Greenpeace ha acogido con satisfacción posicionamiento del ministro de Consumo, Alberto Garzón, respecto a la necesidad urgente de reducir el excesivo consumo de carne en España y de frenar en seco el modelo de ganadería industrial y las macrogranjas como su máximo exponente.
“La producción de carne ha crecido de forma exponencial en España, casi un 1.000% desde los años 60, frente a poco más del 150% en la UE o en otros países como Alemanía, Dinamarca o Francia”, ha afirmado Luís Ferreirim, responsable de agricultura de Greenpeace España. “Este crecimiento demencial de la producción de carne solo ha sido posible con un destructivo modelo de ganadería industrial que está dejando una nefasta huella ecológica y social,” concluye Ferreirim.
La inmensa mayoría de alimentos de origen animal producidos en España provienen de la ganadería industrial y las consecuencias están a la vista. La principal y más tangible es que la Comisión Europea haya decidido llevar a España ante el Tribunal de Justicia de la UE debido a la grave contaminación del agua por nitratos que ha dejado incluso a muchos pueblos sin agua potable. Según la Comisión, España tiene un “problema sistémico” en su sistema agroalimentario que ha llevado a esta situación. Afirma además que el 81% de las aportaciones de nutrientes a los sistemas acuáticos en Europa están provocados por la ganadería, lo que deja claro cuál es la principal causa de este grave problema. Por otro lado, el 65% de las emisiones de gases de efecto invernadero del sector agrícola (de las pocas que han crecido en 2020) y el 94% de las emisiones de amoniaco están generadas también por la ganadería. «Si la ganadería industrial es claramente la predominante en España, es también la principal responsable de estos problemas», sostiene.
“La industria cárnica y sus patronales así como algunas organizaciones agrarias y muchos responsables políticos deben de una vez dejar de torpedear toda y cada una de las declaraciones del ministro Garzón, asumir con valentía sus responsabilidades en los graves problemas ambientales y sociales que genera la ganadería industrial y escuchar a la ciudadanía que pide cada vez más productos verdaderamente sostenibles. Apostar por la ganadería ecológica es una oportunidad, pero es lamentable ver cómo muchas personas y entidades en España se siguen aferrando al destructivo modelo de ganadería industrial,” ha concluido Ferreirim.
Greenpeace apunta, por otro lado, los pasos que deben ser dados para poner freno a la ganadería industrial. El primero de todos establecer una moratoria inmediata a la ganadería industrial en todo el estado español, tanto a nuevos proyectos como a ampliaciones de los existentes así como a aquellos que están en tramitación; reducir al menos un 50% la cabaña ganadera en intensivo de aquí a 2030; reducir el excesivo consumo de carne hasta alcanzar un máximo de 300 gramos por persona a la semana, y apostar por la ganadería extensiva de base agroecológica y de pequeña escala.