La aerolínea se dispone a negociar los sindicatos un nuevo ajuste de plantilla, que afectaría al personal de tierra y al cuerpo administrativo, si el Supremo rechaza su recurso contra la decisión de la Audiencia Nacional de poner fin al ERE actual a finales de este año.

Iberia acordó en julio de 2014 con los sindicatos un nuevo expediente de regulación de empleo (ERE) para reducir su plantilla en 1.427 trabajadores (y que se sumaban a las 3.141 salidas pactadas en un ERE acordado a principios de 2013). El ERE, voluntario, permitía acogerse a los trabajadores a las condiciones pactadas hasta el 31 de diciembre de 2017.

La aerolínea de IAG se acogió al supuesto de pérdidas económicas de la compañía para justificar el recorte de plantilla. Sin embargo, ya el año pasado Iberia obtuvo un beneficio operativo de 50 millones de euros tras su profunda reestructuración, y este año repetirá números negros en su resultado operativo. El sindicato CGT recurrió ante los tribunales el ERE y la Audiencia Nacional determinó que sólo podría aplicarse hasta el 31 de diciembre de este año, dejando fuera de la regulación de empleo los años 2016 y 2017.

Iberia recurrió el dictamen de la Audiencia ante el Tribunal Supremo, que de manera inminente determinará si puede recuperarse la vigencia del ERE hasta 2017 o confirma su conclusión a finales de este mismo año. Hasta el momento, de las 1.427 salidas previstas en ese ERE, restarían por producirse un total de 492. Y ante la posibilidad de que el Supremo desestime su recurso, la dirección de Iberia se prepara ya para sentarse con los sindicatos para pactar un nuevo ajuste que sería al menos de ese medio millar de empleos que no se han eliminado como estaba previsto, aunque previsiblemente el recorte podría superar esa cifra, según reconoció ayer el propio presidente de la aerolínea, Luis Gallego, en un encuentro con periodistas.

«Cuando el Tribunal Supremo resuelva, veremos. Si desestima el recurso, nos sentaremos con los sindicatos a negociar un nuevo ERE voluntario«, explicó Gallego. «Lo normal es que el nuevo ERE sirviera para completar las salidas que no se han producido y que estaban previstas en el anterior ERE, y puede que alguna más». El ejecutivo confirmó que el nuevo ERE sería igualmente voluntario y pactado con los sindicatos de la compañía.

Ese nuevo ajuste de entre 500 y 600 trabajadores afectaría muy especialmente al personal de tierra y al cuerpo administrativo/corporativo de la compañía, dado que las salidas de tripulantes de cabina (TCP) previstas se han completado y las de pilotos prácticamente también (restarían en concreto sólo dos bajas). De hecho, el presidente de la compañía subrayó que ya se están produciendo contrataciones de pilotos para cubrir las nuevas necesidades del grupo y que se prevé realizar también nuevas incorporaciones de azafatos.

 

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