El presidente de Iberdrola filtra a los sindicatos su cambio de discurso y desvela que la central burgalesa cerrará por “motivos económicos”. Pero en ningún momento ha llevado esa nueva posición al consejo de administración de Nuclenor, la empresa propietaria de la planta. Endesa se mantiene firme, y considera la reapertura de la nuclear es técnicamente viable.

Choque entre los socios de la nuclear más vieja de España. Tras dos años hombro con hombro dando la batalla para conseguir la reapertura de la central de Santa María de Garoña, Iberdrola y Endesa –que controlan la planta a partes iguales a través de Nuclenor- parecen no compartir ya los planes de futuro para la instalación.

Y es que Iberdrola empieza a recular y no ve económicamente viable continuar con la explotación de la planta, mientras que Endesa se mantendría firme en su interés por continuar con la central. Ambas eléctricas solicitaron en mayo de 2014 la renovación de la licencia de explotación para reabrir la planta y mantenerla en funcionamiento hasta 2031, justo cuando cumple 60 años desde su construcción.

Hasta ahora el compromiso de las dos eléctricas con el proceso de reapertura parecía firme, pero el presidente de Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán, comunicó la pasada semana en una reunión con sindicatos de la compañía que Garoña no volvería a funcionar esgrimiendo “motivos económicos”, según ha desvelado el sindicato ELA en un email remitido a la plantilla de la eléctrica en el País Vasco, como adelantó ayer Antonio M. Vélez en eldiario.es.

Una posición filtrada por el presidente que constituye un auténtico cambio de discurso por parte de la eléctrica, que hasta ahora había defendido con ahínco la viabilidad económica y técnica de alargar la vida de las nucleares. Fuentes oficiales de Iberdrola evitaron durante todo el día de ayer hacer ningún comentario sobre el eventual cambio de posición, que casualmente coincide con un escenario político en el que todos los partidos políticos –con la excepción del PP- defienden el cierre de las nucleares españolas cuando cumplan los 40 años.

El giro ya se había empezado a apuntar cuando la pasada semana el propio Sánchez Galán subrayó en una entrevista con la cadena SER que en varios países las nucleares están siendo clausuradas por falta de rentabilidad. “En una serie de países se están cerrando centrales nucleares y no lo están haciendo por razones políticas, se están cerrando porque económicamente no son viables”, dijo entonces. «El debate no es tanto si nuclear sí o nuclear no, sino si es segura o no, o si es eficiente económicamente o no”, sentenció.

La «sorpresa» de Endesa

Sin embargo, la nueva postura defendida por Iberdrola no ha sido consensuada con Endesa y, además, no ha sido trasladada por la compañía en ningún momento al consejo de administración de Nuclenor, que es el que tiene la potestad de paralizar el actual proceso de solicitud de reapertura, según confirman a SABEMOS fuentes conocedoras de la situación.

Mientras un socio recula, el otro no se mueve de la defensa de alargar la vida de la central. Endesa, al contrario que su socio, mantiene la posición sostenida hasta ahora, y defiende la viabilidad técnica de alargar la vida de la central de Garoña. Fuentes oficiales de la eléctrica presidida por Borja Prado, de hecho, mostraron su “sorpresa” por el cambio de discurso de su socio, y se remiten a la propia Nuclenor como titular de la planta para fijar la posición sobre el futuro de Garoña.

Y desde Nuclenor se apunta que la sorpresa es tal que la dirección de la compañía se ha enterado por la prensa del cambio de postura de uno de sus copropietarios. Fuentes de Nuclenor confirman a SABEMOS que al consejo de administración de la sociedad –que comparten Endesa e Iberdrola- ninguno de los socios ha trasladado su intención de cambiar los planes de trabajo en busca de la reapertura. De hecho, no hay fecha fijada para la siguiente reunión del órgano.

“Nuclenor continúa a la espera del informe favorable del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) y mientras se sigue trabajando para la reapertura de Garoña”, apunta un portavoz, que confirma que se continúa avanzando en el plan de inversiones para cumplir con los requerimientos del CSN.

Dos años de batalla para reabrirla

Endesa e Iberdrola decidieron unilateralmente cerrar Garoña en diciembre de 2012 en pleno órdago al Gobierno de Rajoy por las medidas contenidas en la reforma eléctrica. Y en mayo de 2014, tras varias reformas legislativas ad hoc del Gobierno para hacerlo posible, las eléctricas solicitaron su reapertura y lo hicieron con el objetivo de renovar la licencia de explotación hasta 2031, cuando la central cumpliría 60 años desde su construcción. Una petición que a la postre se entiende como un órdago para abrir la puerta para que el resto del parque nuclear español amplíe su vida útil de los 40 a los 60 años.

Mientras se dirime esta batalla –el Consejo de Seguridad Nuclear tiene previsto emitir su informe sobre la reactivación de la central a mediados de este año-, Endesa e Iberdrola llevan dos años apechugando en sus cuentas con la losa de mantener los costes de una central que no vuelca ni un kilovatio a la red eléctrica. En los dos últimos años, a Iberdrola y Endesa la batalla por reabrir Garoña les ha costado 228 millones de euros. Ambas eléctricas han incluido en sus cuentas de los dos últimos ejercicios provisiones a partes iguales por importes millonarios para seguir cubriendo los costes de su filial Nuclenor.

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