De la misma forma que las Navidades empiezan en Todos los Santos, o en el Pilar, las campañas electorales parece que cada vez empiezan antes.Desde el día después de las municipales estamos viendo a Rajoy y a los principales candidatos en actos que, aunque no lo digan, tienen toda la pinta de ser campaña electoral más que actividad política. Parece que olvidan que el trabajo de los políticos es gestionar los recursos públicos y solucionar problemas, no buscar su propio acomodo.

Por desgracia los temas relacionados con la ciencia no tienen especial protagonismo en las campañas electorales, y suele ser algo mencionado de pasada en algunos debates. En el debate entre candidatos de hace unos días se trató el tema de los científicos en el exterior, pero no de la ciencia o la política científica en sí. De hecho temas que aparentemente importan a la gente como transgénicos o la alimentación ecológica no se trataron ¿o será que no le importan tanto a la gente como nos quieren hacer creer?

Dentro de este contexto pre-elecciones generales y post-municipales uno de los pocos temas «científicos» o «técnicos» que ha saltado a la palestra tiene que ver con un herbicida, concretamente el glifosato. La ciudad de Sabadell se ha declarado ciudad libre de glifosato, el ayuntamiento de Castellón declaró que iba a dejar de utilizarlo en todo el casco urbano en beneficio del acético al 20% que es natural, y diferentes organizaciones están recogiendo firmas para su prohibición. Realmente ¿debemos de preocuparnos? ¿Es el glifosato el peligro mundial del que nos van a salvar los políticos y ecologistas?

El glifosato es un herbicida desarrollado por la empresa americana Monsanto que tiene la particularidad de que inhibe de forma específica un enzima que es esencial para que las plantas sinteticen un aminoácido. La particularidad es que los animales carecemos de ese enzima. Nosotros conseguimos esos aminoácidos que sintetiza la planta comiéndonos a la planta o a animales que han comido esas plantas. Al no inhibir ningún enzima animal, su toxicidad es bastante baja, y además se degrada en poco tiempo, por lo que no se acumula en el ambiente. En su momento, a pesar de su elevado precio, fue todo un éxito ya que los herbicidas anteriores eran bastante tóxicos con numerosos perjuicios para el medio ambiente y para el agricultor. En el año 2000 la patente caducó, con lo que su precio está por los suelos, de esta manera se ha convertido en el herbicida más utilizado, no solo en agricultura, sino en jardinería y zonas urbanas. De hecho si vas a cualquier todo a cien en la sección de jardinería lo más normal es que encuentres alguna de las muchas formulaciones que contienen glifosato.

Entonces: ¿A qué se debe esta campaña? ¿Nos estamos envenenando todos? Bueno, hay que mirar las cosas de cerca. Los transgénicos que más éxito han tenido, aunque no se siembren en Europa, son la soja y el maíz RR, Roundup Ready, que son semillas tolerantes al glifosato. Esto implica que puedes hacer siembra directa, es decir, echar la semilla sobre los restos de la cosecha anterior, tirar herbicida y olvidarte. Esto ahorra laboreo y tratamiento de malezas. Y prácticamente toda la soja que importamos en Europa se ha hecho utilizando esta tecnología.

Durante 20 años los grupos ecologistas han estado tratando de encontrar problemas y peligros a los transgénicos, sin éxito. Entonces desviaron la atención, «pues vamos a por el glifosato, que como además lo inventó Monsanto como los transgénicos, se puede aprovechar toda la campaña mediática contra Monsanto.» Ahora en vez de alertar del peligro de los transgénicos hablamos de los peligros del herbicida que tiene que ver con los transgénicos. De hecho, si vais a la sección de ¿que hacemos? en greenpeace.es donde antes ponía transgénicos ahora pone «agricultura y transgénicos» y en el submenú aparece glifosato, a pesar que en Europa no se siembra ningún transgénico resistente a glifosato. Eso sí, en Europa utilizamos glifosato a mansalva. Por cierto, en la página web de Greenpeace en Estados Unidos, sección «what we do» ni aparece el glifosato ni aparecen los transgénicos. Salvar el mundo es cuestión de marketing y eso cambia de país a país.

¿Tiene lógica? Nadie utiliza herbicida por gusto. Si no utilizas glifosato utilizarás otros como paraquat o atrazinas que son mucho más tóxicos para el medio ambiente y para el que trabaja con ellos. De hecho el fabricante de las atrazinas tuvo que pagar una multa por contaminación. El propio acético al 20%, que no es vinagre (acético al 5%) es mucho más irritante que el glifosato poco eficiente. No tiene lógica hacer una campaña contra un herbicida efectivo por motivos de marketing e imagen, habiendo sustancias que están en uso y son mucho más problemáticas. Por cierto, me gustaría saber las ciudades que se han declarado libres de glifosato con qué van a tratar los parques y las cunetas de las carreteras. De no tratarse crece la maleza y esto automáticamente provoca la proliferación de las ratas y otra indeseable fauna urbana. Quizás se puede aprovechar la coyuntura. Greenpeace puede hacer un 2×1 en campañas. Así del mítico «salvad a las ballenas» pasaríamos «Salvad a las ratas. Prohibid el glifosato».

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