El consorcio público creado hace casi 35 años para montar ferias y congresos está a punto de sufrir un cambio radical. La institución, un auténtico cementerio de elefantes políticos, se verá forzosamente transformada por el cambio de poder tanto en el Ayuntamiento de Madrid como en la Comunidad Autónoma. Va a ser como pescar en un barril. Con dinamita.

Ifema tiene casi todos los tics de la mala administración pública, empezando por la falta de transparencia. Salvo una diminuta memoria de 2013, las cuentas del organismo están completamente blindadas al escrutinio público, hasta el punto de que la publicación por parte de El País de sus libros supuso una exclusiva periodística y no una práctica común.

El objetivo de Ciudadanos, pasada la investidura, no es el de ponerle las cosas fáciles a Cifuentes.

Actualmente, el consorcio se reparte entre la Comunidad de Madrid (31%), el Ayuntamiento (31%), la Cámara de Comercio (31%) y la Fundación Montemadrid (7%). El consistorio está ya en manos de Ahora Madrid, que impondrá sin duda la transparencia que requiere un organismo público de estas características. Pero, contra lo que pueda parecer, no estará solo en la labor. Aunque Cristina Cifuentes, presidenta de la CAM, está en el mismo partido que ha mantenido el statu quo en Ifema durante los últimos 20 años, desde que en 1995 accedió el PP al poder, no va a poder seguir haciéndolo. Y es que no está sola en el Gobierno: fuentes de Ciudadanos confirmaron a SABEMOS que la intención del partido de Albert Rivera no es ponerle fácil el trabajo a Cifuentes, sino practicar el mismo tipo de oposición exigente que caracterizó a UPyD en su momento. Uno de sus principios fundamentales será, precisamente, esa transparencia de la que Ifema no ha sido, ni mucho menos, exponente.

El mayor gasto de Ifema es de personal: 22,6 millones para algo más de 400 empleados. Lo que viene a suponer un salario medio bruto superior a los 50.000 euros. Si, por supuesto, los más de 30 directivos con los que cuenta la entidad, y que forman parte de algunos de los tres órganos de Gobierno, cobrasen el mismo salario que el resto de trabajadores. En realidad, sus salarios suponen cerca del 20% del total.

La joya de la corona

Es apasionante intentar descubrir las competencias de algunos de los altos directivos de Ifema. Luis Eduardo Cortés, su presidente, de 72 años, fue vicepresidente de la Comunidad y consejero de Transportes en tiempos de Alberto Ruiz-Gallardón. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Valladolid y gemólogo por la Universidad Autónoma de Madrid y por el Instituto Gemológico Español, que presidió entre 1975 y 1999. Probablemente, Esperanza Aguirre le escogió en 2007 para presidir Ifema porque era la joya de la corona de Madrid. Cortés tuvo que dimitir para acceder al cargo de la presidencia de Vallehermoso Inmobiliaria ya que, por aquel entonces, Sacyr estaba realizando por aquel entonces la ampliación del ferial. ¿Lo mejor de su nombramiento? Sustituyó al frente de Ifema a Gerardo Díaz Ferrán, expresidente de la CEOE y que a partir del próximo jueves será juzgado por el vaciamiento del Grupo Marsans. Se enfrenta a 15 años de prisión.

Fermín Lucas, el director general de Ifema, tenía 50 años cuando llegó al cargo, en 1998, y ya ha rebasado la edad habitual de jubilación. Antes había sido secretario del grupo parlamentario popular de la Asamblea de Madrid.

El exalcalde de Madrid José María Álvarez del Manzano es el presidente de la junta rectora, un órgano que se reúne semestralmente y cuyos miembros son elegidos por las entidades que conforman Ifema. El exconsejero de Economía y Hacienda de la Comunidad, Enrique Ossorio, presidía la comisión permanente de la junta rectora para la planificación y programación ferial.

Una salida digna para Cobo con un cargo a medida.

Manuel Cobo, durante años mano derecha de Alberto Ruiz Gallardón en el Ayuntamiento de Madrid, superó la dramática salida de su jefe y amigo hacia el Ministerio de Justicia y, como no ocupó la secretaría de Estado con la que se especulaba, aterrizó en un cargo inventado para la ocasión, el de coordinador de gestión.  

Y podríamos seguir. Los órganos de Gobierno de Ifema son un quién es quién de la política y de la economía madrileña de las últimas décadas. Lo mismo te encuentras a Miguel Blesa como vicepresidente o a su colaborador Matías Amat como vocal, que te topas con el imputado por el caso Púnica Salvador Victoria como vocal en 2013, o te encuentras a Arturo Fernández dejando a deber nóminas a los trabajadores tras perder la concesión del servicio de cafeterías y restaurantes,  

Pero poco le queda al invento. Ifema es hoy como el hotel en el que se ambientaba la película de Juan Antonio Bayona Lo Imposible. Un paraíso para sus residentes que se enfrenta a un tsunami devastador para sus intereses.

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