Los propietarios de viviendas de uso turístico y las plataformas online que las comercializan se quejan de la “campaña de desprestigio” en su contra y del intento de “sobrerregulación” que se planea. Mientras, desde el sector turístico ven el paradigma de la economía colaborativa como pura poesía, como competencia desleal y como fuente de fraude.

“No hay un conflicto entre el alquiler vacacional y el sector hotelero”. Primero hubo cruce de miradas, luego murmullos. Al final, risas. Los asistentes a la I Jornada sobre Alquiler Vacacional en España, celebrada ayer en Madrid, reaccionaron primero con incredulidad y luego con sorna a las palabras de la viceconsejera de Turismo de la Comunidad de Madrid, Carmen González. “¿Cómo que no hay conflicto? ¿Cómo que no?”, resoplaba el paisano sentado detrás de mí. Y no era el único.

Y es que, si no hay conflicto, se le parece bastante. El sector turístico nacional, y en particular los empresarios hoteleros, atacan la, a su juicio, competencia desleal que ejerce el alquiler de viviendas a turistas y la labor de las grandes plataformas online que comercializan el alojamiento (Airbnb, Homeaway, Wimdu…).

Unos y otros, cabreados con la regulación

Las compañías turísticas y hoteleras se quejan de la hiperregulación que ellas sufren frente a la laxitud de las normas que tratan de regular (donde ya las hay) el negocio del nuevo enemigo de alquiler. Una hiperregulación que tiene un coste y que requiere de inversiones, mientras los que alquilan casa se escapan de esas reglas. Y, al tiempo, apuntan que no todo es economía colaborativa entre particulares, sino que son legión las viviendas propiedad de empresas que se comercializan sin tributar como toca; y denuncian que la bolsa de fraude de esta actividad es brutal; y que el alquiler turístico provoca problemas de convivencia; y que expulsa de los barrios a los residentes; y…

«A una vivienda no se le pueden pedir los mismos requisitos que a un hotel. Es que no son lo mismo, es que no pueden cumplir las mismas exigencias» (Asotur)

…Y con ésas ayer se reunieron en comunión propietarios de viviendas de alquiler vacacional, las asociaciones que los representan y las páginas web que sirven de intermediario con sus potenciales clientes. En realidad no fue un debate. Sólo había allí una parte de esa guerra que no es guerra pero que tanto se le parece (aunque algún espía había entre el público). Así que durante la jornada algunos de los que hablaron explicaron el estado de la cuestión y otros (los más) se quejaron, en sentido contrario al de sus rivales, de que la nueva regulación que empieza a imponérseles es discriminatoria y también por excesiva.

El Gobierno central, hace casi dos años, encomendó a las comunidades autónomas que regularan el alquiler vacacional (vamos, que les pasó la patata caliente). Y así han empezado a hacerlo. Algunas regiones ya han aprobado su propia normativa, entre quejas de los arrendadores y también del sector turístico. Ambos por considerarla discriminatoria, pero cada uno la considera discriminatoria para consigo y beneficiosa para el rival. Y el resultado es que, como en Madrid, la norma ya está recurrida. Y otras regiones trabajan en elaborar su legislación al respecto y, probablemente, se encontrarán con el mismo problema en breve. Aunque el año electoral lo ha postergado todo. Prepárense todos para el próximo año.

Lobbies de un lado, lobbies de otro

“El lobby hotelero es muy fuerte. E insiste en vernos como competencia, no como otro modelo de negocio que enriquece la actividad y también las ciudades”, apuntó Pablo Zubicaray, presidente de la Federación Española de Asociaciones de Viviendas y Apartamentos Turísticos (Fevitur). “Hay una campaña de desprestigio contra esta industria”, denunció, y la vinculó con un intento de que los gobiernos regionales acaben imponiendo a los alquiladores requisitos demasiado exigentes, tanto como para ahogar el sector. “Somos viviendas, no establecimientos turísticos. Si cumplimos los requisitos que se consideran suficientes para garantizar la seguridad de una familia que vive allí, debería ser suficiente para garantizar la seguridad de un inquilino”.

En una entrevista con SABEMOS, el presidente de la patronal hotelera CEHAT, Joan Molas, subrayaba que “la prioridad del turismo es la lucha contra la oferta ilegal y las plataformas que venden esta oferta ilegal”. Y la queja se centra en que el sector hotelero “está cumpliendo con todas las normativas. Juguemos todos con las mismas cartas. Hay una enorme cantidad de viviendas en ciudades y zonas turísticas que se están ofreciendo de manera ilegal y es un escándalo. Están hundiendo a muchísimos hoteles que sí cumplen con la ley. A la oferta ilegal de alquiler se le está mal llamando economía colaborativa. Es una actividad económica total y tiene que ser regulada como el resto de actividades económicas”.

La visión que defenden los alquiladores, claro, es muy diferente. “A una vivienda no se le pueden pedir los mismos requisitos que a un hotel. Es que no son lo mismo, es que no pueden cumplir las mismas exigencias. Y hay sospechas de que algunas nuevas normativas buscan frenar la actividad con requisitos de imposible cumplimiento”, apuntó ayer Eliseo Martínez, abogado y secretario de la Asociación de Gestores de Viviendas de Uso Turístico (Asotur).

“El sector hotelero y el resto de oferta reglada sufren una legislación muy rígida, y los servicios de alquiler se benefician de una legislación muy laxa y que, en general, ni siquiera se cumple” (Exceltur)

Algunas normativas regionales exigen que el alquiler sea de un mínimo de cinco días o que la vivienda no sea utilizada como residencia habitual o que el propietario no tenga dos viviendas a menos de un kilómetro de distancia… E igual que los hoteleros se quejan de la hiperregulación a la que están sometidos, el alquiler vacacional hace lo propio.

“Quizá haya que abrir una reflexión también sobre si la regulación del sector hotelero cumple con los principios de necesidad y no discriminación. Quizá hay que plantearse la normativa existente para los operadores hoteleros”, indicó Juan Manuel Contreras, subdirector de ayudas públicas e informes de proyectos normativas de la Comisión Nacional de los Mercados y de la Competencia (CNMC). El superregulador ya ha recurrido la regulación de la Comunidad de Madrid sobre el alquiler vacacional por contener obstáculos para la competencia efectiva.

“El sector hotelero y el resto de oferta reglada sufren una legislación muy rígida, y los servicios de alquiler se benefician de una legislación muy laxa y que, en general, ni siquiera se cumple”, denuncia José Luis Zoreda, vicepresidente de Exceltur, un lobby que agrupa a una treintena de las mayores empesas turísticas españolas. “Busquemos un punto intermedio para que haya equidad, para poder competir en igualdad”. Y es que las críticas por intrusismo y por competencia desleal son constantes desde la contraparte del alojamiento reglado.

Y la respuesta desde la orilla del alquiler siempre es la misma. “No hay intrusismo, porque no hay una actividad regulada en que nuevos actores entren con otras normas. Y no hay competencia desleal con los hoteleros, porque son modalidades de negocio diferentes. Es el consumidor el que tiene que decir la modalidad de alojamiento que prefiere. Sin más”, sostuvo Eliseo Martínez, de Asotur.

El problema de los falsos particulares

Y desde la trinchera de los consumidores, hay para todos. “Se ha utilizado la defensa del consumidor como argumento para sobrerregular. Para el consumidor lo importante es que haya diversidad, y que la regulación permita esa diversidad”, defendió ayer Amaya Apesteguía, de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU).

Pero ojo, la asociación también subraya que en el alquiler vacacional existe falta de transparencia sobre quién alquila, en qué condiciones debería hacerse y con qué normas. “Hemos detectado falsos particulares. Profesionales que utilizan las plataformas online para ofrecer muchas casas sin estar sometidos a la regulación que les correspondería como empresas”, matizó Apesteguía.

Los representantes de Airbnb y HomeAway entonan un ‘a mí me que me registren’ y enarbolan su papel de tablón de anuncios

Una queja, ésta de los falsos particulares, que es uno de los frentes de la batalla que trata de dar el sector turístico contra la expansión del alquiler. “Las plataformas online que se benefician de estos alquileres encubren el fenómeno con la poesía de la economía colaborativa”, explicaba hace unas semanas Zoreda, de Exceltur. “Pero no se trata de particulares que comparten su sofá o intercambian su casa, se trata de alquileres que, además, están gestionados en una parte sustancial por empresas”.

Los representantes en la jornada de ayer de Airbnb y HomeAway (patrocinadores del evento) entonaron un a mí que me registren y enarbolaron su papel de tablón de anuncios. “Somos un canal. Un canal que ofrece contenido que generan otros. Somos un facilitador, nada más. Nuestro papel es facilitar que los propietarios que quieren alquilar su vivienda puedan hacerlo con garantías que los consumidores tengan un acceso fácil y seguro al producto”, explicó Joseba Cortázar, director de Comunicación de HomeAway España. “Lideramos la economía colaborativa, un cambio de paradigma para escalar las actividades y que los particulares tengan roles más proactivos”, dijo Ángel Mesado, director de Asuntos Públicos de Airbnb.

Y desde Be Mate, el nuevo negocio de Kike Sarasola que pretende hacer una combinación de alquiler de viviendas con algunos servicios de hotel, se fue por libre. Que es cómo van los nuevos en el barrio que tratan de hacerse hueco. «¿Tablón de anuncios? No, nosotros vamos cinco pasos más allá y hacemos los deberes», dijo Chema González, director de Desarrollo de Negocio de Be Mate. «Nosotros verificamos personalmente todo el producto que ofrecemos en el portal. Nuestro personal visita una a una todas las casas y llevamos nuestro fotógrafo». Y pese a la sonrisa del ejecutivo, sonaba a zasca a sus rivales presentes.

“No hay un conflicto entre el alquiler vacacional y el sector hotelero”, dijo la viceconsejera madrileña ante un público que era juez y parte. Y tras los cruces de miradas, los murmullos y, a la postre, las risas, la viceconsejera, un poco azorada, continuó: “Bueno, de alguna manera, cuando un sector [en este caso, el hotelero] ve que la competencia aumenta, intenta como puede mantener su fuero”. Los asistentes volvieron a mirarse unos a otros, ahora con medias sonrisas, quizá maliciosas. Y la viceconsejera se marchó entre aplausos.

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