La frase de Pablo Iglesias durante el debate a 4 del pasado lunes de que la celebración  del referéndum catalán que encauzaría el llamado “derecho a decidir” ya no será una “línea roja” en una eventual negociación para formar un gobierno progresista con el PSOE después de las generales del 26-J ha levantado ronchas en Cataluña. Tanto que es seguro que en los próximos días el líder de Podemos tendrá ocasiones para recordar hasta el hartazgo la máxima de que “hombres y mujeres son dueños de sus silencios y esclavos de sus palabras”.

Aunque En Común Podem (un millón de votos, doce diputados, aspirante al triunfo en los próximos comicios provinciales) quiera hacer la vista gorda para facilitar a Iglesias un acuerdo con el PSOE sin que en la Ejecutiva de este partido lo veten por un hasta ahora expreso apoyo a la consulta soberanista, no va a poder permitírselo en los próximos días ante la cascada de reacciones hostiles que la posición anunciada ante más de diez millones de telespectadores está provocando en el separatismo catalán, según cualificados militantes secesionistas opinaron para SABEMOS.

RAUXA Y DECEPCIÓN

Las primeras no se han hecho esperar, y no son desdeñables. Un tuit de Frances Homs (CDC) manifestó la “pena” que le daba esa nueva muestra de ambigüedad. Hablando ante personas de su confianza llegó a decir el martes 14 que Iglesias “se está haciendo un experto en decir hoy una cosa y mañana otra con tal de contentar a todos y llegar al Gobierno. Pero se está equivocando porque no todo vale para alcanzar de inmediato una meta”.

También en Esquerra Republicana produjo “sorpresa y frustración” este posicionamiento, que entra en contradicción flagrante con lo que el propio Iglesias manifestó rotundamente en diciembre ante numerosos empresarios reunidos por iniciativa de ERC para conocer su posición sobre “el procés”. Entonces dijo mantener una “intención irrenunciable” de propiciar la consulta si alcanzaba La Moncloa.

Los citados observadores consideraron “muy posible” que Iglesias pactara previamente con Xavier Domènech y Ada Colau (En Comú Podem) la renuncia a mantener la consulta como “línea roja” en una negociación con el PSOE para formar Gobierno. Según el acuerdo, ellos podrían atrincherarse en esa reivindicación en su ámbito catalán, pero el riesgo valdría la pena porque la marcha atrás provisional de Podemos a nivel nacional silenciaría a los barones socialistas hostiles. La síntesis de esta estrategia sería: lo importante es ganar las generales, preferiblemente a la cabeza de la izquierda, formar Gobierno y más adelante,  retomaremos el asunto.

DE MOMENTO, REACCIÓN TIBIA DE COLAU Y DOMÈNECH

Ese acuerdo previo quedaría probado por las reacciones tibias de los dirigentes de “En Comú Podem”. El propio Xavier Domènech, cabeza de la candidatura a las próximas generales por esa formación, justificó a Iglesias: “Para sentarse en torno a una mesa y negociar no puede haber líneas rojas… Pero eso no significa que tengamos una propuesta mejor que el referéndum” para facilitar que los catalanes decidan un encaje o no  de Cataluña  en España. Y entre él y Colau, remacharon esa postura en un mitin en Girona el pasado lunes con frases inequívocas: “dadnos vuestro voto para lograr la victoria en el referéndum” (Colau hablando en una concentración independentista), y “En Comú Podem  es la casa del derecho a decidir” (Domènech).

Desde Junts pel Sí no están dispuestos a admitir ese “juego de que la bolita está ahora aquí y luego allí, porque se llama trile y no nos gusta”, según definió una de las fuentes mencionadas líneas atrás. Que, a continuación,  remachó: “se puede contentar a  unos cuantos todo el tiempo, a muchos durante cierto tiempo, pero es imposible mantener la confianza de todos durante todo el tiempo diciendo hoy una cosa y mañana la contraria”.

PESCAR EN RIO REVUELTO

Un aviso de este hartazgo con el quita y pon de la citada “línea roja” – que Rivera lanzó a la cara de Iglesias durante el citado debate, provocando que se desencajase y negara con insistentes movimientos de cabeza, que el de C´s refutó con una sonrisa burlona y un “sí, sí, sí”-  lo dio públicamente el martes la portavoz de la Generalitat, Neus Munté. Haciendo un apreciable esfuerzo para no dejar traslucir la cólera que durante instantes pareció a punto de dominarla declaró que el hecho de que la celebración del referéndum como estaba previsto haya dejado de ser “línea roja” en una negociación con el PSOE  para formar Gobierno hace que la posición de Podemos “quede difuminada, y muchos espectadores seguro que llegaron al final del debate con más dudas que al principio”.

Se cree que Iglesias tendrá difícil mantener el doble juego durante los próximos días. Tanto ERC como CDC y la CUP estarán pendientes de las reacciones que provoque en la ciudadanía su aparente nueva tibieza  con la consulta. Si las encuestas que se esperan de forma inminente indican que un número significativo de votantes de En Común Podem proclives al independentismo se alejan de este partido por la decepción sufrida apretarán las clavijas para pescar en sus caladeros.

Quedará entonces por esperar y ver hasta dónde va a llegar el casi seguro  rebote de Doménech y Colau, que se verían obligados a responder ante su partido por tal desgaste a causa de sus componendas con Pablo Iglesias.

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