El pueblo judío sufrió una de las aberraciones más grandes de la historia de la humanidad con el Holocausto. La Alemania nazi exterminó a, según diferentes estimaciones, cerca de 6 millones de judíos. Esto es incuestionable y sólo lo niegan o lo justifican los movimientos de ultraderecha.
El Estado de Israel, creado en 1948 tras la declaración de independencia proclamada por el sionista David Ben-Gurión, aprendió bien los métodos de tortura, extorsión y exterminio que los nazis utilizaron contra los judíos europeos y, por desgracia, los herederos de las víctimas del Holocausto se han convertido en verdugos de la misma categoría y nivel que los oficiales de las SS.
Israel no es el pueblo judío. Esta afirmación, que parece una obviedad, cobra mucho más significado cada vez que se producen matanzas indiscriminadas de palestinos, dado que los dirigentes israelíes, sus aliados y los países europeos que aún sufren complejo por lo que sucedió en sus territorios durante la II Guerra Mundial, pretenden asimilar la oposición a los crímenes contra la humanidad de Israel con el antisemitismo, elementos que nada tienen que ver lo uno con lo otro.
Los hechos demuestran que el comportamiento histórico de Israel hacia el pueblo palestino se asemeja cada vez al que tuvieron los nazis en Alemania y Europa. Al igual que los radicales nacionalsocialistas, los ultraortodoxos, que ahora controlan el gobierno de Benjamín Netanyahu, pretenden el exterminio de los palestinos.
La noche de los cristales rotos
Ejemplos que demuestran que el Estado de Israel se ha convertido en un calco de la Alemania del Tercer Reich hay muchos. Los tribunales del país hebreo han presentado demandas contra familias palestinas por los daños en el material militar utilizado para, en algunos casos, asesinar a jóvenes.
En junio de 2015, Abdullah Ghneimat, de 22 años, un joven palestino de la aldea de Kufr Malik, al este de Ramallah, fue perseguido por un Jeep militar cuando regresaba a casa del trabajo. Se sorprendió al ver a los soldados en su aldea y, por lo tanto, se escapó, lo que provocó que los soldados lo persiguieran.
Ghneimat se escondió detrás de una pared, pero el Jeep chocó contra la pared, volcó y cayó sobre él, matándolo. Además, los soldados también abrieron fuego contra una excavadora que los residentes del pueblo habían llevado para levantar el vehículo del ejército para liberar el cuerpo de Ghneimat y se negaron a sacar el Jeep durante tres horas.
Unos días después, tanto a la familia de Ghneimat como a su abogada se les comunicó que el Ejército de Israel había presentado una demanda en la que reclamaba 28.000 dólares para pagar los daños causados al vehículo del ejército que mató a su hijo.
Este hecho es exactamente igual que lo que sucedió en 1938 en la Kristallnacht (Noche de los cristales rotos), en la que brigadas nazis destruyeron propiedades de judíos y, posteriormente, se les exigió a los judíos el pago de mil millones de marcos al gobierno nazi.
Las leyes de Nuremberg
Otro elemento que acerca a Israel a la Alemania del Tercer Reich es la aprobación de leyes que se diferencia muy poco de las Leyes Raciales de Nuremberg que ratificaron la supremacía aria sobre el resto. Israel aprobó en 2018 la Ley del Estado Nación que codificaba la supremacía judía sobre el resto de la ciudadanía, no sólo a los palestinos, sino también a los cristianos.
Según esa normativa de Israel, «la realización del derecho de autodeterminación nacional en el Estado de Israel es exclusiva del pueblo judío». En consecuencia, se elimina la personalidad jurídica de cerca de 3 millones de personas que no profesan esa religión. Las leyes de Nuremberg daban sólo la categoría de ciudadanos con plenos derechos a aquellos que tuvieran sangre alemana.
En Israel, al igual que en las leyes de Nuremberg, hay distintas normativas contra el mestizaje y los matrimonios de personas judías con otras confesiones o etnias. Es decir, que esas leyes lo que buscan proteger es la pureza racial, lo mismo que se pretendía en la Alemania del Tercer Reich.
A nivel de símbolos nacionales también hay paralelismos entre las leyes de Nuremberg y la legislación de Israel. Los nazis establecieron que los colores nacionales fueran el rojo, el blanco y el negro, además de que la bandera con la esvástica fuera el símbolo de Alemania.
La Ley Estado-Nación de Israel indica con claridad que la única bandera permitida será la azul y blanco con la estrella de David, y lo han llevado a efecto de inmediato dado que, sólo unos días después de su aprobación en el Parlamento, el Ejército de Israel detuvo a niños por levantar una bandera palestina frente a la mezquita de al-Aqsa de Jerusalén.
Robo del patrimonio
Tanto en Alemania como en los países conquistados por el ejército nazi, se convirtió en práctica común la expropiación de las propiedades de las familias judías. Este patrimonio, de manera inmediata, era entregado a alemanes catalogados como puros o a oficiales y dirigentes nazis.
Eso mismo lleva haciendo Israel desde el mismo momento de su fundación: expropiar y robar tierras y viviendas a sus legítimos dueños, es decir, el pueblo palestino. Son constantes las entradas en aldeas para derribar casas y para ocupar tierras que luego son entregadas a los colonos ultrasionistas.
Complicidad del Ejército con delitos
Existen múltiples imágenes con escenas de maltrato por parte de civiles alemanes y militares nazis a los judíos, todo ello con la complicidad absoluta de la policía y del Ejército.
En Israel sucede exactamente lo mismo. Las fuerzas del orden y los militares asisten día a día impasibles a cómo los colonos disparan contra los agricultores, destruyen las cosechas, arrancan los árboles frutales o, directamente, asesinan a niños. El Ejército permanece siempre impasible, no mueven un dedo ante la comisión de delitos.
Esto queda justificado por las propias leyes de Israel que sólo dan la ciudadanía a quienes profesan la religión judía. El resto son apátridas, exactamente lo mismo que sucedía en la Alemania del Tercer Reich.
En consecuencia, Israel es un país que no se diferencia mucho de la Alemania de Adolf Hitler. Por esa razón, llegará el día en que tenga sus propios juicios de Nuremberg.