Su nombre científico es Palaeoloxodon antiquus (elefante antiguo) y a su estudio se dedican los investigadores de la Universidad de Barcelona, Montserrat Sanz y Joan Daura. Ellos conocen los únicos restos hallados en Europa de una cría esta especie. En el trabajo también ha participado María Rita Palombo, de la Universidad La Sapienza de Roma e investigadora asociada del Instituto de Geología Ambiental y Geoingeniería del Consejo Nacional de Investigación de Italia (CNR). Hablan de un espécimen de cinco años de edad y unos 1.500 kilogramos que vivió hace 120.000 años. Sus restos fueron hallados en la Cueva del Rinoceronte, (Castelldefels), en un yacimiento con abundantes restos de especies del último momento cálido o interglacial que desaparecieron con la llegada del período glaciar.
«Si bien en Europa existen varios restos de Palaeoloxodon antiquus adultos, los de crías son escasos y corresponden a huesos aislados, por lo que los de la Cueva del Rinoceronte son el único esqueleto completo localizado hasta ahora. Probablemente, este individuo murió en la cavidad donde ha sido hallado, donde debió caer posiblemente de forma accidental. Por este motivo, los huesos están en posición anatómica y se ha podido recuperar su esqueleto completo», explican los investigadores.
El hallazgo ha sido especialmente útil para los investigadores a la hora de estudiar aspectos relacionados con el crecimiento de los elefantes.
«Es difícil determinar la edad de estos animales, porque son de crecimiento lento, su esqueleto sigue creciendo en la edad adulta y reemplazan los dientes hasta cinco veces a lo largo de su vida. En el ejemplar que hemos analizado se observa, por ejemplo, que cada fémur presenta un estado de crecimiento diferente, es decir, también se observa una variación en el propio individuo. Por tanto, el criterio que se utiliza actualmente para determinar la edad de los elefantes fósiles a partir del estado de fusión de los huesos no puede considerarse fiable», apuntan.
La investigación ilustra la relevancia del yacimiento de la Cueva del Rinoceronte, que corresponde a un momento cronológico muy poco conocido en la Península Ibérica y, por extensión, en la cuenca mediterránea. «Se sabe muy bien cómo eran la fauna y el medio natural de la última glaciación, especialmente a partir de las especies animales procedentes de latitudes septentrionales, como el mamut o el rinoceronte lanudo, pero se dispone de muy poca información de las especies vivían antes», explican Joan Daura y Montserrat Sanz, investigadores del Seminario de Estudios e Investigación Prehistóricas ( SERP-UB). «El yacimiento arqueológico de la cueva del Rinoceronte es un archivo importante para conocer este último momento cálido o interglacial, con la presencia de especies que van a desaparecer con la llegada de la última glaciación, como el elefante antiguo», subrayan.
Actualmente este esqueleto está expuesto en el Espacio Prehistoria: fauna, cambio climático y arqueología del Garraf, en la Biblioteca Ramón Fernández Jurado de Castelldefels.
Los trabajos en la Cueva del Rinoceronte que ahora se publican tienen lugar en el marco de un proyecto de investigación aprobado y financiado por el Departamento de Cultura de la Generalidad de Cataluña. El Ayuntamiento de Castelldefels ha financiado la restauración del esqueleto, la exposición y los trabajos de campo.