Dársena de Escombreras. Foto: Ecologistas en Acción

El proyecto de ampliación de la dársena de Escombreras (Cartagena), denominado «Barlomar», ha salido a consulta pública. Incluye una nueva terminal con capacidad para un millón de contenedores y un atraque para trabajos de mantenimiento de plataformas petrolíferas. Ecologistas en Acción acaba de presentar un documento de alegaciones denunciando los impactos ambientales sobre el medio marino que tendría la ejecución del proyecto.

Para esta organización, se sigue asistiendo a «proyectos megalómanos de dudoso futuro por la competencia entre puertos por el tráfico marítimo y con impactos ambientales severos», en lugar de promover una mejora sustantiva y sostenible de los puertos y dársenas, con autoconsumo fotovoltaico, reciclaje de vertidos y residuos o disminución de las emisiones a la atmósfera debidos al tráfico de graneles, entre otras opciones.

El Instituto Español de Oceanografía confirma las consecuencias

Un reciente estudio de Instituto Español de Oceanografía (IEO), encargado por la Autoridad Portuaria de Cartagena (APC), señala que la ampliación de la dársena de Escombreras -con el consiguiente aumento del tráfico marítimo-, «afectará y provocará dispersión de contaminantes hacia las praderas de Posidonia oceanica y otras comunidades biológicas del entorno, en las áreas marinas protegidas de la isla de las Palomas y cabo Tiñoso«. Por esta razón, resulta difícilmente compatible un proyecto como la ampliación de la dársena de Escombreras con la declaración de la reserva marina de cabo Tiñoso, por lo que, en este ámbito, «es imprescindible adoptar todas las medidas posibles encaminadas a la protección del medio ambiente y la biodiversidad terrestre y marina».

El trabajo del IEO señala que en la zona de El Gorguel, las praderas de Posidonia oceánica y comunidades litorales del alga parda Cystoseira amentacea «están en muy buen estado de conservación, en buen estado ecológico y con signos de recuperación del ecosistema marino tras el cese de los vertidos de residuos mineros de Portmán», por lo que este proyecto implicaría la degradación ambiental, detendría el proceso de recuperación y podría suponer una amenaza a la conservación del ecosistema marino costero de la zona de Calblanque.

Peligro de especies invasoras

El aumento del tráfico marítimo afectará de una manera significativa, directa e indirectamente, al LIC y ZEC “Valles submarinos del Escarpe de Mazarrón”, pues supondrá un incremento del riesgo potencial de la introducción y dispersión de especies invasoras. Y es que, en las aguas de lastre que transportan los buques, casi cualquier tipo de organismo puede ser traslocado de un ecosistema a otro. La afección de especies invasoras en el ZEC “Valles submarinos del Escarpe de Mazarrón” se está produciendo, «ya que la mayor parte de sus comunidades de mäerl -fondos de algas coralinas y algas rojas- están afectadas por el alga Caulerpa cylindracea. El impacto del tráfico marítimo también afectará a las poblaciones de delfínidos y las rutas de migración de cetáceos.

Contaminación química

La contaminación química es otra de las principales amenazas que pende sobre la Bahía de Cartagena, pero el Plan Director no establece un análisis real de su situación medioambiental aunque existen estudios que han evaluado este tipo de contaminación en el ámbito marino.

«La contaminación por metales traza en la Bahía de Cartagena también está siendo estudiada por el IEO, que incluye esa zona en su Red de Mejillón, operativa desde 1993 hasta la fecha. Los altos niveles de cadmio, mercurio y plomo en mejillones salvajes de la Bahía de Cartagena han propiciado su consideración como un punto negro de contaminación por metales en el Mar Mediterráneo«, recuerdan los ecologistas.

Partículas PM10

En la dársena de Escombreras, durante el trienio 2019-2021, se superaron los límites legales de partículas PM10, debido fundamentalmente al movimiento y el almacenamiento al aire libre de graneles sólidos. También se registraron problemas ocasionales por superaciones de dióxido de azufre (SO₂) y dióxido de nitrógeno (NO₂).

Apertura de una cantera

Además, el Plan Director propone la apertura de una cantera en el Cerro de La Campana para la extracción de los materiales constructivos, lo que supondría un impacto ambiental significativo, severo y no reversible. Todo ello añadido a las afecciones sobre los hábitats de Interés Comunitario prioritario, como 5.220 matorrales arborescentes de Zyziphus -especie “Vulnerable” en el Catálogo de Flora Silvestre Protegida de la Región de Murcia– y 9.570 bosques de Tetraclinis articulata (ciprés de Cartagena). También se pondrán en riesgo elementos arqueológicos descritos en el Catálogo arqueológico, paleontológico y de sitios históricos Cartagena.

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