Vaca, vaca, granja, empresa tecnológica, oveja… vaca, empresa tecnológica, granja, vaca, vaca… Ese es el paisaje que presenta Irlanda de Este a Oeste. Así son los 208 kilómetros que separan la capital Dublín de Galway. Una realidad simple que nadie esconde y de la que muchos se sienten orgullosos: verdes prados de postal y ayudas fiscales.

Hace unas semanas saltaba a primera plana el escándalo de Apple y sus impuestos en Irlanda. No es nuevo ni desconocido. Otros gigantes tecnológicos como Google o Microsoft llevan años de recurrente tira y afloja con la hacienda irlandesa (y europea). El mito del tigre celta y su crecimiento no se sustenta en una economía deprimida y acomplejada como la de aquel país. La respuesta viene en cualquier guía de viajes.

Como todo buen turista, enlatado en un vuelo de Ryanair y con una guía en la mano, tocaba conocer Irlanda. La primera sorpresa me la llevé con la guía y su falta de sutileza para hablar de la economía irlandesa y su crecimiento en los últimos 30 años. Editado por Anaya, el libro hace mención directa a cómo ha sido la entrada de dinero en el país: “proyectos económicos de gran envergadura, como la creación de parques tecnológicos; inversión en infraestructura turística”… y “beneficios fiscales a las inversiones de procedencia extranjera”. Se puede mirar para otro lado, pero hasta la más simple de las guías de viaje cuenta las cosas.

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Empresas de todo tipo… con mayor y menor gloria

Desde que uno baja del avión, eso se percibe. En cualquier momento se puede alzar un edificio de oficinas con un letrero luminoso fácilmente reconocible. No solo hay empresas tecnológicas, pero quizá representen un buen ejemplo. Y no solo en Dublín.

De hecho, el modelo económico creado en un país de 5 millones de habitantes ha sido simple. Creación de una importante industria turística: llegan entre 5 y 7 millones de viajeros al año; una ganadería muy potente, debido al clima que fomenta un vacuno intensivo; y desarrollo empresarial con una fiscalidad relajada.

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El paisaje típico irlandés cuando se sale de las ciudades

Todo ello sin centralizar los recursos en la capital. Así, Apple fue a revitalizar la zona sur, concretamente la localidad de Cork donde tiene su sede, y el oeste también ha invertido.

Un ejemplo, en el viaje antes relatado, se aprecia en los parques tecnológicos que se han desarrollado en las zonas orientales de Galway y Limerick. Incluso más al sur se alza otro importante parque tecnológico: Kerry Technology Park, en la ciudad de Tralee. Fuera del ombliguismo occidental, a Irlanda también han llegado importantes gigantes asiáticos. Es decir, no se trata solo de las potentes compañías del imaginario colectivo común, las tierras irlandesas se han sabido hacer atractivas para todos.

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El turismo es el otro gran filón

Bajo esta perspectiva, muchos dublineses, por ejemplo, no tienen problemas en hablar de la situación. Creen que es positivo para el país. Aunque no lleguen todos los impuestos que deberían, el impacto económico es mayor. Su eterno complejo de inferioridad con sus vecinos ingleses, así como su economía históricamente deprimida, les ha llevado a aceptar como buena esta situación. Les sitúa en el mapa, les da visibilidad y encima la bola no deja de crecer. Se desarrollan economías locales, el turismo sigue en alza… Está muy bien tener vacas, pero de hamburguesas no solo viven los irlandeses.

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