de gases de efecto invernadero. | Foto: Ecologistas en Acción

Con el verano y las olas de calor, llegan los incendios forestales que arrasan miles de hectáreas de bosques, amenazando vidas, propiedades y biodiversidad. La frecuencia e intensidad de los incendios forestales están aumentando debido al cambio climático y el pronóstico es que el futuro sea todavía más alarmante.

Hace una semana, un incendio devastador en Grecia quemó más de 40.500 hectáreas y, actualmente,  el país no levanta cabeza y afronta nuevos incendios a raíz del impacto de los rayos de una tormenta. Los incendios forestales que se han declarado durante agosto en la región de la Columbia Británica (Canadá) han arrasado amplisimas extensiones e incluso el humo generado, empujado por la circulación atmosférica, está llegando esta semana a la península, nublando el cielo y creando una sensación de niebla.

Ante esta situación, Ecologistas en Acción recuerda que los incendios de este verano no son hechos novedosos. En 2023, un área de aproximadamente dos veces el tamaño de Luxemburgo fue quemada en la UE, un total de más de medio millón de hectáreas.

La organización ecologista señala que la deforestación, responsable por sí sola del 11 % de las emisiones de gases de efecto invernadero, juega un papel crucial en la proliferación de estos fuegos. La pérdida de  cobertura forestal tiene impactos en la regulación del clima y genera un aumento de emisiones de CO2. El cambio climático resultante eleva las temperaturas, la severidad de las olas de calor y las sequías, lo que a su vez incrementa la frecuencia y gravedad de los incendios forestales. Unos incendios que causan más deforestación, perpetuando así un círculo vicioso.

Además, los bosques son una pieza clave en la regulación del ciclo hidrológico: su destrucción puede alterar los patrones de lluvia globales, contribuyendo a la aparición de sequías. Estas condiciones favorecen que la vegetación esté más seca, creando un entorno propicio para los incendios forestales.

Por otro lado, el consumo de la UE es un factor que no se puede pasar por alto en la deforestación y degradación forestal en todo el mundo. La expansión agraria causa cerca del 90 % de la deforestación mundial, especialmente en el Sur Global donde se produce la mayor parte de los alimentos que llegan a los platos. De toda la deforestación mundial vinculada a la agricultura entre 2001 y 2015 (123 millones de hectáreas), el 58 % correspondió a sólo siete productos básicos: ganado, aceite de palma, soja, cacao, café, madera y caucho.

Sin una intervención reguladora adecuada, el consumo y la producción en la UE de estos seis productos básicos por sí solos provocarían un aumento de la deforestación de aproximadamente 248.000 hectáreas cada año de aquí a 2030.

Por todo ello, Ecologistas en Acción, como parte de una amplia coalición europea de organizaciones ambientales, ha hecho un llamamiento a los gobiernos europeos para que se comprometan a reducir la deforestación: el EUDR es una herramienta fundamental para mitigar esta problemática. Este reglamento tiene como objetivo abordar la deforestación y la degradación forestal vinculadas al consumo y producción en la UE de los seis productos citados anteriormente.

Para Silvia Fernández, portavoz de Ecologistas en Acción, “el EUDR puede proteger los bosques, promoviendo la mitigación del cambio climático y sus efectos globales, que aumentan el riesgo de incendios. Sin embargo, su éxito depende de la implementación inmediata y el cumplimiento riguroso por parte de todos los Estados miembros de la UE”.

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