La pobreza y las bandas asolan Haití ante la mirada indiferente de la comunidad internacional

Estados Unidos vive en una guerra constante contra el narcotráfico. Los cárteles mexicanos de la droga utilizan cualquier estrategia para llevar sus cargamentos a territorio norteamericano. En ocasiones no han dudado en construir verdaderas infraestructuras para evitar la vigilancia de la DEA o de las policías de fronteras. Sin embargo, los controles son cada vez más efectivos y los narcos necesitan abrir nuevas rutas para trasladar la droga a Estados Unidos.

La situación actual ha abierto una oportunidad de oro para las mafias del narcotráfico: la creación de un centro logístico desde el cual poder distribuir sus mercancías a través de rutas alternativas fuera del control de la DEA. Para tener el control de un lugar así es necesario que exista el descontrol más absoluto y eso, en la actualidad, sólo se encuentra en un país del continente americano: Haití.

El país que comparte isla con República Dominicana se ha convertido en un Estado fallido porque está controlado por bandas criminales que hacen y deshacen a su antojo y que se han convertido en un gobierno en la sombra. Además, están impidiendo el normal desarrollo de la democracia con asesinatos de políticos que van en contra de sus intereses. No hay mucha diferencia entre lo que ocurre en Haití con otros Estados fallidos como Afganistán, Somalia o Libia, donde gobiernan jefes tribales o bandas de piratas.

¿Cómo se ha llegado a una situación de este tipo? La responsabilidad de ello se encuentra en la comunidad internacional que, a pesar de los constantes llamamientos realizados por Luis Abinader, presidente de República Dominicana, sigue mirando hacia otro lado.

Abinader ha advertido de que su país no puede ser el único que se enfrente a la problemática de Haití, es fundamental la intervención de la comunidad internacional y, si fuera necesaria, incluso la presencia de una fuerza militar conjunta bajo mandato de la ONU, no sólo para frenar a estas bandas sino para garantizar una transición política hacia una democracia que fortalezca el crecimiento de uno de los países más pobres del mundo.

La situación de Haití es traumática pero nadie hace nada y, desde luego, no se puede cargar toda la responsabilidad en República Dominicana por una cuestión de vecindad. La gente está muriendo en Haití, la ciudadanía que quiere vivir en paz y llevar una vida digna huye. Sin embargo, en República Dominicana ya vive más de un 10% del total de la población haitiana, y eso es insostenible.

Sin embargo, la comunidad internacional sigue pretendiendo cargar toda la responsabilidad en el país dominicano sin ayuda de ningún tipo, con los problemas que eso puede acarrear. No se trata de que República Dominicana no quiera acoger a más ciudadanos haitianos, sino que no puede absorber a más población del país vecino.

Además, este escenario genera costes. Por ejemplo, en las últimas semanas se produjo un brote de cólera en Haití. Una mujer haitiana fue tratada y curada en República Dominicana y eso tuvo un coste de 1,2 millones de pesos. Lo importante es que se pudo salvar la vida de esta persona y nadie puso impedimentos para que se aplicara el tratamiento médico. No obstante, todo esto se habría evitado si la situación de Haití estuviera controlada gracias a la intervención de la comunidad internacional.

En otros conflictos, como las guerras en Oriente Medio, las personas que huyeron de la muerte, el hambre y la devastación bélica pasaban las fronteras y los organismos internacionales les habilitaron corredores para que esos millones de seres humanos pudieran distribuirse a otros países.

La crisis de refugiados tras la guerra en Siria o la actual guerra en Ucrania son la mejor demostración de ello. Los millones de ucranianos que huyeron del país no se han quedado en Polonia, sino que han sido acogidos en diferentes países de la Unión Europea con las correspondientes ayudas económicas para los receptores.

¿Por qué en Haití no se hace lo mismo? No se puede obligar, como ha pretendido Estados Unidos hacer en la última semana, invocando un tratado que ni siquiera existe para que República Dominicana acoja a las personas que huyen de Haití en calidad de refugiados. ¿Esa es la solución que pretende imponer la comunidad internacional?

La situación haitiana pone en peligro demasiadas cosas y si no se produce la intervención, las bandas que controlan actualmente el país se van a convertir en un problema internacional porque la criminalidad genera crimen y, en un mundo interconectado, por más que se esté en una isla, el crimen también es global. El narcotráfico será el primer paso, pero habrá más.

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