Francisco Granados, presunto máximo responsable de la Púnica, mantiene una breve conversación con Arantxa Sánchez de Rivera, la responsable de las Nuevas Generaciones del PP con quien, según la Policía, posiblemente mantenía una relación sentimental , presumiblemente a espaldas de su mujer. Pocos minutos después, una llamada a un amigo. Concretamente a Javier López Madrid, yerno de Juan Miguel Villar Mir, co-consejero delegado del Grupo Villar Mir, vicepresidente ejecutivo de Ferroglobe y consejero dominical de OHL.

Siempre según el sumario de la Operación Púnica, Javier López Madrid le comenta a Granados “que la juez no se cree nada, que es un montaje policial sobre una denuncia que tiene con una mujer”. Se refiere a la denuncia interpuesta entonces por la dermatóloga de la jet set Elisa Pinto.

La conversación se dirige entonces a otros derroteros, como el famoso yate que han compartido, y que Javier está intentando vender a unos amigos. Tras un rato despachando asuntos náuticos, como la indemnización que abonar al capitán del navío, Eduardo Gaitán, vuelven al escabroso tema de la dermatóloga.

“Javier dice que está desesperado por el tema de la denuncia que tiene con esa mujer. Que es muy desagradable que tenga que ir a declarar como imputado por ese caso. Desea que la mujer que lo ha denunciado lo pase la mitad de mal que él lo está pasando”.

La llamada se produce después del acoso y apuñalamientos denunciados por la dermatóloga Elisa Pinto, con la que López Madrid ha tenido una situación extraordinariamente compleja durante los últimos tiempos, con numerosos protagonistas. Pero lo cierto es que fue mucho antes de que la historia se filtrase a los medios de comunicación, cosa que no se produjo hasta este mismo año, así que difícilmente fue la típica llamada de cortesía tras ver la información en un medio.

La conversación acaba con ambos hombres fijando una cita para cenar.

La propia doctora Pinto había subrayado la posibilidad de que Granados hubiese puesto en contacto a Javier López Madrid con el comisario José Villarejo para amedrentar a la doctora. De la comunicación registrada no se puede extraer dicha conclusión. Lo que sí queda probada, una vez más, es la relación constante y estrecha entre el directivo y Granados. Por llamadas posteriores, también la de López Madrid y otro de los implicados en la Púnica, Alejandro de Pedro.

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