El líder de Podemos arropará a Syriza en el cierre de campaña griego pese a su derrumbe en las encuestas y a que parte del partido morado reniega ya del exprimer ministro heleno. Una victoria de Nueva Democracia el domingo supondría un grave revés para el eurodiputado.

Con Alexis Tsipras hasta el final. Pablo Iglesias llevaba tiempo sin citar al que considera referente de Podemos en Grecia, la figura que ensalzó durante meses para tratar de equiparar los proyectos políticos de ambos. Tras el adelanto electoral y la ruptura de Syriza, parecía que Iglesias había cambiado a Tsipras por Jeremy Corbyn, nuevo líder del laborismo británico, a quien ha loado en todos sus mítines catalanes. Sin embargo, ayer demostró su lealtad hacia el primero y anunció que le arropará en el cierre de campaña mañana.

“El respaldo a la candidatura de Alexis Tsipras es la postura adoptada por los órganos de Podemos”, señaló Carolina Bescansa, secretaria de Análisis Político y Programa de la formación. Bescansa reconoció que el asunto ha generado “debate” interno, como quedó reflejado tras el acuerdo de Tsipras con las instituciones europeas y el consiguiente adelanto electoral. Entonces Syriza se partió en dos, escindiéndose el ala más escorada, que rechazaba las condiciones del tercer rescate griego y se presentará por su cuenta a los comicios, bajo la marca Unidad Popular. A esa corriente respalda parte de Podemos, empezando por el eurodiputado Miguel Urbán y continuando por los parlamentarios andaluces desplazados a Grecia para hacer campaña por esa formación y no por Tsipras. Las dos almas de la formación morada pocas veces escenificaron mejor su divergencia de pareceres.

Existen “personas que apoyan otras propuestas y que plantean otros proyectos”, indicó la dirigente, pero eso no significa que exista división, sino que es “expresión de la salud democrática de nuestra organización”. Bescansa fue la encargada de comparecer tras la reunión semanal del Consejo de Coordinación y de ratificar el viaje a Atenas de Pablo Iglesias. Un movimiento arriesgado, toda vez que Syriza está a la baja en las encuestas y cerca de perder las elecciones ante el partido de centro derecha, Nueva Democracia.

Un batacazo de Tsipras erosionaría el liderazgo de Iglesias pero no penalizaría a Sí que es Pot el 27-S, según el politólogo Pablo Simón

Un batacazo de Tsipras a los nueve meses de alcanzar el poder “contribuiría a erosionar la credibilidad y el liderazgo” del secretario general de Podemos, según el politólogo Pablo Simón. “Ligar tu suerte a la de otros es muy arriesgado y puede tener efecto boomerang, de manera que una hipotética derrota que te es ajena te pase factura”. Simón no cree, en cambio, que Catalunya Sí que es Pot -la lista en la que se integra Podemos para las elecciones catalanas- esté expuesta a ese peligro.

“El efecto en el voto del 27 de septiembre sería muy limitado, casi cero” porque su electorado se mueve siguiendo otras lógicas e Iglesias y los suyos harían “su propia lectura de la derrota”, culpando a agentes exógenos con un discurso que comprarían los convencidos.

La situación es similar a la aversión a los medios de Mariano Rajoy, argumenta el editor de Politikon. “El presidente no comparece y no pasa nada, eso no mueve el voto, pero cuando lo convierte en norma y no comparece nunca, la actitud se convierte en un elemento más que erosiona el liderazgo y eso sí es contraproducente, además de provocar giros bruscos y evidentes como el que vemos con esta sobreexposición que lleva a cabo las últimas semanas”, concluye Simón. De modo que Iglesias no pagaría inmediatamente haberse implicado en un proyecto que fracasa, pero sí vería acentuada una “pérdida de popularidad personal que explica en parte la caída de Podemos” en los sondeos.

Grecia como «atajo informativo»

Sí percibe mayor riesgo en el corto plazo José Fernández-Albertos, doctor en Ciencia Política por la Universidad de Harvard. “La experiencia griega es un atajo informativo que muchos votantes utilizan para ver qué pueden esperar de Podemos en el Gobierno”, razona. “El tumulto e incertidumbre de los últimos meses, con un corralito, un referéndum, un conflicto muy agrio con las instituciones europeas, un adelanto electoral y una ruptura de Syriza en dos… Todo ello hace que la percepción mayoritaria, más allá de lecturas políticas sobre el asunto, sea que Tsipras ha provocado inestabilidad y eso a Podemos no le viene bien”, explica el politólogo. Una debacle electoral como epílogo a esa sucesión de acontecimientos «le haría daño» en la recta final del 27-S, con sus adversarios políticos dispuestos a explotarlo al máximo.

Sin embargo, Fernández-Albertos, autor de Los votantes de Podemos, percibe que el partido del círculo puede tener una opción de capitalizar la coyuntura a largo plazo: «Si el debate acreedores-deudores o Bruselas-periferia se mantiene en el futuro, Iglesias se habrá consolidado como la referencia en España de uno de esos dos polos, es hegemónico en ese espacio contestatario».

«Sea cual sea el resultado el domingo creo que Alexis Tsipras está dando un ejemplo a todos», señala Bescansa

Lo cierto es que Iglesias tenía una difícil papeleta, ya que si no hubiera respaldado en esta ocasión a Tsipras, como hizo en enero, se hubiera destacado su oportunismo político. Además, está especialmente interesado en consolidar referencias internacionales para un proyecto recién nacido, como se ve también con la devoción manifestada hacia Corbyn, anteriormente citada.

Podemos parece descontar el efecto negativo que para ellos tiene la situación política griega, que en todo caso es relativo. Tanto Albertos como Simón señalan que el deterioro electoral del partido de Iglesias “comienza antes de que Syriza llegue siquiera al poder” y se explica fundamentalmente por factores internos, como la irrupción de Ciudadanos o la erosión del su líder, además de haber podido estar algo sobreestimado en las encuestas.

Por si acaso, la formación morada ya está curándose en salud. El escrutinio griego es lo de menos, vino a decir Bescansa, ya que la clave es la lección dada por Tsipras «consultando a la gente» ante una crisis política de calado. «Sea cual sea el resultado el domingo creo que Alexis Tsipras está dando un ejemplo a todos los gobiernos de Europa sobre cómo resolver una crisis en democracia», sentenció. El discurso es sensiblemente menos eufórico que el «espera, Alexis, que ya llegamos» con que Iglesias alentó a Syriza en su tira y afloja con Bruselas de hace unos meses.

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