El ejemplo del atún rojo demuestra que los gestores de las pesquerías disponen de herramientas eficaces para reparar los daños causados por la sobrepesca. Foto: WWF

La 23ª reunión de la Comisión Internacional para la Conservación del Atún Atlántico (ICCAT), celebrada en Val do Lobo (sur de Portugal), concluye con la importante adopción de una estrategia de captura para el atún rojo del Atlántico y Mediterráneo que garantizará la salud a largo plazo de esta especie.

La organización WWF ha felicitado a las 51 naciones pesqueras y a la UE y ha hecho un llamamiento para lograr una futura gestión sostenible de las demás poblaciones de peces gestionadas por la ICCAT. Estas medidas, relacionadas con el estado de la población, permitirán mantener la estabilidad de las pesquerías y los mercados, al tiempo que se minimiza el riesgo de agotamiento de la población de atún en el futuro.

«La adopción de una estrategia de captura inicia una nueva era para la gestión del atún rojo del Atlántico y tiene impacto global pues se convierte en un ejemplo para el resto de las organizaciones regionales de atún. Gracias al esfuerzo conjunto de las Partes Contratantes, los científicos y todas las partes interesadas, podremos garantizar la supervivencia y la salud de estas poblaciones. El ejemplo del atún rojo demuestra que los gestores de las pesquerías disponen de herramientas eficaces para reparar los daños causados por la sobrepesca. De esta manera se asegura que las poblaciones de peces son abundantes en beneficio del ecosistema marino y de las comunidades pesqueras”, explica Raúl García, coordinador de pesquerías de WWF España. 

“La recuperación de la población de atún rojo ha permitido triplicar el TAC (totales admisibles de captura) desde su mínimo hace una década, repartiendo riqueza entre las comunidades pesqueras. La subida aprobada para 2023-2025 surge precisamente de estas reglas de captura y debería beneficiar fundamentalmente a aquellas flotas artesanales que se vieron especialmente perjudicadas o excluidas en las anteriores distribuciones de cuota”, añade. 

WWF también ha reconocido el esfuerzo de las Partes Contratantes de ICCAT para alcanzar un acuerdo sobre la asignación de la cuota de este año para el atún blanco del Mediterráneo, tras el plan de recuperación adoptado el año pasado. Con el ajuste actual, se  pone fin de forma efectiva a la actual sobrepesca de atún blanco en el Mediterráneo.

La organización ha instado a los científicos y a los gestores de las pesquerías «a que dediquen esfuerzos al desarrollo de un plan de gestión para los atunes tropicales que garantice la explotación sostenible y una asignación equitativa y justa de las cuotas, especialmente en lo que respecta al patudo, que sigue siendo objeto de sobrepesca en el Atlántico».

Otra de las medidas acordadas durante la reunión de la ICCAT es la adopción de un plan de gestión para el marrajo del Atlántico Sur, que entre otras medidas prohibirá la retención de animales vivos en los próximos dos años, hasta la próxima evaluación de la población en 2024.  Las medidas pretenden reducir la mortalidad en un 53%, pero corren el riesgo de verse perjudicadas por el retraso de 24 meses en la obligación de tener un observador o un sistema electrónico de seguimiento (EMS) a bordo para verificar el estado del tiburón y, por tanto, evitar cualquier retención de marrajos vivos. 

Capturas accidentales y pesca ilegal no declarada

Al tiempo se ha solicitado a las naciones pesqueras que apliquen las mejores prácticas para mitigar las capturas accidentales de tiburones, incluyendo medidas de gestión espacial para limitar efectivamente la mortalidad y dar al marrajo una oportunidad real de recuperación.  

Por otro lado la ICCAT ha adoptado medidas para reducir las capturas accidentales de tortugas marinas amenazadas en el Atlántico. No obstante, WWF destaca «la necesidad de maximizar la cobertura de los observadores y de vigilar el efecto del cambio de artes y cebos para evitar el consiguiente aumento de las capturas accidentales de otras especies vulnerables, como los tiburones».

Finalmemnte, las partes se han comprometido a hacer frente a la pesca ilegal no declarada y no reglamentada y han reconocido la urgencia de que las Organizaciones Regionales de Ordenación Pesquera (OROP) aborden el impacto de la crisis climática en los océanos.

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